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El caso remite tal vez a aquella historia que se contaba en la película Verano del 42, un clásico de los años ’70: el romance entre un adolescente y una mujer madura. Una nueva versión de esa relación despareja ocurrió en las localidades de Godoy Cruz y Guaymallén, en la provincia de Mendoza. En este caso, la pareja entabló la relación por Internet: el chico, de 15 años, se fue a vivir a la casa de la mujer, una docente de 40. La situación puso en vilo a los padres del adolescente, que al no poder impedir la relación –al parecer, por la insistencia de la mujer, pero también por la tenacidad de su hijo– resolvieron hacer la denuncia policial. Lejos de aquellas escenas románticas, éstas podrían llegar a ser consideradas como “abuso”.

Los padres del adolescentes efectuaron la denuncia en la Unidad Fiscal 8, del departamento de Guaymallén, en el Gran Mendoza, a cargo del fiscal Jorge Calle, donde se confirmó la existencia de la denuncia pero aún no se había determinado cuál era el delito a investigar.

La mujer es docente, tiene tres hijos y reside en la localidad de Godoy Cruz, también en el Gran Mendoza. El chico, en tanto, vive en el vecino Guaymallén con sus padres, quienes lo fueron a buscar hasta la casa de la mujer y lo regresaron a su hogar después de comprobar que el chico estaba viviendo allí.

La pareja se conoció a través del chat, y en poco tiempo la relación virtual que entablaron pasó a ser real: hubo una cita, algunos encuentros, hasta que el chico comenzó a visitar a la mujer en su casa y finalmente terminó viviendo allí.

Voceros judiciales revelaron que los padres sabían que su hijo había conocido a alguien a través del “messenger” y que al poco tiempo comenzó a salir con esa persona, pero creyeron que se trataba de una adolescente de Godoy Cruz.

Al principio de la relación, el muchacho se ausentaba algunas horas de su casa. Pero con el tiempo, las salidas se hicieron cada vez más prolongadas, sobre todo los fines de semana, por lo cual los padres comenzaron a preocuparse.

Fue entonces que, después de una serie de preguntas, el chico no tuvo más remedio que contar la verdad: la relación que había entablado era con una mujer de 40. “No tenemos problemas en que salga con alguien de su misma edad”, aclararon los padres, quienes resolvieron poner un límite a esta relación.

El matrimonio, primero, eligió el camino de la persuasión. Decidió reunir a la pareja y allí mismo les exigió a los dos que no se vean más. Pero la pasión pudo más y el joven no se allanó a lo resuelto por sus padres: se escapó varias veces de su casa, la última hace dos semanas.

Los padres, entonces, decidieron averiguar dónde vive la mujer. Ubicar la casa les llevó unos días. Hasta allí fueron y confirmaron su sospecha: el chico estaba en la casa de la docente. Una vez más, el padre le dijo a su hijo, pero sobre todo a la mujer, que “les prohibía seguir viéndose”, contó una fuente de la causa.

Pero el pedido no fue escuchado por la docente, que mantenía contacto con el menor a través de distintos medios: como los padres le habían cortado al chico el acceso a Internet, la mujer le enviaba correspondencia por vía postal.

Fue ante esa situación que el matrimonio resolvió acudir a la policía y llevar su denuncia a la fiscalía de turno. Los funcionarios que le tomaron declaración aún no determinaron cuál es la conducta a investigar y si existe algún delito en perjuicio del chico.