Jueves, 19 de septiembre de 2013 | Hoy
DEPORTES › OPINIóN
Por Facundo Martínez
Las imágenes muestran dos caras bien contrastadas de la misma moneda. Una, a los integrantes del equipo argentino de Copa Davis frustrados por la derrota del último fin de semana ante República Checa en Praga. La otra, a un Juan Martín Del Potro huraño, malhumorado, apuntalando solitario su carrera. Entre unos y otros, el abismo. Y una catarata de críticas.
La dirigencia de la Asociación Argentina de Tenis juega sus fichas con bastante torpeza. El vicepresidente Héctor Romani no puede contener su bronca y ataca a la Torre de Tandil. “No tiene diálogo con nosotros”, dispara. Al día siguiente, interviene el presidente de la AAT, Arturo Grimaldi, y tratando de calmar las aguas, repite que “las puertas están abiertas” para Juan Martín, el mejor tenista argentino de la actualidad.
Es evidente que las chances verdaderas para concretar el sueño copero, ese mismo que a la Argentina se le ha negado cuatro veces: con Estados Unidos (1981), con Rusia (2006) y con España (2008 y 2011), pasan por la presencia o no del número siete del mundo en el equipo. Lo saben los dirigentes, lo saben los capitanes y lo saben también los jugadores. El problema es entonces qué hacer para destrabar la cuestión.
Que la relación de Del Potro con la dirigencia no es buena resulta bastante obvio. Incluso se desprende de las declaraciones de Romani, quien por estos días reconoció el problema económico que representa para la AAT la ausencia del tandilense. “Con él, superávit; sin él, pérdidas”, acusan.
El sorteo que se realizó ayer en Londres vuelve a poner sobre el tapete la necesidad de un acercamiento entre las partes distanciadas: la estrella y la dirigencia, porque hay que decirlo, en este entuerto Martín Jaite y Mariano Zabaleta son sólo intermediarios.
El fin de semana del 31 de enero al 2 de febrero de 2014, Argentina deberá defender frente a Italia, campeón en 1976, su status adquirido en los últimos diez años. Una derrota lo llevaría a jugar un repechaje para su permanencia en el Grupo Mundial. Nada más preocupante para la AAT.
La situación es bien distinta a ese enfrentamiento de 1983 en Roma, donde, con Guillermo Vilas y José Luis Clerc, Argentina aplastó a los italianos por 5-0. Italia, en este delicado momento del equipo argentino, se presenta hoy como un rival complicado. Sus mejores exponentes, Fabio Fognini (17) y Andreas Seppi (21), bien pueden vencer o caer ante Mónaco (30) y Berlocq (45), pero ambos italianos son fuertes sobre polvo de ladrillo. Con Del Potro en el equipo, el panorama sería completamente otro, e incluso también podría ser otra la superficie. Delante aparecen Estados Unidos o Gran Bretaña, allá lejos. Antes deberá recomponerse esa relación rota entre el crack y los dueños de la pelotita.
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