Sábado, 24 de abril de 2010 | Hoy
SOCIEDAD › OTRO OBISPO RENUNCIó POR CASOS DE ABUSO SEXUAL
Se trata del obispo de Brujas, Bélgica, quien confesó en una carta dirigida al Papa que cuando era “un simple sacerdote” abusó sexualmente de un joven.
La saga de casos de abuso sexual perpetrados por integrantes de la Iglesia Católica tuvo ayer un nuevo capítulo. Por la mañana, el papa Benedicto XVI aceptó la renuncia del obispo de la ciudad de Brujas (Bélgica), monseñor Joseph Vangheluwe, quien en una carta confesó haber abusado sexualmente de un joven cuando era “un simple sacerdote”. En tanto, el gobierno alemán activó su plan de apoyo a las víctimas de la pederastia, en busca de soluciones a la compleja situación judicial dado que la mayoría de los casos prescribieron como delito.
La dimisión del prelado belga se produce un día después de que el Papa aceptara la renuncia del obispo irlandés James Moriarty, obispo de Kildare y Leighlin, quien había renunciado el 3 de diciembre pasado, tras ser acusado expresamente en el “informe Murphy” de haber encubierto, cuando era prelado auxiliar de Dublín, los abusos sexuales y daños infligidos a menores por clérigos de la arquidiócesis de la capital irlandesa.
Después de conocerse dos investigaciones oficiales irlandesas –el “informe Ryan” y el “informe Murphy”– que develaron los abusos sexuales sufridos por niños durante 70 años, sobre todo en la arquidiócesis de Dublín, Moriarty fue el tercer obispo en renunciar a su cargo eclesiástico acusado de encubrimiento. Los otros dos, Eamonn Walsh y Ray Field, también presentaron su dimisión y se espera que en fechas próximas el papa Ratzinger las acepte.
La confesión y renuncia del obispo de la ciudad de Brujas, monseñor Vangheluwe, fue divulgada ayer públicamente en una declaración oficial que difundió la sala de prensa del Vaticano.
“Cuando era todavía un simple sacerdote y por un cierto tiempo al inicio de mi episcopado, abusé sexualmente de un joven del ambiente cercano a mí”, dijo la carta de Vangheluwe. Agregó que le pidió perdón a la víctima, así como a su familia, pero esto “no los ha pacificado, ni tampoco a mí”. Según el obispo, “la tempestad mediática de estas últimas semanas”, cuando se multiplicaron denuncias de crímenes sexuales por parte de miembros de la Iglesia Católica, “ha reforzado el trauma”, por lo que “no es posible continuar en esta situación”.
Además, el prelado belga insistió en pedir disculpas a su víctima, a su familia, “a toda la comunidad católica y a la sociedad en general”. “He presentado mi dimisión como obispo de Brujas al papa Benedicto XVI”, confesó en la carta y, el comunicado papal agregó que fue aceptada ayer.
El cese fue adoptado por Benedicto XVI en conformidad con el artículo 401/2 del Código de Derecho Canónico, por el que “se ruega encarecidamente” a los obispos diocesanos que presenten su renuncia “si por enfermedad u otra causa grave quedase disminuida su capacidad para desempeñarlo”.
A través de un comunicado también hecho público ayer por el Vaticano, el arzobispo de Malinas-Bruselas (jefe de los obispos belgas), André Joseph Leonard, admitió que el caso del obispo de Brujas “es muy serio”. En igual tono de preocupación que monseñor Vangheluwe, Leonard destacó que han pensado “en primer lugar” en “la víctima y sus familias” porque han vivido un “largo calvario que es posible que todavía no haya terminado”. Respecto de Vangheluwe, el arzobispo Leonard dijo que el ex obispo tiene el derecho, como todas las personas, a la conversión “confiando en la misericordia de Dios” y que “por respeto hacia la víctima y su familia y hacia la verdad ha dimitido”.
De todas maneras y como la Iglesia belga quiere contribuir al “restablecimiento” de la víctima, Leonard reiteró la “transparencia” del Vaticano para atender los casos de abusos sexuales de menores por parte del clero, dejando atrás la época “en la que se prefería la solución del silencio o encubrimiento”.
Por su parte, ayer el gobierno alemán activó su plan de apoyo a las víctimas de la pederastia. “Muchos de esos delitos habrán prescripto, pero la responsabilidad de auxiliar a sus víctimas no prescribe”, declaró la ministra de la Familia, Kristina Schröder, al inaugurar las sesiones de la mesa de trabajo creada para el esclarecimiento de los centenares de casos de abusos sexuales contra niños revelados en los últimos meses en Alemania. Hasta el momento, no hay un cómputo claro de víctimas: desde que estalló el primer escándalo –a finales de enero, en una escuela de elite jesuita de Berlín– ha habido un goteo casi diario de otros casos hasta alcanzar todas las diócesis alemanas.
A los casos de abusos sexuales se sumaron revelaciones acerca de violencia física en las escuelas, cuyo caso más flagrante derivó en la dimisión el jueves último del obispo de Augsburgo, Walter Mixa, tras admitir que siendo párroco maltrató físicamente a niños de una residencia infantil en Baviera. Ambas cuestiones, la brutalidad física y los abusos sexuales, han disminuido la confianza de los alemanes en el Papa y la Iglesia Católica. Según una encuesta de la televisión pública ZDF, un 82 por ciento de los alemanes considera que el Vaticano no ha adoptado las medidas pertinentes frente a la pederastia y apenas un 12 por ciento considera que sí ha actuado con la debida contundencia.
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