“Nada nos devolverá sus vidas, pero podemos evitar que ocurra nuevamente.” Esa es la meta que guía a los familiares de los nueve estudiantes y la docente del porteño colegio Ecos que fallecieron en un hecho ocurrido el 8 de octubre de 2006, en Santa Fe, cuando el micro en el que regresaban a Buenos Aires –luego de una misión solidaria en una escuela chaqueña– chocó con un camión cuyo conductor estaba alcoholizado (ver aparte). Las víctimas fueron recordadas ayer, en el Día del Estudiante Solidario, instituido a partir de la tragedia, con un recital en el Parque San Benito, en Figueroa Alcorta y Pampa. Bajo un cielo que amenazaba con una lluvia inminente que finalmente no se dio, León Gieco, Los Tipitos, Rally Barrionuevo y Los Auténticos Decadentes le pusieron música al homenaje. Además de reunir donaciones entre los asistentes, para repartir luego en escuelas de cuatro provincias, los organizadores brindaron información a Página/12 acerca del libro Despertar conciencia vial, destinado a estudiantes secundarios, que fue editado “para crear conciencia y evitar que se repitan estos hechos que no son accidentes, porque hubo causas y porque hubo responsables”.

Las autoras son las licenciadas Alejandra Cucien, Alba Sáenz y Lucila de la Serna. La presentación del libro se hizo en La Pampa, donde su lectura fue incorporada a las materias de los alumnos de cuarto y quinto año del colegio secundario. “La idea es que los jóvenes sean los que se encarguen de concientizar a los jóvenes sobre cosas tan importantes como usar casco si vas en una moto, sobre no cruzar con la luz roja o sobre bajarse de un auto si el que maneja está alcoholizado”, dice Lucila de la Serna, mamá de Benjamín, uno de los chicos fallecidos.

“Lo que queremos con el libro es apuntar al futuro, de aquí a veinte años, para que se empiece a reflexionar, a debatir, a concientizar sobre la necesidad de cuidar nuestra propia vida y respetar la vida del otro”, sostienen las responsables del trabajo. Una primera edición de 2500 ejemplares ya fue repartida en los colegios y ahora se prepara una segunda. Las recomendaciones del libro están contenidas en historietas donde se muestra, por ejemplo, cómo un matrimonio cuida amorosamente a su hijo pequeño mientras están en la casa, pero luego lo lleva en el auto, en el asiento trasero, sin el cinturón de seguridad.

Sergio Kohen, el padre de Nicolás, otra de las víctimas, dijo que con festivales como el realizado ayer se sacan “un poco la tristeza, porque ahora nos decidimos a realizar cosas que sirvan como mensaje. Ya hicimos cuatro festivales y por la convocatoria que hemos conseguido, nos damos cuenta de que el mensaje ha sido tomado por mucha gente. Lo que queremos es que esto se vea reflejado en la vía pública, en los hechos concretos”.

León Gieco fue uno de los primeros en actuar en un escenario montado muy cerca del monumento a Güemes. El artista santafesino, luego acompañado por el grupo D-Mente, abrió su actuación con su tema “La memoria”, que recuerda una serie de tragedias argentinas, desde los desaparecidos durante la dictadura hasta las muertes en el atentado contra la AMIA. La emoción se hizo más intensa cuando interpretó la canción “8 de Octubre”, dedicado a los chicos de Ecos, un tema instrumental de Luis Alberto Spinetta al que Gieco le puso letra.

“Cada 8 de octubre es un desafío. Es de gran tristeza, pero sacamos fuerza buscando una gratificación creando conciencia para lograr así una reparación”, comentó Kohen. El festival de ayer comenzó temprano con espectáculos infantiles de la programación de Pakapaka. Se reunieron muchos jóvenes y familias enteras alrededor del mate y las facturas. Los organizadores recibieron donaciones de leche en polvo, azúcar, arroz y otros alimentos no perecederos que serán repartidos entre escuelas de Corrientes, Chaco, Santiago del Estero y Jujuy. “Continuamos haciendo lo que venían de hacer nuestros hijos en 2006: practicando la solidaridad. Lo hacemos para mantener presentes a Benjamín, Daniela, Delfina, a Federico, a las dos Julietas, a Justine, Nicolás y Mariana”, concluyó.