El intendente de San Miguel, Joaquín de la Torre, piensa que en su distrito hay más discotecas de las necesarias. Hace dos años y medio empezó a controlar el ingreso de menores de edad y ahora, cuando la cantidad de emergencias en la guardia del hospital bajó de 12 a 2 pacientes por fin de semana, su secretario de Gobierno, Alfonso Coll Areco, recibió amenazas. “Los inspectores fueron a un boliche que tiene 52 clausuras y sigue abriendo igual y en medio de un clima pesado, con los patovicas dando vueltas, el dueño le gritó: ‘No es con vos, pero a Coll Areco lo vamos a matar’”, relata el intendente, con su secretario al lado, en la oficina de un estudio de abogados del microcentro porteño.

Las amenazas, asegura el intendente, siguieron a través de los asesores del municipio y este fin de semana podría haber incidentes en la calle Tribulato, epicentro de los boliches que convocan, por fin de semana, 70 mil adolescentes. “La cosa es en serio, correte de esto”, fue el mensaje que alguien, según Coll Areco, le hizo llegar a una asesora del intendente. “Nosotros tratamos de acomodar y acotar la noche, fue difícil porque es algo que nos sobrepasaba pero lo logramos”, comenta De la Torre. Sin embargo, el caso del dueño del boliche que habría proferido la amenaza llegó demasiado lejos: hasta los tribunales de San Martín, donde el juez Jorge Ocampo acaba de permitir que el empresario reabra El Nodo, una de sus discotecas.

“El argumento principal del juez es que nosotros estamos siendo arbitrarios, que lo perseguimos a él más que a los demás, pero no discute la cuestión de fondo”, dice el intendente. El Nodo tiene capacidad para dos mil personas y es uno de los boliches más importantes de la zona. Poco Loco tiene la particularidad de ser una disco que abre los lunes por la noche y a la que van empleados jerárquicos y jefes de otros boliches que trabajan durante el fin de semana: es un boliche de boliches. Cuando lo clausuran, comenta el secretario del intendente, la fiesta se muda a El Nodo y viceversa.

“El problema es que estos dos boliches violaron sistemáticamente las clausuras, además de debernos mucha plata de impuestos. En lo judicial, el propietario perdió en primera y segunda instancia y ahora se presentó en otro tribunal y consiguió la reapertura, lo que realmente resulta vergonzoso porque el juez parece tener poco sentido y conocimiento de la realidad”, afirma el intendente, quien fue felicitado días atrás por el gobernador Daniel Scioli por el éxito de su política de nocturnidad. “Scioli le dijo que la ley de nocturnidad se había inspirado en todo lo que se hizo en San Miguel”, desliza su secretario de Gobierno.

El respaldo judicial, para De la Torre, resulta imprescindible en este tema porque para controlar todos los boliches hacen falta 300 inspectores, un gasto que el municipio no puede afrontar. De momento, la bonaerense despliega un importante operativo de seguridad cada fin de semana y al menos una vez al mes, Gendarmería envía refuerzos a la calle Tribulato, donde hay alrededor de 50 boliches. A modo de reflexión, el intendente señala que “el problema de la noche es el día, nosotros tratamos de ver por qué los jóvenes tienen ganas de reventarse cuando llega el fin de semana, porque esos problemas se arrastran en el día a día”.

En su defensa, el empresario le dijo al juez que “existen otros comercios que desarrollan igual actividad que el actor, que a pesar de encontrarse en igual situación, adeudan el mencionado tributo e incluso se hallan administrativamente inhabilitados provisoriamente, continuaron funcionando, realizando su actividad con el avenimiento del Municipio”. El juez, según consta en la apelación redactada por los abogados del municipio, no corrió vista de las pruebas presentadas ni del expediente en sí. “Es decir, no nos permitió defendernos como es debido. Obviamente, ya recusamos al juez”, informó De la Torre.