Organizaciones defensoras de niños y adolescentes denunciaron en Naciones Unidas que el cura Julio César Grassi, condenado por abuso sexual y corrupción de menores, tiene permiso de la Justicia para estar en contacto con los chicos de la Fundación Felices los Niños. Nora Shulman, titular del Comité Argentino de Derechos del Niño, querellante en la causa, confirmó ayer la presentación ante el Comité de Derechos del Niño de la ONU. Shulman consideró que “más allá de que el cura lo use o no, el permiso para entrar a la fundación es una aberración” y agregó que “cuestiona la posibilidad de que Grassi entre al lugar donde se cometieron los abusos”, como lo dispuso el Tribunal Oral Nº 1 de Morón hace 10 meses, cuando fue condenado, aunque quedó en libertad.