Viernes, 26 de abril de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › ANUNCIAN QUE LA CIUDAD REDUJO EN UN 29 POR CIENTO LA BASURA QUE ENVIA A RELLENO
El gobierno porteño aseguró que se cumplió la segunda meta del compromiso con la provincia de Buenos Aires. Polémica entre el ministro de Ambiente, Diego Santilli, y Greenpeace por las propuestas para incinerar residuos o utilizarlos como combustibles.
Por Eduardo Videla
El Gobierno de la Ciudad anunció ayer que logró reducir un 29 por ciento la cantidad de residuos que envía a relleno sanitario, con lo cual habría cumplido una de las metas fijadas en su compromiso con la provincia de Buenos Aires. La nueva disminución se produjo por la puesta en marcha, el 1º de marzo, de una planta de tratamiento de residuos áridos, como se denominan los escombros y otros desperdicios de la construcción. El ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santilli, descartó además que se vaya a utilizar la incineración como parte del tratamiento de residuos porteños, aunque admitió que las ofertas presentadas por las empresas para construir una nueva planta incluyen el uso de residuos como combustible, propuesta que está a consideración de las organizaciones que integran la Mesa de Basura Cero de la Ciudad. No hubo anuncios, en cambio, sobre la demorada separación domiciliaria de residuos.
Santilli informó sobre la reducción de la cantidad de basura enviada a rellenos sanitarios acompañado por su par de la provincia, el titular del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible, Hugo Bilbao, y frente a las principales autoridades de Ceamse, el organismo que integran ambas jurisdicciones, encargado de gestionar la disposición final de basura.
“En la primera quincena de marzo, la Ciudad envió a enterrar un promedio de 4220 toneladas por día. Esto quiere decir que logramos cumplir la meta de reducir un 29 por ciento sobre las seis mil toneladas diarias establecidas como línea de base”, enunció Santilli.
El compromiso había surgido después de que, el 29 de noviembre último, el gobernador Daniel Scioli le dio un ultimátum al jefe de Gobierno, Mauricio Macri, para que, de una vez por todas, comience a aplicar la Ley de Basura Cero y reduzca la cantidad de residuos que envía para enterrar en la provincia de Buenos Aires. El acuerdo se firmó el 4 de diciembre: la Ciudad se comprometió entonces a reducir un 10 por ciento a partir del 1º de enero y un 29 por ciento a partir de 1º de marzo. A partir del 1º de junio, la disminución debería ser del 31 por ciento; en noviembre, del 44 por ciento; y en junio de 2014 debería llegarse al 78 por ciento. Los cálculos se hacen en base a las seis mil toneladas diarias que, en promedio, envía la Ciudad cada día a los rellenos sanitarios.
La primera reducción se logró con la puesta en marcha de la planta TMB (Tratamiento Mecánico Biológico), que es de la Ciudad, pero funciona en José León Suárez. Allí se procesan mil toneladas diarias, de las cuales se “recuperan” unas 600. La segunda, anunciada ayer, se obtuvo con la puesta en funcionamiento de la planta de tratamiento de áridos, ubicada en la avenida Varela y Janner, frente a la cancha de San Lorenzo, en el Bajo Flores. Se trata de un predio de cinco hectáreas, donde funcionan dos “plantas transitorias” gestionadas por la UTE Cascotera Vélez Sarsfield–EVA SA, a la espera de la construcción de una definitiva. Funciona las 24 horas del día, de lunes a viernes, y los sábados hasta las 19, y recibe en promedio 600 volquetes diarios. Esa planta, según información oficial, recupera más de mil toneladas diarias de escombro, tierra y piedra molida, materiales que luego son vendidos por la concesionaria.
“Otras tres mil toneladas van a ser tratadas con una nueva planta de tratamiento de residuos húmedos que está en licitación, y ya fueron presentadas cinco ofertas”, informó Santilli.
Ante una consulta de este diario sobre las objeciones que la organización ambientalista Greenpeace hizo a esas propuestas, el ministro negó que las ofertas incluyan la posibilidad de incineración de residuos. Pero luego admitió que entre ellas se incluyen “técnicas como la pirólisis o la conversión de basura en combustible para hornos cementeros, que están a consideración de las organizaciones que integran la Mesa de Basura Cero”.
Al respecto, Consuelo Bilbao, directora política de Greenpeace, comentó –ante una consulta de Página/12– que “de las cinco propuestas, cuatro contemplan directa o indirectamente la incineración, por lo cual ni siquiera deberían ser consideradas, tendrían que ser rechazadas de plano, ya que contravienen la Ley de Basura Cero, que prohíbe que los residuos generados en la Ciudad sean incinerados”. La pirólisis, explicó Bilbao, “consiste en la reducción de los residuos mediante altas temperaturas, y en Europa está equiparada a la incineración”.
La dirigente ambientalista admitió que en países europeos como Alemania o Suecia se utiliza la basura como combustible, “pero lo hacen después de implementar una fuerte reducción para reciclado: por ejemplo, Alemania reduce el 60 por ciento de la basura que genera y además implementan un fuerte monitoreo de las emisiones, cosa que aquí no existe”.
Según Bilbao –que no tiene ningún parentesco con el ministro provincial–, de las cinco propuestas presentadas en la licitación, “sólo una se ajusta a lo que establece la ley, que es la implementación de biodigestores para el tratamiento de residuos orgánicos”. En cuanto a la incineración sostuvo que, si bien está prohibida, “la ley permite considerarla una vez que se alcance una reducción del 75 por ciento, una cifra de la que todavía estamos muy lejos”.
Por último advirtió sobre “la demora en implementar la separación domiciliaria de residuos” que, para las organizaciones ambientalistas, constituye el mecanismo más eficiente para la reducción de la basura.
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