SOCIEDAD › EN DOS SEMANAS LICITAN LAS OBRAS PARA REMODELAR EL PARQUE LEZAMA

Otro parque porteño detrás de las rejas

El ministro de Ambiente y Espacio Público Diego Santilli confirmó que la obra de “puesta en valor” del parque incluye el enrejado de “gran parte” de ese espacio. Aseguró que se hicieron “diez reuniones con organizaciones vecinales” y admitió que algunas están en contra.

 Por Eduardo Videla

Primero fue el Parque Centenario. Ahora es el turno del Lezama. El ministro de Ambiente y Espacio Público, Diego Santilli, confirmó ayer a Página/12 que la obra para la remodelación del tradicional espacio verde de San Telmo, que incluye el enrejado casi total del parque, será licitada el próximo 10 de mayo. La obra es resistida por organizaciones vecinales, algunas de las cuales ayer se manifestaron en uno de los 22 cortes de calles que se registraron en la ciudad, en defensa de los espacios públicos.

No se trata de una propuesta nueva. El proyecto data de 2008, cuando el ministro del área era Juan Pablo Piccardo, y fue adelantado por este diario en diciembre de ese año. Tras pasar un largo tiempo en cuarteles de invierno, fue reflotado en pleno año electoral.

“Se trata de recrear el parque de hace más de medio siglo, de 1950, con la instalación de falsos históricos, que son en realidad imitaciones de las rejas que existían en aquel momento”, dijo Santilli a este diario.

Desde la Asamblea de Parque Lezama rechazan el enrejado de ese espacio verde, que consideran una “medida antipopular y privatista”. También manifiestan su preocupación por la posible desa-parición de las canchas de fútbol ubicadas sobre la calle Martín García y “la transformación del anfiteatro del parque, donde se organizan espectáculos populares, en un espejo de agua”, según advirtió Mario González, vocero de la Asamblea.

Al respecto, ante una consulta de este diario, Santilli confirmó que “se remodelará el anfiteatro, que seguirá teniendo esa función”, pero aclaró que contará con “una fuente o espejo de agua”, como tenía originalmente.

Para los integrantes de la Asamblea, la medida, además, es inconsulta. Y reclaman porque a una reunión convocada el martes último los funcionarios porteños no asistieron.

“Hicimos ya diez reuniones con organizaciones vecinales”, replicó Santilli, aunque admitió que “no todas están de acuerdo con el enrejado”.

–¿Se va a enrejar todo el perímetro del parque? –preguntó este diario.

–Gran parte –respondió el ministro

Monumento histórico

El Parque Lezama es monumento histórico nacional, ya que todo indica que en ese lugar se produjo la primera fundación de Buenos Aires. Se trata de casi ocho hectáreas ubicadas en una barranca, en el perímetro de Brasil, Defensa, Martín García y Paseo Colón. Los caminos internos fueron diseñados, entre otros, por el paisajista francés Carlos Thays, en 1904, aunque muchos de esos recorridos se perdieron con las sucesivas remodelaciones.

Para el diseño del proyecto se recurrió a fotos periodísticas de distintas épocas. En algunas de ellas puede verse la reja original, instalada en parte por quien fue el dueño de ese espacio en los primeros tiempos de la ciudad, el empresario y coleccionista salteño Gregorio Lezama. Es decir, cuando lo que hoy es un parque era una propiedad privada. De acuerdo con otros artículos, la reja fue removida en 1931, cuando primó el concepto del uso público de los espacios verdes. Por ese entonces tenía una base de cemento de unos setenta centímetros de altura.

Lezama y su familia vivían en la casona que hoy es sede del Museo Histórico Nacional y lo que hoy es un parque eran los jardines de la vivienda. Cuando el dueño de casa falleció, en 1894, su esposa vendió la propiedad al Estado, que lo transformó en un parque público.

El Lezama es desde 1997 monumento histórico nacional y no se le puede hacer ninguna modificación a su fisonomía sin el visto bueno de la Comisión Nacional de Monumentos Históricos. “Tenemos esa aprobación”, dijo Santilli.

Reclamos vecinales

“El Gobierno de la Ciudad, explicitando una vez más su desprecio por los espacios verdes públicos como patrimonio cultural, lugar de encuentro y de relación entre los vecinos, presentó el 27 de marzo un escueto proyecto de ‘puesta en valor del parque’, prometiendo convocarnos a una mesa de trabajo y diálogo conjunto”, reprochan los vecinos de la Asamblea de Parque Lezama. Los integrantes de esa organización reclaman porque hasta ahora nunca fueron invitados a participar en esas instancias.

“La situación en la que se encuentra el Parque Lezama es la viva demostración de cómo una serie de administraciones de distintos signos se han puesto de acuerdo para transformar este jardín de la ciudad en un terreno baldío”, manifestaron en una declaración. Es que para los vecinos, al igual que ocurrió con el Centenario, el parque fue abandonado para justificar la intervención anunciada.

“No queremos jardines que deban ser disfrutados tras las rejas. Dentro del mandato constitucional de no disminuir los espacios verdes también está implícita la no restricción de su acceso a la sociedad. No existe ley que autorice a impedir el uso del parque en determinadas horas. Las rejas no garantizan la seguridad ni colaboran para ello. La seguridad de un parque está dada por su mantenimiento, un plan de manejo participativo, un buen alumbrado, la existencia de guardaparques y la utilización intensa por parte de la ciudadanía”, propusieron. Hasta ahora, no fueron escuchados.

Sin embargo, aseguran que lograron que “el máximo órgano de participación comunal de los vecinos, el Consejo Consultivo de la Comuna 1, se exprese por unanimidad en contra del enrejado”.

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Paseo Colón y Martín García, corte contra las rejas del Lezama, en el marco de las protestas en la ciudad.
Imagen: Jorge Larrosa
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