Comerciantes de la calle Florida volvieron a bloquear ayer el tránsito en el centro porteño para reclamar al Gobierno de la Ciudad la reglamentación de la ley que limita la venta callejera, mientras que los llamados “manteros” repudiaron la protesta y pidieron una “solución de fondo”.

En la protesta de los comerciantes, que estuvieron separados de los vendedores por un cordón policial, estuvo el presidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), Osvaldo Cornide, quien responsabilizó a funcionarios porteños por eventuales “enfrentamientos” con los “manteros”. “Las leyes actuales ya posibilitan resolver el tema de la venta ilegal” en Capital Federal, dijo el dirigente empresario, aludiendo a la posible falta de voluntad para resolver el problema. “Mientras, (el ministro de Espacio Público, Diego) Santilli y (el jefe de Gabinete, Horacio) Rodríguez Larreta, en vez de dialogar, nos agreden.”

Rodríguez Larreta, a través de su cuenta de Twitter, sostuvo que “la ley da un plazo de 120 días para que los manteros desalojen la calle, pedíamos una ley más contundente pero esto es lo que se votó”. El funcionario prometió que va a “ayudar y proteger a los comerciantes de la calle Florida, la ley que se aprobó es un avance en este sentido”.

El corte de tránsito de los comerciantes se concretó a las 9 en el cruce de Corrientes y Florida, donde instalaron una mesa que atravesó la avenida durante más de una hora. Al lugar concurrieron vendedores que portaban cruces negras con la inscripción “Macri ladrón” y un féretro de cartón. “Se quiere que los desocupados sean desocupados de por vida”, expresó uno de los vendedores, mientras otros silbaban el discurso de Cornide. “Estamos buscando una solución de fondo, no un parche más”.

En un comunicado, la CAME sostiene que “nunca el espacio público de la Ciudad estuvo tan invadido por la venta clandestina como ahora” y expresó que “hace dos años había 1000 vendedores ilegales en las calles y en la actualidad se registran 3784”. Al mismo tiempo, continúa, “se reportan 48 mercados informales denominados saladitas, en los que funcionan 2754 locales”. La entidad sostiene que el gobierno porteño “tiene todas las herramientas legales para combatir el avance de la venta ilegal”.

“Retiro es una réplica de La Salada, donde se venden remeras, jeans, buzos e indumentaria de primeras marcas pero a un cuarto del valor de lo que se venden en el comercio”, advierte el documento. Y la Costanera Norte y Sur “están colmadas de carritos sin controles sanitarios que venden alimentos al público”. Esa actividad, advierte, “se ha extendido a muchas plazas y espacios verdes, como se puede ver en el Planetario, en los Bosques de Palermo y en diversos barrios de Buenos Aires”. Y agrega que en zonas como Once “está plagado de manteros y saladitas que venden indumentaria, relojería y productos electrónicos que ingresan de contrabando a la Argentina”. “La presencia clandestina se triplicó en sólo cuatro meses y en 2011 habrán facturado más de 2500 millones de pesos.”