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“Ellos daban vueltas por la zona, hasta que veían a una mujer sola, más o menos arreglada y con un lindo auto. Entonces le tiraban su vehículo encima y a punta de pistola la obligaban a conducir hasta un cajero y a pedirle un rescate a su familia”, contó el subcomisario Angel Becerra, titular de la delegación de investigaciones de Pilar. De esta forma actuaba la banda de secuestradores que en el día de ayer fue desbaratada por la policía y por la que quedaron detenidos dos hombres y sus parejas adolescentes, que hasta usaban las joyas de las víctimas.
Desde mediados de noviembre la zona de Pilar se había convertido en un lugar muy inseguro, sobre todo para aquellas mujeres que se movilizaran solas en su vehículo, durante los fines de semana. Apenas cruzaban la puerta de sus lujosos countries, se convertían en posibles víctimas de
Darío Núñez, de 24 años, y Gustavo Ibarra, de 21, quienes recorrían las calles con la intención de raptar a alguna de estas damas.
Tal fue el caso de Marcela Salta, quien fue secuestrada el 13 de noviembre pasado a la salida del country El Barranco, de Pilar, y por quien se pagaron 3.000 dólares de rescate. O el de Norma Maturana, del country Los Lagartos, secuestrada 4 días después del primer hecho, y por quien, luego de 8 horas de cautiverio, se pagaron 8.000 dólares.
Esta situación, que se repitió cuatro veces más de idéntica manera, comenzó a preocupar a los investigadores, quienes por las características del hecho no lograban hallar a los delincuentes. “Estos muchachos hacían muy pocos llamados a la familia y mantenían cautiva a la víctima en movimiento, por lo que era muy difícil atraparlos”, explicó Becerra. Hasta que finalmente, el sábado último, cometieron un error. Usaron su celular para pedir el rescate y la llamada fue interceptada por la policía.
“Los capturamos el lunes en Grand Bourg, en una tienda de teléfonos celulares donde habían ido a comprar un aparato para reemplazar el que habían usado el sábado en el secuestro”, aclaró el uniformado. Una vez detenidos, se llamó a las víctimas para que los reconocieran, y ayer se allanaron sus domicilios, donde cada uno vivía con sus novias, ambas de 17 años, quienes también quedaron imputadas en la causa. “Cuando allanamos los domicilios, las encontramos, además de con plata, con los anillos y las alhajas de las víctimas puestas. Por ello quedaron implicadas”, finalizó Becerra.