SOCIEDAD › “ANTIPREMIO” PARA LA ARGENTINA EN LA REUNION MUNDIAL ANTITABACO

Los campeones del “Cenicero Sucio”

La alianza que reúne a 180 ONGs antitabaco del mundo consideró que la Argentina tiene, por su cercanía con las tabacaleras, la peor postura de los 191 países que están presentes en Ginebra.

La Argentina ha recibido el Premio “Cenicero Sucio”: 180 organizaciones no gubernamentales de todo el mundo la eligieron, entre 191 países, para esa distinción sarcástica, como consecuencia de la postura de la delegación argentina en la reunión que, en Ginebra, procura establecer un Convenio Marco para el Control del Tabaco. Según las ONGs –integrantes de la Alianza que representa a la sociedad civil en la reunión–, esa postura se alinea con la posición de las multinacionales del tabaco: la Argentina pidió que el convenio que resulte pueda ser firmado “con reservas” y -acusan las entidades– pretendería subordinar el Convenio –cuyos propósitos son sanitarios– a previos tratados comerciales que favorecen a la industria. Al mismo tiempo, la delegación argentina admitió que el tabaco mata a 45.000 personas por año en el país. Un representante de las ONGs y también el presidente de la Fundación Cardiológica Argentina acusan al representante de la Secretaría de Agricultura en la delegación argentina de defender los intereses de las tabacaleras. La reunión continuará sus deliberaciones hasta fin de mes.
En su edición del sábado pasado, Página/12 había anticipado la preocupación de las ONGs por la peligrosa proximidad de la delegación argentina a la posición del lobby de las grandes tabacaleras. El “Cenicero Sucio” es “la distinción que identifica a la delegación que ha tenido la peor actuación en defender el derecho a la vida y a la salud humana, durante cada día de negociación”, según sus otorgantes, que constituyen la “Alianza para el Convenio Marco”, integrada por más de 180 organizaciones de salud y de protección al consumidor en todo el mundo, “que representa a la sociedad civil que vigila el accionar de los gobiernos en estas negociaciones”; la Argentina la recibió por su posición del lunes, primer día de las negociaciones que, tras más de dos años de reuniones preparatorias, empezaron en Ginebra y se prolongarán hasta el viernes 28.
Según el texto producido por la Alianza para el Convenio Marco, “la exposición argentina tiene intrínsecamente una gran contradicción: por un lado destaca la magnitud y severidad del problema en el país –mata a 45.000 personas por año y fuma el 40 por ciento de la población–, y por otro no apoya las medidas que han demostrado efectividad para enfrentar esta mortal epidemia, aduciendo el ‘beneficio económico’ que el comercio del tabaco genera. Pero, ¿cuánto cuesta el tratamiento, rehabilitación y subsidio durante la enfermedad de los cientos de miles de personas que deben ser asistidas por el sistema de salud y de previsión argentinos por causa de las enfermedades crónicas causadas por el tabaco?”
Eduardo Bianco, coordinador para Sudamérica de la Alianza para el Convenio Marco, lo resumió así para este diario: “El lunes, la exposición argentina procuró reintroducir criterios que consagran los intereses comerciales por encima de la salud”. Entre éstos, mencionó “la solicitud de que el tratado que resulte de las deliberaciones pueda suscribirse ‘con reservas’ que permitan a los países no aplicar determinados artículos”. Bianco destacó que “el tratado no debe admitir reservas y quien lo firme debe comprometerse a aplicarlo; de otro modo, perdería la fuerza necesaria”.
Otro aspecto destacado por los especialistas es que “el uso de términos como ‘light’ o ‘mild’ en las marquillas debe prohibirse porque suscita el engaño de un uso seguro del tabaco. Pero –advirtió Bianco– las multinacionales tabacaleras aprovechan los acuerdos comerciales previos para litigar contra los países que fijan esa prohibición, con el argumento de que ‘no se puede prohibir la libertad de expresión comercial’. Por eso este convenio, para proteger la salud pública, sólo será efectivo si se le confiere prioridad sobre otros acuerdos de nivel comercial. Sin embargo la delegación argentina se opone con el argumento, grato a las tabacaleras, de que cuestionar la libertad comercial ‘favorecería el proteccionismo’”.
Bianco insistió en que “la posición de la delegación argentina está guiada por el representante de la Secretaría de Agricultura, Eugenio Corradini (director de Reconversión de Areas Tabacaleras), que representalos intereses de la industria. Su argumento de que la reducción del consumo de tabaco restaría fuentes de trabajo en el país es doblemente falso: por una parte, está demostrado que, cuando caen los gastos por consumo de tabaco, los fondos que así se liberan crean puestos de trabajo con más densidad de mano de obra; además, la caída en los consumos no se da en un corte súbito sino en el plazo de una generación humana”.
Según el representante de las ONGs, “a quien favorece la posición argentina es a la industria, como lo muestra la negativa a aumentar los impuestos al tabaco: un aumento del 10 por ciento en los impuestos, al subir el precio hace caer un 4 por ciento la demanda: la gente fuma menos y el Estado recauda más, pero, claro, las empresas no ganan tanto”.
Una alta fuente de la Cancillería argentina admitió ante este diario que “antes de que la delegación viajara, tuvimos reuniones con los representantes de la industria tabacalera y de las cámaras de tabaco de las provincias, para recoger todas las opiniones. En la Argentina hay siete provincias que dependen en buena medida de la producción de tabaco. Lo que planteamos es la creación de un fondo internacional al que se pueda recurrir para sustituir los cultivos”. En cuanto a la firma “con reservas”, estimó que “si los países no pueden efectuar reservas a ciertos aspectos del convenio, entonces no van a firmarlo o a ratificarlo: es mejor un convenio flexible para que pueda entrar en vigor”.
La postura de apoyo a la industria del tabaco en la que –según las ONGs– se destaca la Argentina, alinea también a Estados Unidos, Japón y Alemania, los tres países donde se hallan las mayores empresas tabacaleras, que a su vez acordaron una acción conjunta de lobby para frenar las medidas antitabáquicas.

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La delegación argentina fue la más criticada el lunes pasado, primer día de deliberaciones.
 
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