Miércoles, 23 de marzo de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › EL ESTUDIO DEL FBI EN EL CASO DALMASSO LIBERA AL HIJO DE NORA Y AL PINTOR, PERO DETECTA OTROS RASTROS
El FBI no encontró rastros de ADN de Facundo Macarrón, hijo de la víctima, ni del pintor Gastón Zárate, hasta ahora los dos únicos sospechados. El estudio arroja la presencia de dos perfiles genéticos de personas desconocidas para la causa.
Por Raúl Kollmann
El estudio de ADN realizado por el FBI produjo más resultados de los esperados. El texto, abierto y traducido ayer a la tarde en la capital cordobesa dejó algunos elementos en claro. En primer lugar, que no hay rastros genéticos del pintor Gastón Zárate. Pese a que en su contra había importantes elementos de prueba, el estudio del FBI lo desvincula y todo indica que el fiscal Javier Di Santo desistirá de acusarlo. En segundo lugar, la agencia norteamericana concluyó que en la vulva de Nora Dalmasso había perfil genético perteneciente a Marcelo Macarrón, el marido de Norita. Esto significa que en el cuerpo de la mujer, encontrada muerta el domingo 26 de noviembre de 2006, quedó el rastro de una relación sexual mantenida en la noche del lunes anterior. En otras muestras estudiadas por el FBI, en la bata, el cinturón de la bata y la sábana de abajo, se descubrieron también perfiles genéticos correspondientes al linaje Macarrón. La lógica indica que también son de Marcelo, aunque eso no se pudo precisar. Por último, en dos muestras de la sábana de abajo el FBI encontró rastros genéticos de dos personas que no figuran ni entre los sospechosos ni entre los que estuvieron en la escena del crimen, después de hallado el cuerpo. Esos perfiles podrían pertenecer al asesino o a los asesinos, pero también podrían corresponder a alguien que lavó, dobló o tuvo en sus manos las sábanas en esos días o alguien que en los laboratorios manipuló esas muestras.
Nora Dalmasso fue asesinada en la madrugada del sábado 25 de noviembre en su casa del barrio Golf de Río Cuarto. Para el fiscal y buena parte de los forenses, el homicidio se produjo después de una violación, por lo que Di Santo acusó al hijo de Nora, Facundo, y al pintor Zárate por homicidio y abuso sexual con acceso carnal. Las alternativas eran –y son– básicamente dos: que Dalmasso le abrió la puerta a alguien conocido o que un individuo que tuvo accesos anteriores a la casa –tal vez porque trabajaba allí– entró por una ventana que da al balcón del primer piso.
Los fundamentos de las acusaciones hasta ahora eran las siguientes:
- A Facundo Macarrón se lo imputó porque el primer estudio de ADN realizado por el FBI determinó que en la escena del crimen había perfiles genéticos del linaje Macarrón. Como el padre de Facundo y marido de Nora, Marcelo Macarrón, estaba en Punta del Este y el abuelo tenía una coartada sin fisuras, Di Santo acusó a Facundo con el grado de sospecha leve. Esa imputación siempre fue muy dudosa porque el joven vivía y estudiaba en Córdoba capital y nadie lo vio aquella noche en Río Cuarto. Además, no hay un solo testigo que diera algún indicio sobre una relación incestuosa entre la madre y el hijo.
- A Gastón Zárate se lo acusó porque hay muchas evidencias de que tuvo en su poder uno de los celulares que desaparecieron de la casa de Norita. El aparato era propiedad de la hija, Valentina, que estaba en Estados Unidos. Además, había denuncias en su contra por violencia doméstica, incluyendo denuncias de su madre porque le pegó patadas en la cabeza y su novia, que fue agredida más de una vez. Las denuncias se radicaron en las respectivas comisarías. Y a esto se sumaba a que, ante sus amigos, Zárate alardeaba con que Dalmasso quería mantener una relación con él, que estaba desesperada por seducirlo. Sobre la base de esos elementos, Di Santo también imputó a Zárate con el grado de sospecha leve.
