Miércoles, 18 de abril de 2012 | Hoy
SOCIEDAD › UN TESTIMONIO QUE COMPROMETE LA CONEXIóN POLICIAL EN TUCUMáN
En el juicio por Marita Verón, la testigo Norma M. dijo que el policía Andrada, sospechado de participar en el secuestro, la iba a buscar a su domicilio para trasladarla a los prostíbulos de La Rioja. De todos modos, el fiscal la acusó de falso testimonio.
Por Carlos Rodríguez
Desde San Miguel de Tucumán
Norma M. (38), quien se mostró nerviosa y muy cautelosa al declarar frente los jueces de la Sala II de la Cámara Penal de Tucumán, de todos modos reconoció al imputado ex policía Domingo Andrada (39) como la persona que en más de una oportunidad vino a buscarla a su domicilio, en esta ciudad, para trasladarla a La Rioja, por pedido de los encargados del prostíbulo Candilejas, donde la testigo dijo haberse desempeñado como “copera” en los años en que Marita Verón estuvo allí secuestrada. En una nueva jornada del juicio donde son juzgadas trece personas por la desaparición de la joven tucumana, la sesión se vio una vez más plagada de interrupciones por parte de los defensores de los imputados, cuya estrategia parece basarse en el asedio permanente al fiscal, a los querellantes y en forma directa o indirecta a los testigos. “Con su permiso, señor presidente”, es la frase más usada por los defensores, para objetar sin fundamentos serios las preguntas de la parte acusadora o las respuestas de los testigos. Norma M., a pesar de sus vacilaciones, brindó un dato considerado importante por los querellantes y la Fiscalía, dado que en la acusación se sostiene que el ex policía Andrada fue quien llevó por la fuerza a Marita Verón desde Tucumán hacia los prostíbulos riojanos.
De todos modos, a pesar de la evaluación positiva que se hizo de una parte del testimonio de Norma M., el fiscal Manuel López Rouge solicitó a los jueces que abran contra ella una causa por supuesto “falso testimonio”, por entender que habría actuado cuando menos en forma reticente porque habría rehusado dar detalles sobre el maltrato que recibían las mujeres que estaban en los prostíbulos riojanos, sobre todo de parte de Andrada, que a pesar de estar en funciones como policía en el año 2002, cuando se produjo la desaparición de Marita Verón, trabajaba sin problemas para el también acusado Carlos Alberto Luna (38), dueño de los prostíbulos El Desafío, Candy y Candilejas, donde fue vista la joven.
El otro testigo de la sesión de ayer fue Pablo Medina, un hombre que se encuentra actualmente detenido –goza de salidas transitorias de viernes a domingo–, quien en cierta ocasión fue preso luego de tener un entredicho que terminó a los golpes y a los tiros con el ex policía Andrada. En la pelea cuerpo a cuerpo, Medina logró quitarle el arma reglamentaria a Andrada, que vestía de civil y que llevaba consigo dinero destinado presuntamente a la paga de los “servicios sexuales” brindados por mujeres que “trabajaban” en los prostíbulos riojanos. Según Medina, en la disputa le manoteó el arma al policía y se escapó un balazo que rozó el cuero cabelludo de Andrada. Los dos fueron detenidos esa noche en la brigada de la policía de Tucumán, pero lo curioso fue que el que quedó preso fue Andrada, mientras que a Medina lo dejaron salir, aunque tiempo después cayó de nuevo y fue condenado a siete años y medio de cárcel por homicidio y robo calificado, según reconoció ante el tribunal.
Medina relató que la noche de la pelea salió a perseguir a Andrada, luego de que un hombre al que identificó sólo como Sugus y que es hermano de la testigo Norma M. le hiciera saber que por el barrio donde ambos vivían entonces andaba una persona (el ex policía) que llevaba mucho dinero en los bolsillos. “Sabían que yo era ladrón”, dijo Medina como justificando el dato que le había pasado Sugus. Esa noche Medina no tenía intenciones de robar a nadie, sino de saber si parte de ese dinero estaba destinado a su pareja de entonces, Rosa del Valle González, quien se había ido a Catamarca, todo parece indicar que para “trabajar” en un prostíbulo.
La testigo Norma M., en el primer turno de la sesión de ayer, declaró que ella y Rosa del Valle González habían “trabajado” antes como prostitutas en distintas provincias. Como ejemplo de la reticencia con la que testimonió Norma M., vale decir que tardó mucho tiempo en admitir que ella y Rosa del Valle eran “comadres” (la hija de la primera es ahijada de la segunda). A pesar de reconocer esa relación cercana entre ambas, de todos modos dijo que no conocía a Medina, quien entonces era la pareja de su “comadre”. La testigo declaró que la pelea entre los dos hombres fue porque Andrada “había venido para llevarse a la mujer de Medina”. En lo personal, Norma M. admitió que “sólo una vez” Andrada había ido a buscarla para llevarla al prostíbulo de La Rioja, pero negó que la haya tratado con violencia. Sin embargo, después reconoció que hubo otras ocasiones, al menos dos más. Una vez dijo que “se olvidó de ir” porque estaba “entretenida en las maquinitas” (en aparente alusión al Bingo) y en otra ocasión “se escondió” para que Andrada no la encontrara.
Norma M., al ser consultada sobre si vio a Marita Verón en los prostíbulos de La Rioja, respondió en forma negativa y aseguró incluso que nunca supo de nadie que estuviera en esos lugares “privada de su libertad” o “en contra de su voluntad”. Ella sostuvo que si bien se había prostituido “por propia decisión” en Tucumán y en Catamarca, en cambio en La Rioja sólo fue “copera”, es decir que compartía “copas y charlas”, sin llegar a tener relaciones sexuales. Admitió que las “dos o tres veces” que estuvo en Candilejas se quedó trabajando “quince, veinte días o un mes” y que se quedaba a dormir en el lugar “sola en una habitación”, al igual que “todas las otras mujeres”. Por esa razón afirmó que nunca habló con Marita Verón, que nunca la conoció siquiera y que tampoco oyó hablar de ella.
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