La Sala IV de la Cámara de Casación Federal elevó la condena al ex baterista de Callejeros, Eduardo Vásquez, a prisión perpetua por el crimen de su mujer, Wanda Taddei, luego de anular el atenuante de emoción violenta que había caracterizado la condena a 18 años fijada por el Tribunal Oral Nº 20. Los jueces además rechazaron las nulidades interpuestas por la defensa. Aunque fue unánime el rechazo de atenuantes, los jueces Gustavo Hornos y Mariano Borinsky votaron por la perpetua, mientras que Juan Carlos Gemignani votó que el expediente retornara al TOC 20 para que fijara la nueva condena. El caso Taddei tuvo lugar dos años antes de que fuera incorporado al Código Penal el artículo conocido como “femicidio”. Y si bien fue uno de los casos conocidos sumados al debate contra la violencia de género, como lo demuestra el fallo, el vínculo de Taddei como esposa no requería del artículo del femicidio para alcanzar la condena a perpetua.

En su voto, Hornos recordó que las nulidades pedidas por la defensa de Vásquez estuvieron dirigidas a las condiciones en que se realizó el juicio oral; al cambio de defensor ocurrido luego del fallecimiento del primer abogado de Vásquez; y a cuestiones previas al juicio, como la detención y el allanamiento a su vivienda. Mientras que la fiscalía y la querella pidieron nulidad de la interpretación del atenuante. En la sentencia del TOC 20, los jueces habían establecido el estrés postraumático que sufría Vásquez, por haber sido un sobreviviente de Cromañón, como un atenuante del homicidio doloso.

Vásquez había sostenido en su defensa que tras una discusión, durante la que se desparramó alcohol de una botella, intentó poner calma y encender un cigarrillo y por la combustión de sus manos mojadas con alcohol se prendió fuego los brazos, por lo cual Taddei lo abrazó para intentar apagarlo.

El TOC 20 dio por acreditado que la noche del 10 de febrero de 2010, Wanda llamó 27 veces en cuatro horas a su marido para que regresara a su casa. Vásquez se encontraba ensayando, y al regresar se desató una “discusión, pelea y después, hubo oscuridad”, recordó Hornos que el TOC 20 dio por válida la versión de la defensa. “Más allá del propio relato de Vásquez en esa dirección –sostuvo Hornos– no encuentro indicio alguno en las constancias de la causa de que Wanda Taddei haya efectivamente cortado la luz del departamento.”

El camarista agregó que los hijos de la víctima, que se encontraban en la casa en el momento de la pelea, nunca mencionaron el corte de luz ni surge que haya ocurrido un corte de las pruebas recolectadas. Incluso, admitiendo que el corte de luz hubiera ocurrido sólo en un sector de la casa (la duda favorece al imputado), Hornos no encontró probado que ese corte parcial hubiera provocado el recuerdo de la noche de Cromañón. Descartó los argumentos de la defensa que sostenían que el fuego se inició cuando encendió un cigarrillo. Hornos recordó que los peritos determinaron que “en ninguna de esas pruebas se produjo la ignición del alcohol con el cigarrillo encendido, aun realizando pitadas muy intensas; logrando inclusive apagarlo sobre el área humedecida. (...) Sólo se (lo) pudo encender con el contacto de la llama libre del encendedor”.

También descartó la postura de la defensa en cuanto a que al prender el cigarrillo empapadas sus manos de alcohol, se encendieron sus manos y que Taddei intentó ayudarlo y se quemó ella al tocarlo. Hornos sostuvo que los peritos indicaron que al encender el cigarrillo el ex baterista al menos tendría que haberse quemado el rostro y que era imposible “dar una pitada calma” mientras se le prendían las manos.

“En definitiva, pues, a mi juicio ninguno de los escenarios postulados por la defensa de Vásquez reviste un mínimo de razonabilidad que permita sembrar una duda en la reconstrucción de los hechos.”

Además, sostuvo que los testimonios en los que se apoyó el TOC 20 para considerar “la afirmación de que el vínculo entre los cónyuges era uno signado por el afecto, el compañerismo y el amor se fundó, esencialmente, en las declaraciones de (...) personas cuyo contacto con la pareja era circunstancial”. En cambio, sostuvo que “se desatendieron los testimonios de los más cercanos”, los familiares de Taddei, que precisamente relataron situaciones de violencia en la pareja y de golpes a la víctima.

Borinsky consideró que “al derramar (Vásquez) una considerable cantidad de alcohol sobre el cuerpo de su esposa y generar deflagración con un encendedor, habla a las claras del conocimiento y voluntad realizadora de Eduardo Arturo Vásquez de provocarle la muerte a su cónyuge Wanda Taddei”. El camarista, además, consideró importante el testimonio del médico Marcos Ferrari, quien recordó que al preguntarle a Taddei sobre lo que le había sucedido, ella le dijo que durante una discusión “él se apareció con una botella de alcohol en la mano y un encendedor, y la prendió”.

La Sala IV rechazó por mayoría las nulidades interpuestas por la defensa y aceptó la anulación del atenuante por emoción violenta, con lo que el delito quedó fijado en la figura de homicidio doloso agravado por el vínculo, que en la escala penal queda fijado con perpetua.

“La figura de la emoción violenta es utilizada habitualmente para reducir la responsabilidad del hombre en casos de violencia de género”, dijo a Página/12 la filósofa, feminista y ex legisladora porteña Diana Maffía, y recordó un caso “en el que se argumentó la emoción violenta de manera grotesca en Santiago del Estero, porque durante tres meses la mujer no le hacía la comida, no le planchaba la camisa”. Maffía sostuvo que la figura de “emoción violenta” deja al hombre tomado por un estado de inconsciencia, por fuera de sí. “Pero un sujeto que amenaza, que planifica, que toma los recaudos para su impunidad, no se puede decir que tenga emoción violenta.”