Lo cierto es que el informe del FBI clarifica bastante la situación de ambos. Por de pronto, en todas las muestras recogidas en la escena del crimen –en la bata, el cinturón de la bata, la vulva y las sábanas– no aparece el ADN de Zárate. Esto lo dejaría afuera de la causa, es decir que casi seguro el fiscal lo desvinculará de la acusación. No tiene ninguna prueba contra él, más allá de los indicios enunciados y que no son concluyentes. En principio, los investigadores sospechan que se robó el celular de Valentina el día anterior al asesinato. El aparato estaba apagado en un cajón, justamente porque la chica estaba en el exterior.
Respecto de Facundo, el informe del FBI determina que existe perfil genético de Marcelo Macarrón en la vulva de Norita. El traumatólogo declaró en su momento que mantuvo una relación sexual con su esposa en la noche del lunes al martes. Después, el jueves, viajó a Punta del Este y permaneció allí hasta después del crimen. Hasta el momento los genetistas estaban divididos sobre un punto: si podían quedar o no rastros genéticos de una relación sexual mantenida en la noche del lunes en un cuerpo hallado cinco días después, el domingo. Y ello pese a que Norita era muy cuidadosa con su higiene. La respuesta ahora parece ser afirmativa, porque el rastro genético corresponde a Marcelo Macarrón. A menos que el marido haya vuelto desde Punta del Este en forma clandestina, haya matado a su mujer y vuelto al balneario uruguayo. Por ahora esta hipótesis está descartada, porque está claro que Macarrón jugó el campeonato de golf y no tuvo tiempo de matar a Dalmasso a las tres de la mañana del sábado y luego regresar a Punta del Este y jugar el torneo de golf ese mismo día. De todas maneras, el fiscal Di Santo volverá a investigar esa posibilidad.
El estudio del FBI traducido ayer indica que hay rastros del perfil Macarrón en la bata, en el cinturón de la bata y en la sábana de abajo, pero la agencia norteamericana no pudo determinar a quién corresponden, si a Facundo, a Marcelo o a Félix, padre de Marcelo y abuelo de Facundo. Sin embargo, la lógica indica que si en la vulva se encontró perfil genético de Marcelo, las demás muestras también deberían corresponderle. En todo caso, parece no haber elementos para mantener la acusación contra Facundo. El fiscal Di Santo lo evaluará, pero es casi seguro que también el hijo de Nora sea desvinculado de la causa.
Por último, quedan dos perfiles genéticos masculinos detectados en dos recortes, denominados C9 y C10 de la sábana de abajo. No son recortes de una zona crítica de la sábana, es decir del lugar más cercano al cuerpo de Dalmasso. Di Santo tendrá que analizar con cuidado si esos perfiles en ese lugar pueden tener o no que ver con el homicidio. Y en este punto se abren dos posibilidades:
- Que se correspondan con el asesino o los dos asesinos. Sobre ello se tejen varias hipótesis (ver aparte).
- Que esos dos ADN completos provengan de una contaminación. Está claro que esos perfiles genéticos no se corresponden con ninguna de las 28 personas a las que se les extrajo sangre y que fueron, además de los sospechosos, los que estuvieron en la escena del crimen. En ese listado de 28 se incluyó hasta el fiscal y todos los policías, forenses, enfermeros y el personal que ingresó en la habitación donde encontraron a Nora. Pero la contaminación pudo haberse producido en otro momento. Por ejemplo, alguien que haya doblado, planchado o llevado las sábanas. Y no son pocos los que creen que la contaminación puede provenir de quienes tuvieron en sus manos los estudios genéticos.
Al final de la jornada de ayer, en Córdoba, quedó una doble sensación. Por un lado, el estudio sirvió para aclarar bastante la situación de los dos acusados. Por el otro lado, creció mucho la posibilidad de que el asesinato de Nora Dalmasso quede impune.
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