En el marco de una Semana Santa atravesada por una polémica mundial, el presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, el arzobispo Robert Zollitsch, admitió ayer que hubo “errores” en la actuación de la Iglesia Católica en relación al escándalo que se desprendió de las acusaciones por abusos sexuales pedófilos por parte de religiosos y a menudo encubiertos por su jerarquía. Además, Zollitsch reconoció que en décadas pasadas la institución eclesiástica “prestó poca ayuda a las víctimas de abusos” y aseguró que “a partir de ahora serán escuchadas y atendidas como se merecen”.

El escándalo por la pederastia, en el que está involucrado desde hace unas semanas el clero católico alemán, se extiende a otros países de Europa y América rápidamente. El papa Benedicto XVI condenó firmemente esos abusos pero él mismo –durante su tiempo como arzobispo– fue implicado en la polémica, acusado de haber hecho la vista gorda sobre abusos sexuales cometidos por religiosos hace algunas décadas.

En medio de una Semana Santa polémica, el arzobispo Zollitsch reconoció, en la ceremonia de ayer, que hubo fallas en el proceder de la Iglesia en relación con el escándalo de pedofilia y propuso tomar al Viernes Santo como “un nuevo comienzo que necesitamos con urgencia”. Este tema, en el que están implicados religiosos, “nos llena de tristeza, pavor y de vergüenza”, admitió. “Hoy somos conscientes de que nuestra ayuda a las víctimas no bastó”, reconoció. Por lo que aseguró un cambio de actitud por parte de la Iglesia para brindar una mejor asistencia a los damnificados, por ejemplo a través del empleo de la línea telefónica anónima que se abrió esta misma semana.

Durante las celebraciones religiosas también hubo quienes volvieron a expresar su defensa frente a las críticas contra la institución eclesiástica. Frente a Benedicto XVI, que presidía la liturgia de la Pasión de Cristo en la basílica de San Pedro, Raniero Cantalamessa, el predicador de la Casa Pontificia, aseguró que los “bombardeos contra la Iglesia” hacen recordar “los aspectos más penosos del antisemitismo”. En la misma sintonía, el Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam) acusó a algunos medios de comunicación internacionales de divulgar “reconstrucciones falsas” y “calumniosas” sobre la actitud de Benedicto XVI. “Contrariamente a lo que algunos medios de prensa han divulgado, la actitud del entonces cardenal Joseph Ratzinger –el actual Papa– en relación con los casos de abuso sexual fue siempre muy severa, como testimonian las personas que trabajaron con él”, asegura el comunicado de Celam firmado por el arzobispo brasileño Raymundo Damasceno Assis.

En otro punto del mapa, una decena de víctimas de sacerdotes pedófilos manifestaron ayer su indignación frente a la catedral San Patricio de Nueva York, en Estados Unidos. “Junto a varios otros, hoy quiero demostrar que las víctimas ya no se quedarán en silencio”, sostuvo un norteamericano de 47 años que dijo haber sido abusado durante años por un sacerdote cuando era niño.

Frente a las palabras pronunciadas por el sacerdote Cantalamessa, que comparó las críticas que recibió la Iglesia por abusos sexuales con el antisemitismo, las víctimas estadounidenses y un representante del judaísmo expresaron su rotunda desaprobación. “Esto hace mal al corazón, ver que un responsable de alto rango del Vaticano, una persona informada, hace observaciones tan duras, que son un insulto tanto a las víctimas de las agresiones sexuales como a los judíos”, declaró en un comunicado David Clohessy, que dirige el grupo de defensa de los damnificados por sacerdotes pedófilos, Survivors Network of those Abused by Priests (SNAP).

“El Vaticano no parece haber aprendido la lección y a pesar de los escándalos reafirma el celibato con más vigor. Las tesis del Papa son equivocadas”, afirmó el teólogo brasileño Leonardo Boff, del movimiento de la Teología de la Liberación y actualmente el máximo referente en América latina de la Teología de la Ecología. Así, exigió la suspensión de ese precepto religioso y propuso que fuera optativo para los sacerdotes.

Boff fue alumno de Ratzinger en los años ’70, cuando realizó estudios de Teología en Alemania. Luego, tras ser sancionado por el actual Papa cuando éste era prefecto de la Fe del Vaticano, Boff dejó los hábitos. La Iglesia debe “abrirse” al mundo y asimilar “las pulsiones de la sexualidad”, opinó el teólogo, que sostuvo además que la pedofilia es “más que una vergüenza” para la Iglesia, que contrajo una “deuda impagable con los menores que fueron abusados bajo el manto de credibilidad de los religiosos”.