Desde México DF

En Latinoamérica, “menos de la mitad de los jóvenes cuenta con la información necesaria y suficiente sobre VIH”, advirtió ayer el hondureño Sergio Núñez, director para América latina y el Caribe de Onusida, al presentar aquí el informe regional 2008 de la pandemia elaborado por el organismo internacional, a cinco días del inicio de la XVII Cumbre Mundial de Sida que tendrá lugar en esta ciudad. Con este telón de fondo, Núñez hizo un llamamiento a los gobiernos a invertir en prevención y en programas de educación sexual basados en la evidencia científica. “Nuestro mensaje es la prevención y la educación. Hay que trabajar para el futuro con los jóvenes, si no, no va a haber fondos para (tratar a) todos”, alertó.

El informe que Onusida realiza cada dos años señala que en los últimos años, en la Argentina las relaciones sexuales sin protección han pasado a ser la vía principal de transmisión del VIH. Como en otros países de la región, la prevalencia del virus más elevada se ha encontrado entre los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres. La utilización de drogas inyectables tuvo como consecuencia aproximadamente sólo el 5 por ciento de las nuevas infecciones por el VIH notificadas en Buenos Aires entre 2003 y 2005, según destaca el informe.

En 2007, las nuevas infecciones por el VIH totalizaron una cifra estimada de 140 mil, con lo que el número de personas que vivían con el virus en América latina alcanzó a 1,7 millón. Se estima que en el mismo año fallecieron 63 mil personas como consecuencia de enfermedades relacionadas con el sida. Haití es el país más afectado del continente: allí la expectativa de vida como consecuencia del impacto de la epidemia del sida se ha reducido ya en dos años (en Africa, más de 10 años). Pero Haití logró bajar la prevalencia de infectados de 5 por ciento de su población al comienzo de la epidemia a 2,2 por ciento en la actualidad. “Si Haití pudo, quiere decir que se puede”, destacó la chilena Raquel Child, asesora regional en Prevención de VIH-sida del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa). La prevalencia del virus en trabajadoras sexuales también está en descenso en casi toda la región, apuntó. La última estimación muestra que la infección alcanza al 4 por ciento de las trabajadoras sexuales y al 13 por ciento de sus clientes.

–¿Se ha observado que algunos grupos en riesgo han reducido las medidas de prevención frente a la ampliación del acceso a terapias antirretrovirales, que permiten vivir con el VIH? –le preguntó PáginaI12 a Núñez.

–Sí, se ha encontrado que en algunos grupos ha habido una bajada de guardia. Por eso hay que insistir en la prevención –respondió el director para América latina y el Caribe de Onusida. Y más adelante, señaló: “En 25 años de epidemia, no es que no sepamos (cómo frenarla). Hay que poner manos a la obra”. La erradicación de la pobreza extrema y el hambre y la promoción de la equidad de género, previstos en las Metas del Milenio, son otros dos factores que permitirán mitigar la epidemia, agregó. También consideró que “el trabajo de prevención en los grupos vulnerables es esencial en Latinoamérica: tenemos que dirigirnos a clientes de trabajadoras sexuales, a trabajadoras sexuales, a hombres que tienen sexo con hombres y a usuarios de drogas”. Estos dos últimos grupos representan el 26 por ciento y el 19 por ciento de los infectados, precisó Child.

La epidemia en la región se mantiene “generalmente estable”, como pocos cambios con respecto al pasado decenio, indica el informe presentado en la Centro de Información de Naciones Unidas de esta ciudad.