Vientos huracanados, lluvias intensas y granizo fue la combinación perfecta para una tormenta devastadora: cinco personas murieron, otras cincuenta sufrieron heridas y unas doscientas debieron ser evacuadas por el temporal que afectó sobre todo a la ciudad de Rosario, pero que azotó también al norte de la provincia de Buenos Aires, en especial a la ciudad de San Pedro y a la localidad entrerriana de Gualeguay. La tormenta causó daños materiales enormes y cortes de energía eléctrica en muchos barrios rosarinos, especialmente en los lugares más carecientes. “Muchas familias perdieron los techos de sus casas y se les inundó todo: ropa, colchones, abrigo. Ahora, tienen miedo de que vuelva a llover porque no tienen dónde pasar la noche”, relató a este diario Luis Guzmán, un vecino del barrio rosarino de Las Flores. Desde la madrugada, vecinos autoconvocados de la zona oeste de la ciudad realizaron cortes de calles en reclamo de “chapas y tirantes” para poder reparar sus viviendas.

“Todo comenzó a las 21, con una ráfaga de 90 kilómetros por hora del Sur-Sudoeste, y en la siguiente hora cayeron 46 milímetros de agua”, describió Guillermo Bernardello, jefe de operaciones de Defensa Civil de Rosario. Entonces, la tragedia en la ciudad no se hizo esperar. Un adolescente de 14 años y un hombre de 22 murieron por la caída de una gigantesca carpa montada por una iglesia evangélica, en Sorrento y avenida Provincias Unidas –en el noroeste del municipio–, que además provocó heridas a otras ocho personas. Según testigos, como la instalación tenía un gran armazón de hierro pero no tenía paredes, el viento se embolsó en la lona y descalzó los parantes, provocando el desmoronamiento de la estructura.

Otras dos víctimas fallecieron por electrocución en episodios separados. Un hombre murió al tocar un cable de alta tensión que cayó en su vivienda, mientras que un empleado de la empresa recolectora de residuos Cliba, al intentar destapar un desagüe, fue alcanzado por un cable que cayó por efecto del viento, en pleno centro de Rosario. La quinta víctima murió en la localidad de Granadero Baigorria, según confirmó el titular de Defensa Civil de Santa Fe, Marcos Scajadillo.

“Hace treinta años que vivo en Rosario y nunca vi semejante inundación”, confirmó Daniel, una vez que terminó de quitar completamente el agua de su casa en la zona céntrica de la ciudad. Según el vecino de la calle Santa Fe al 1500, “durante toda la tarde intuíamos la tormenta: hacía mucho calor y, cerca de las 8 de la noche, el cielo se llenó de nubarrones negros”. No obstante, para el secretario de Gobierno de la Municipalidad rosarina, Horacio Ghirardi, la tormenta fue “sorpresiva porque no aparecía en ningún parte meteorológico, en ningún alerta que vinculara a nuestra región”.

“A las 22 empezamos con un grupo de vecinos a parar los autos que circulaban por la calle porque el movimiento de los vehículos provocaba que entrara mucha agua en las casas y los comercios –aseguró Guzmán–. Llamamos a los bomberos, pero nadie vino.” Entonces, “algunas personas autoconvocadas cortamos las calles para que la asistencia fuera real”, continuó el habitante de Las Flores.

Tampoco en Gualeguay hubo aviso previo y el temporal provocó la voladura de techos, caída de árboles y postes eléctricos. Esta situación, según dijo el comisario Alejandro Moschen, afectó a unas “cien casas” de la zona. En tanto, la Dirección de Defensa Civil bonaerense informó que por el temporal “170 habitantes del distrito de San Pedro debieron ser asistidos” por anegamiento de sus viviendas y desprendimientos de techos de 25 casas.

Informe: Mariana Seghezzo.