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El caso de la muerte de las dos adolescentes salteñas, Yanina Nüesch y María Luján Peñalva, sigue dando pasos aunque no todos en la misma dirección. Anoche, la familia Peñalva salió a cruzar la investigación declarando en una conferencia de prensa su desconfianza sobre las medidas tomadas hasta ahora. Una buena parte de sus reclamos tiene lógica: en principio, que no hayan permitido reconocer el lugar a ninguno de ellos ni participar en la autopsia. Otra parte, en cambio, muestra dudas que pueden considerarse lógicas para quien aún no tuvo acceso al expediente. Por otro lado, el juez Farah pidió analizar una mancha de sangre hallada en el pantalón de una de las chicas. También tomó declaración a una pareja amiga de las jóvenes, al novio de María Luján y a un amigo de Yanina. Dos de esas declaraciones fueron informativas, un paso más cerca de la imputación que el testimonio. Hacia la hipótesis del suicidio se sumó una prueba importante: la encargada de una ferretería entregó al juez una soga semejante a la que dijo haber vendido a las chicas.

Ayer por la noche, los familiares de María Luján Peñalva dieron una conferencia de prensa. La tía enumeró una serie de puntos oscuros en la investigación: mencionó que no se habían realizado fotos ni films del lugar donde fueron hallados los cuerpos; que no había forma en que las chicas alcanzaran la rama de la que aparecieron colgadas, a dos metros y medio de altura; que la soga había sido pasada dos veces alrededor de la rama con mucha prolijidad ya que no se rompió otra rama que ofrecía un obstáculo; que los habían llamado para participar de la autopsia y cuando se presentaron no les permitieron ingresar y se preguntaban por qué, de ser cierto el intercambio de SMS entre Exequiel y María Luján el sábado de madrugada, no lo aportó el propio Exequiel para ayudar el mismo sábado a la búsqueda.

En la línea del doble homicidio, Farah pidió analizar una mancha de sangre hallada en el pantalón de una de las chicas. El dato por sí solo es suficiente para multiplicar el tono de los reclamos, pero no alcanza para más, ya que una mancha de sangre no quiere decir nada por sí sola. Debería estar acompañada de estimación de antigüedad, a quién pertenecía y por qué estaría aislada si es que era una sola.

Con prolijidad, el juez informó que por el momento mantenía la carátula de muerte dudosa.