Jueves, 3 de noviembre de 2011 | Hoy
SOCIEDAD › CUATRO REFERENTES DE LA CAMPAñA POR EL ABORTO ANALIZAN EL AVANCE PARLAMENTARIO
Las cuatro mujeres que integran la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito siguieron de cerca el debate del martes en la Comisión de Diputados. Aquí, su evaluación y el análisis de un momento histórico.
Por Mariana Carbajal
Todavía les dura la emoción por el histórico debate legislativo por la despenalización del aborto del martes en la Comisión de Legislación Penal. Una es filósofa, otra sindicalista, una psicoanalista y otra docente. Son cuatro referentes de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, de tres provincias distintas –Mendoza, Chaco y Neuquén– y la ciudad de Buenos Aires, con un largo recorrido en la defensa de los derechos de las mujeres en sus territorios. Tres de ellas siguieron el debate en los alrededores del Congreso y en la propia sala donde sesionó la Comisión de Legislación Penal. La cuarta no pudo viajar y estuvo conectada y al tanto de las novedades a través de SMS. En diálogo con Página/12 contaron sus vivencias de una jornada para el recuerdo y reflexionaron sobre el camino recorrido y el momento político en que se encuentra el debate por la legalización del aborto.
Alejandra Ciriza es investigadora independiente del Conicet y directora del Instituto de Estudios de Género (Idege) de la Universidad Nacional de Cuyo, vive en la ciudad de Mendoza y el martes se mezcló entre los y las manifestantes de pañuelo verde en Riobamba y Rivadavia. Tere Cubells, del Espacio de Género del Frente Grande y secretaria de Derechos Humanos de la CTA-Chaco, llegó desde Resistencia. Ruth Zurbriggen es docente, miembro de la Colectiva La Revuelta y se quedó en Neuquén, donde armó un programa especial de radio para acompañar la discusión en Diputados. Martha Rosenberg, la única porteña de las cuatro, es fundadora del Foro por los Derechos Reproductivos, y estuvo junto a otras integrantes de la Campaña, en la sala del Anexo de Diputados, donde se llevó adelante la reunión de Legislación Penal.
–¿Cómo vivió la jornada? –le preguntó este diario a Ciriza.
–Recorrí la calle conversando, alrededor del Congreso, expectante. Había grupos que se renovaban de manera permanente, en una suerte de extraña feria donde cantábamos, agitábamos nuestros pañuelos verdes, pendientes de los comentarios que nos hacían llegar quienes habían ingresado y pudieron presenciar el debate. Impacientes y atentas. Otra compañera que vive en Trelew, y que es médica, caminaba por Rivadavia y al llegar a Riobamba se encontró con un grupo de fundamentalistas que afirmaban que deberíamos, quienes defendemos el derecho de las mujeres a decidir sobre nuestros cuerpos, concurrir a la Academia Nacional de Medicina. Allí, decía la señora, aprenderíamos sobre el crimen que se comete al abortar. Stella se acercó y le dijo a la mujer que ella era médica y estaba a favor del derecho de las mujeres a interrumpir embarazos inoportunos. La mujer la increpó preguntándole dónde había dejado ella su Juramento Hipocrático. Precisamente, respondió Stella, porque lo tengo presente es que estoy a favor de que se legalice el aborto a fin de impedir muertes y daños evitables, ligados a la clandestinidad e inseguridad a que quedan condenadas las mujeres debido a la penalización de la práctica. La mujer le contestó: ojalá muriesen todas las mujeres que abortan. Stella me relató lo sucedido y esa pequeña historia quedó en mi cabeza... mezclada con las imágenes mortíferas que las /los militantes católicos/as habían adherido a los muros de la ciudad. A lo largo de la tarde pude ver, en el grupo que, con banderas rojas y argentinas se manifestaba en contra de la interrupción del embarazo, a Cecilia Pando. En la noche, durante un reportaje, Myriam Bregman, querellante en las causas por delitos de lesa humanidad, refirió que Astiz le había reprochado su defensa del derecho al aborto como “ataque del derecho a la vida”. Pando, Astiz, esa mujer desconocida disparando muerte por la boca. Los carteles ensangrentados. Me pregunto de qué vida hablan quienes son perpetradores, cómplices y partidarios de quienes cometieron delitos de lesa humanidad, qué idea de vida tiene alguien que reserva para el embrión un humanismo intransigente mientras desea a otra mujer la muerte sólo porque no actúa como a ella le parece que se debería actuar.
Rosenberg estuvo presente en la reunión de Legislación Penal. “El dictamen es un triunfo de nuestra Campaña –evaluó– y deberá contar como antecedente para cualquier próximo paso legislativo. Especialmente para la bancada mayoritaria del FpV, que ayer (por el martes) estuvo notablemente ausente de la reunión de Legislación Penal. Indudablemente también debe ser tenido en cuenta en la formulación de las políticas de salud pública y educación que forman parte de nuestro lema: ‘Educación sexual para decidir. Anticonceptivos para no abortar. Aborto legal para no morir’.”
Zurbriggen intentó viajar a Buenos Aires hasta último momento, pero por cuestiones laborales finalmente no pudo. “Me sumé a Radioactivas Especial, el programa articulado entre integrantes de La Revuelta y periodistas del diario digital 8300: va los sábados pero habíamos logrado que en la Radio Universidad nos cedieran dos horas de aire al servicio de la previa al debate, salimos de 13 a 15. Y en ese programa hubo algo especial, la voz de un defensor penal de Neuquén, Raúl Caferra. Por primera vez las revueltas tomábamos contacto con él. Al escucharlo, pensé: pase lo que pase, vamos bien. Prácticamente todos sus argumentos expresados al aire fueron los que venimos instalando desde la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto”, comentó Zurbriggen. Estuvo en contacto por celular con otras integrantes de la Campaña que estaban en Legislación Penal. Como tantas, también lagrimeó cuando se anunció la firma del dictamen.
Cubells estuvo en la calle y también en la reunión.
–¿Cómo ve el momento actual del debate en el país?
–Entiendo que el debate público en general se abrió, sobre éste y otros temas, especialmente por una revalorización de lo público y de la política. La mejor herencia del kirchnerismo –más allá de las importantes medidas que se tomaron en los últimos años– es haber generado condiciones para debates más profundos. Que se hayan hecho posibles cuestiones como el juicio a los asesinos de la dictadura, la ley de medios, la Asignación Universal por Hijo y el matrimonio igualitario –entre otras– permitió que muchos sectores populares salgan a dar el debate sobre derechos conculcados. El aborto, por años, fue un debate subterráneo, casi una utopía. La concreción de otras ‘utopías’ liberó el debate y quitó el miedo a darlo a cara descubierta.
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