La visualización del cliente y la planificación de estrategias de trabajo conjunto son los puntos clave del documento final del debate protagonizado por funcionarios de países integrantes de la Organización de los Estados Americanos expertos en trata de personas, durante el Segundo Encuentro Internacional sobre ese delito, concluido ayer en la ciudad de Buenos Aires. Ambos puntos surgieron del plan de acción argentino propuesto durante las jornadas por el Ministerio de Seguridad, Justicia y Derechos Humanos nacional. La iniciativa tiene la particularidad de que es la primera vez que se introduce la palabra “cliente” para hablar de la distribución de responsabilidades en la lucha contra las redes de trata de personas, sobre todo con fines de explotación sexual.

El documento final, cuyo boceto elaborado en Washington estuvo en manos de los participantes del encuentro al comienzo de las jornadas, “respalda lo trabajado hasta el momento en todo lo que es la lucha contra la trata de personas”, sostuvo el vicepresidente del encuentro y subsecretario de Educación y Cultura de Uruguay, Felipe Michelini.

Durante su exposición ante los representantes de países de todo el continente, el ministro de Seguridad nacional, Aníbal Fernández, abogó por la puesta de la atención en “desenmascarar al cliente de prostitución para desalentar la demanda”, ya que sin aquellos que pagan por sexo “no habría trata ni prostitución. La explotación, tanto sexual como laboral, es el motor de la trata de personas en América latina, delito que castiga con más fuerza a República Dominicana, Paraguay, Bolivia, Brasil y Argentina.

La elaboración de acciones que enfoquen el haz de luz sobre aquellos que gustan de consumir sexo ofrecido por mujeres y adolescentes que son secuestradas y obligadas por amenazas y castigos a prostituirse fue una de las medidas propuestas por la representación argentina para acabar con el círculo de oferta y demanda que alimenta las redes de trata.

Según adelantó la presidenta Cristina Fernández frente a los participantes del encuentro, la visualización del usuario de prostitución es uno de los ejes que pretende debatir Argentina a lo largo de 2009. En ese sentido, destacó que si bien el problema de la trata es “esencialmente policial, también tiene mucho de social porque sin clientes (la trata de personas) no existiría”.

El castigo para todo aquel que compra sexo es un reclamo que sostienen desde hace mucho tiempo las organizaciones sociales que luchan contra las redes de secuestro y explotación de personas con fines sexuales, delito que en Argentina provocó la desaparición de 600 mujeres y niños desde 2007 de acuerdo con reportes de esos colectivos.

En Europa, Suecia es el único país que castiga estas prácticas con multas y hasta seis meses de cárcel, desde que en 1999 puso en marcha la ley de prohibición de la compra de servicios sexuales. Si bien la propuesta argentina, adoptada a través de la firma del documento ayer al mediodía por el resto de los integrantes de la OEA, plantea la exposición de los clientes, podría considerarse un paso más en el camino hacia la experiencia sueca.

Al respecto, Michelini destacó que, así como los demás temas que conformaron el documento final, la visualización del usuario “fue debatida por los participantes, enriqueciéndose justamente”, aunque integrantes de organizaciones sociales argentinas –que formaron parte de las jornadas como oyentes– señalaron que fue uno de los puntos alrededor del que se generaron más desacuerdos.

La creación de una autoridad regional para trabajar contra este flagelo fue otro planteo surgido de la representación argentina.