Los investigadores policiales y judiciales encontraron ayer el auto que conducía quien presuntamente asesinó, de cuatro balazos, al taxista José Luis Rodríguez. El vehículo, un Volkswagen Gol Country, está a nombre de Mónica Teresa Rossetti, pero el propio taxista alcanzó a revelar, antes de morir, que quien le disparó fue un hombre. Esto puso la mira sobre el ex marido de Rossetti, el abogado Germán Rómulo Barbeito, que según los allegados a Rossetti tenía acceso al automóvil. En el garaje donde encontraron el Gol contaron que Rossetti llamó por teléfono en la madrugada del martes y pidió que guardaran el auto porque un amigo de su marido tuvo un incidente de tráfico. El caso del asesinato del taxista provocó una nueva discusión entre el ministro del Interior, Aníbal Fernández, y el jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri.

Como se sabe, el taxista Rodríguez tuvo un incidente de tránsito con el conductor del Country en la madrugada del martes. En la fiscalía afirman que el taxi tiene rastros de un choque y aunque ayer se estaban haciendo pericias sobre el Country, todo indica que la pintura de uno y otro vehículo se corresponden, lo que indica que el conductor del VW fue el protagonista del asesinato. El propio Rodríguez contó a la central de Pídalo, su empresa de radiotaxi, que el agresor fue uno solo e incluso alcanzó a dar las características del auto y la patente. Sobre esa base, la fiscal María Elena García construyó la investigación.

El VW resultó estar a nombre de Rossetti, una mujer que vive en Lomas del Mirador, a cien metros del estudio de abogados de su ex marido. Y el galpón en el que se encontró el auto, en Bartolomé Mitre 2482, de Villa Mitre, también queda allí. Anoche, el abogado de Rossetti, Aldo Truzzo, aseguró que la mujer no tuvo relación con lo ocurrido y que no sabía quién usó el auto en la madrugada del martes. Dando bastantes vueltas, finalmente Truzzo admitió que el ex marido de Rossetti, Barbeito, usaba el auto, aunque obviamente se cuidó de afirmar que lo había utilizado el martes a las dos de la mañana, cuando se produjo el asesinato. “Sí, Barbeito iba a la casa de su ex mujer a visitar a los hijos, de vez en cuando se quedaba allí y de vez en cuando usaba el auto. Ella no sabe nada más que eso”, dijo el letrado. En el galpón donde quedó el auto afirman que la mujer llamó por teléfono y pidió que guardaran el VW porque un amigo de su ex marido había tenido un incidente de tránsito.

Barbeito tiene otro elemento que le juega en contra: registra dos causas judiciales por portación de armas y es legítimo usuario de un arma cuyo calibre coincidiría con el usado en el homicidio, 380 o 9 milímetros. El asesino disparó cuatro veces y en el lugar se recogieron las vainas, de manera que si se encuentra la pistola o revólver, será sencilla la pericia.

Con todas estas evidencias a la vista, la resolución del caso parece estar cerca y habrá que ver qué resuelve la fiscal y el juez en las próximas horas. Hasta ayer a la tarde no se había emitido ninguna orden de detención, ni contra Barbeito ni contra ningún otro sospechoso. El hallazgo del auto, sin embargo, va a precipitar los acontecimientos.

El caso del taxista puso sobre el tapete otra arista inesperada. La víctima, José Luis Rodríguez, tenía frondosos antecedentes, aunque de hace más de 15 años. Su legajo incluye dos homicidios, robos reiterados, tenencia de explosivos y de armas. Un hurto ocurrió en Italia y otros delitos en Uruguay, donde estuvo preso. El delito más grave del que se lo acusó fue un homicidio calificado en 1990, pero también registra sobreseimientos y procesamientos anulados. En cualquier caso, no hay en su contra ninguna acusación desde 1992. En la pensión donde vivía, sus vecinos y la dueña del lugar sostuvieron que el hombre era muy trabajador y que “no se metía en nada”.

Con estos antecedentes, hubo versiones ayer de que todo el caso podría tratarse de una venganza. En la fiscalía no lo descartan, pero siguen insistiendo en que la principal hipótesis, casi excluyente, es que se trató de un incidente de tráfico. Los investigadores consideran, además, que resultaría extraño un ajuste de cuentas en Corrientes y Agüero, un sitio muy céntrico, en el que seguro habría testigos. De hecho, trascendió que existe un testigo presencial del momento de los disparos. Las venganzas de esa naturaleza son habitualmente en lugares aislados, cerca de las casas de las víctimas y tratando de que haya los menos testigos posibles.

En una nueva versión de la polémica de los últimos días, Macri y Aníbal Fernández volvieron a tirarse culpas mutuas. El ministro del Interior preguntó por qué se le otorgó registro con semejantes antecedentes. En verdad, para conseguir la licencia profesional, se requiere presentar un certificado del Registro Nacional de Reincidencias, pero lo cierto es que ese documento no incluye delitos cometidos hace más de diez años. Macri argumentó que una persona con antecedentes, pero que hubiera cumplido con las penas, también tiene derecho a trabajar. Desde su entorno salió la información de que Rodríguez consiguió el registro en 2006 –después de vivir en España– y que presentó el certificado del Registro de Reincidencias, sin antecedentes, seguramente porque todas sus causas ya estaban prescriptas o sobreseídas y no tenía cuentas pendientes con la Justicia. El día anterior, Macri había criticado al gobierno nacional por la supuesta falta de seguridad, al involucrar el hecho con un robo.

Más allá de los debates, el caso tendría que tener definiciones hoy. El juez, que ha sido reticente a firmar órdenes de captura, es posible que dé por válidas las evidencias que existen ahora en el expediente y convalide una detención, casi seguro la de Barbeito o algún otro hombre vinculado a Rossetti, que haya usado el VW en la madrugada del martes.