Viernes, 5 de julio de 2013 | Hoy
SOCIEDAD › OPINIóN
Por Jorge Berguier * y Enrique Samar **
El Ministerio de Educación de la Nación, junto al Consejo Federal de Ministros de Educación de las 24 jurisdicciones, resolvió lanzar el debate sobre cómo construir una “nueva escuela secundaria” (NES), que garantice el ingreso, la permanencia y la titulación con la adquisición de todos los contenidos previstos de todos los jóvenes.
En la CABA, el tándem Macri/Bullrich lo interpretó como la oportunidad de “eliminar” Historia argentina y Geografía en los 4º y 5º años de las escuelas de la ciudad y establecer sólo un espacio curricular denominado “Ciencias Sociales” en 4º año, de carácter opcional entre otras disciplinas, que obliga a optar por una u otra asignatura según criterio de cada institución escolar. Esta modificación curricular que pretende el Gobierno de la Ciudad contiene un claro recorte y simplificación de los contenidos que corresponden a las ciencias sociales en los años superiores del nivel secundario.
Compartimos el punto de vista del documento de la Junta Departamental de Geografía de la UBA: “La enseñanza de la Geografía constituye uno de los pilares del desarrollo del pensamiento crítico de adolescentes y jóvenes, que debe fortalecerse hacia el final de la educación secundaria, ya que propone un análisis cada vez más profundo y complejo de las dimensiones política, sociodemográfica, ambiental, cultural y económica de los territorios a escala local, regional, nacional y mundial. El abordaje de los problemas ambientales y territoriales de las sociedades contemporáneas y el análisis crítico de la organización de los territorios latinoamericano y argentino sólo puede alcanzarse con mayor profundidad y complejidad en los años superiores del ciclo secundario”.
Con respecto a Historia, la extrema importancia de su enseñanza excede en mucho las pocas o muchas horas semanales en las que el profesor de Historia está frente a cada curso.
¿Es lo mismo saber o no saber que el presidente de la Primera Junta nació en Potosí? ¿Acaso no es importante tener la posibilidad de preguntarse por qué Artigas inició su testamento con la formula “Yo, José Gervasio Artigas, argentino de la Banda Oriental”? ¿No es fundamental conocer las propuestas económicas de Belgrano tanto o más que repetir que fue el creador de la bandera?
La importancia de la historia argentina y de su enseñanza transversal quedó demostrada hace pocos días, cuando la comunidad educativa de una escuela media (de reingreso) de Parque Patricios le colocó a su escuela el nombre de Norberto Morresi, vecino del barrio desaparecido por la dictadura genocida. Durante el proceso de nominación, un verdadero proyecto educativo institucional, los alumnos afirmaron su sentido de pertenencia a la escuela y aprehendieron de verdad derechos humanos, historia argentina (reciente) y formación ética y ciudadana (aprendieron las metodologías y los pasos para la imposición de nombre a una escuela). Y lo aprehendieron a partir de acciones concretas de investigación y debate.
Lo mismo sucedió recientemente con la Escuela Primaria Nº 15 del Distrito 6º, de La Rioja 660, en el barrio de Balvanera, que dejó de llamarse Ramón L. Falcón, el jefe de la Policía que en 1909 ordenó una sangrienta represión contra trabajadores en huelga que dejó once muertos y 40 heridos. Maestros, alumnos, padres y vecinos votaron entre distintas propuestas y finalmente decidieron que se llamará Jorge Luis Chinetti. Su nuevo nombre homenajea a un docente de educación física desaparecido durante la última dictadura cívico-militar.
Esta discusión sobre la importancia de la historia argentina y su aprendizaje transversal puede ayudar a que todas las escuelas medias debatan sobre si es justo que varias escuelas de la CABA (incluido un “profesorado”) se sigan llamando Julio Argentino Roca o Bartolomé Mitre.
Otro ejemplo lo dieron los alumnos y docentes de escuelas primarias públicas del sur de la ciudad, que investigaron sobre el Bicentenario de la Asamblea del Año XIII y las Instrucciones de Artigas, debatieron sobre la esclavitud de ayer y de hoy y armaron un espectáculo murguero rioplatense.
Ellos nos están diciendo que los cambios necesarios en la educación deben partir de las escuelas, de las aulas, de los docentes que están todos los días con la tiza, y por supuesto que nada se puede esperar de un Ministerio de Educación de la Ciudad que, como denunció Gustavo Lesbegueris el jueves 27, organiza una jornada para supervisores dictada por la Pontificia Universidad Católica Argentina y capacitación a directores a cargo de la Universidad de San Andrés.
La directora de Planeamiento Educativo del GCBA dice: “Decidimos posicionar a los estudiantes y su aprendizaje en el centro de todas nuestras políticas educativas”, “una nueva escuela secundaria para todos, con el acceso al conocimiento y la capacidad de ser ciudadanos libres”, “mirar hacia un mundo globalizado que albergue a los estudiantes, sus sueños y su libertad más allá del 2020”.
El discurso es bonito, pero la práctica de todos los días es diferente. El gobierno de la CABA no implementó espacios de discusión y de debate. No genera espacios para que puedan expresarse los docentes y los estudiantes. Toda la comunidad educativa, todos los ciudadanos de la ciudad debemos resistir la eliminación de Historia y Geografía argentina de las aulas y debatir sobre una Nueva Escuela Secundaria para todos y todas, con espacios para la discusión, para la reflexión, para la creación, con la posibilidad abierta para que estudiantes y docentes nos equivoquemos y volvamos a empezar. Eso significa tener libertad.
* Docente EEM Nº 5 D.E. 19, delegado sindical UTE-Ctera.
** Director de la Escuela 23 del D.E. 11 desde 1997 hasta 2012.
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