SOCIEDAD › UN CURA HARA UN MOVIMIENTO HOMOSEXUAL EN LA IGLESIA

La batalla del sacerdote gay

José Mantero, de 39 años, el primer cura que reconoció abiertamente en España su homosexualidad, pagó cara la revelación. El obispo de Huelva, Ignacio Noguer, lo sancionó con la retirada de la licencia para ejercer el ministerio del sacerdocio por haberse situado “fuera de la disciplina de la Iglesia en materia de suma gravedad y de escándalo para los fieles”. Mantero se mostró, poco después de conocer la noticia, “demasiado afectado”, aunque no arrepentido de haber dado el paso: criticó con severidad a los obispos que descalificaron y anunció que creará un movimiento gay dentro de la Iglesia católica.
El párroco de Valverde del Camino (Huelva), protagonista estos días de una intensa peregrinación por diferentes medios de comunicación para explicar los motivos que lo llevaron a salir del armario, no podrá, a partir de ahora, celebrar misas, ni los sacramentos, ni tampoco predicar. El obispo Noguer le prohibió la práctica de cualquier actividad eclesial. A través de una carta dirigida a sus “queridos sacerdotes y fieles”, el prelado justifica su decisión en que Mantero se ha situado fuera de la disciplina de la Iglesia “al abandonar bruscamente su servicio parroquial y mantener, con publicidad y propaganda, la ruptura de su compromiso celibatario”.
El sacerdote dijo en rueda de prensa que quiere seguir siendo cura pues, a su juicio, “es perfectamente compatible el ser sacerdote con desarrollar una vida sexual activa, que no salvaje, sino normal”, aunque indicó que actualmente no tenía pareja.
Mantero señaló que con su confesión pública sobre su preferencia sexual, buscó abrir un debate sobre la homosexualidad y el celibato: “No soy iluso y sé que cuesta sacar adelante los cambios en la Iglesia, y que esto no funciona por períodos de años, sino de milenios”.
La decisión del obispado no extrañó a los vecinos de Valverde del Camino, que siguen considerando al cura Mantero como “un hombre educado, correcto y que cumple con su trabajo”. Este reiteró ayer su firme propósito de regresar al pueblo donde ejercía de vicario parroquial para encontrarse con sus fieles, aunque sin anunciar una fecha concreta.
Mantero dijo que no sabe de qué vivirá a partir de ahora, que no cobra ni cobrará “nada por ninguna entrevista” y que las declamaciones del portavoz de la Conferencia Episcopal, Juan José Asenjo, que calificó la homosexualidad como “un desorden moral”, y las del obispo de MondoñedoFerror, José Gea Escolano, llamando “enfermos” a los homosexuales, “pueden ser difamatorias”.
“Llamar a los gays y lesbianas enfermos no sólo es propio de un enfermo mental sino de juzgado de guardia”, dijo Mantero antes de asegurar que muchos sacerdotes lo habían llamado estos días para “darle las gracias”. Ser homosexual “no es ser un enfermo, ni desviado, ni invertido, ni es un desarreglo moral, sino un hecho totalmente natural”, sostuvo. “En el plano cristiano no solamente no es pecado, sino que es un don de Dios, al igual que lo es el ser lesbiana o heterosexual. Dios no quiere que el homosexual se arrepienta de serlo”, afirmó.

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