Siete policías fueron detenidos ayer acusados del homicidio de Daniel Solano, un trabajador golondrina salteño que había viajado a Lamarque, Río Negro, en noviembre pasado para trabajar en el campo y desapareció en Choele Choel, luego de haber sido expulsado de una disco por integrantes de la funesta policía rionegrina. La medida fue ordenada por el juez de la causa, Víctor Soto, concretada por Gendarmería Nacional y con el apoyo del gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, quien sostuvo que no va a “permitir” que los efectivos ahora apresados sigan dentro de la fuerza. Las detenciones se produjeron luego de que el juez modificara la carátula de la causa de “desaparición de personas” a “investigación de homicidio” a partir de las pruebas presentadas por el fiscal Guillermo Bodrato, entre ellas la declaración de un policía arrepentido. Weretilneck ratificó su “absoluto respaldo al juez Víctor Soto y al fiscal Guillermo Bodrato” y sostuvo que “el gobierno de Río Negro pone a disposición de la Justicia todos los elementos y las acciones posibles en búsqueda de la verdad y la Justicia. Hay que llevar adelante la investigación y no puede permitirse la impunidad. Es inadmisible que un integrante de la policía no respete los derechos humanos o no respete a las personas”.