SOCIEDAD
Investigan si un depósito de PCB provocó una muerte por leucemia
En un barrio marplatense, la empresa EDEA tiene 30 transformadores contaminados. La muerte de una nena generó la denuncia.
Emanuel llegó al barrio a los ocho años. Allí estudió, creció, conoció a sus amigos y a su mujer, con la que luego tuvo cuatro hijos. El barrio marplatense de Belgrano era, como dice el tango, toda su fortuna. Ahora, Emanuel busca irse de allí lo antes posible: hace dos meses su hija de 10 años murió de leucemia y, durante la enfermedad, se enteró de que a siete cuadras de su casa hay un depósito con transformadores eléctricos contaminados con PCB, una de las sustancias más tóxicas y probable causante de cáncer, según la OMS. Para el Sindicato Luz y Fuerza de Mar del Plata, el depósito de la distribuidora de electricidad EDEA es de “alto riesgo” para los vecinos de Belgrano porque no cumple “las condiciones especiales” de almacenamiento de PCB. Directivos de la empresa lo niegan y afirman que ya tienen dos contenedores con más de 10 mil litros de aceite mineral contaminado con el tóxico, listos para su exportación: como en el país no hay plantas de tratamiento, la sustancia debe ser llevada al exterior. Mientras tanto, Emanuel intenta que la Justicia compruebe si el PCB provocó el cáncer y la muerte de su hija.
“No teníamos ninguna sospecha sobre la peligrosidad del PCB, pero cuando avanzó la leucemia, los médicos nos preguntaron si vivíamos cerca de un transformador”, dijo Emanuel Delgado (36), el padre de Lucía, la niña que murió el 16 de mayo último.
Los Delgado viven en Belgrano, un barrio periférico del sudoeste de Mar del Plata. A siete cuadras de su casa, en Vértiz y 214, está el predio donde se almacenan los transformadores contaminados con bifenilos policlorados (PCB) que la Empresa Distribuidora de Energía Atlántica (EDEA) tiene desde 1997. Según un informe del Sindicato Luz y Fuerza, realizado el mes pasado, el depósito no reúne las “condiciones especiales de almacenamiento”, está “cerca de viviendas y de un comedor infantil” y es riesgoso para los trabajadores de la empresa y los vecinos del predio. “No se respetaron las más elementales normas de seguridad que prohíben manipular y almacenar PCB a la intemperie y en piso de tierra”, dijo a Página/12 el subsecretario del gremio, José Rigane.
EDEA es la concesionaria del servicio eléctrico en la costa atlántica -controlada por las empresas Camuzzi Argentina y United Utilities–, que fue creada en 1997 cuando se privatizó ESEBA. Es la mayor distribuidora eléctrica de la provincia con 412 mil clientes, de los cuales un 40 por ciento vive en Mar del Plata.
El jefe de relaciones institucionales de la empresa, Carlos Gastiazoro, admitió a Página/12 que “en el predio hay 30 transformadores con aceites contaminados con PCB”, pero explicó que “como estos equipos no son residuos sino insumos que se pueden volver a utilizar, el depósito no tiene ningún impedimento legal para funcionar”. Gastiazoro contó que EDEA contrató a la firma francesa Tredi para que descontamine los equipos y traslade a Francia el PCB –una sustancia utilizada como refrigerante para contrarrestar las altas temperaturas de los transformadores– para su procesamiento: “Tenemos dos contenedores listos para exportar con más de 10 mil litros de aceite mineral contaminado. Sólo falta la aprobación del gobierno francés”, señaló. Los transformadores vacíos y los 30 que aún no se descontaminaron continúan en el depósito: “No hay otra forma de almacenamiento y el predio no tiene ninguna objeción desde el punto de vista ambiental”, aseguró.
Semanas atrás, la empresa invitó a la Comisión de Medio Ambiente del Concejo Deliberante marplatense para que inspeccione el depósito; allí estuvo el médico Darío Gabi, asesor de Salud de la comisión: “Creo que EDEA minimiza el riesgo y la contaminación en las napas. Los tanques con PCB están en piso de tierra porque se está construyendo un edificio dentro del predio para almacenarlos”, sostuvo Gabi.
–¿Es riesgoso el depósito para los vecinos? –le preguntó este diario.
–En este momento creo que la población no corre peligro. Pero hay muchas coincidencias entre la aparición de transformadores con PCB y la cantidad de gente con síntomas de cáncer que vive cerca de ellos. De acuerdo con un escrito presentado por los abogados de Delgado en la causa en que se investiga si el PCB provocó el cáncer de Lucía, el año pasado murieron diez vecinos que vivían cerca del depósito. En los últimos meses, el predio también fue visitado por funcionarios de la Secretaría de Política Ambiental provincial, la Dirección de Política Ambiental municipal, el Organismo de Control de la Energía Eléctrica (Oceba) y el Defensor del Pueblo marplatense. Nadie hizo objeciones.
El problema del almacenamiento del PCB, explicó Gastiazoro, es “que en el país no existe una empresa autorizada para descontaminar los transformadores y tampoco se lo puede exportar en forma continua porque es inviable económicamente”. La ley nacional considera que un equipo es contaminante cuando concentra más de 50 partes por millón de PCB mientras que la provincial establece el límite en 2 partes por millón.
EDEA informó que tiene 300 transformadores contaminados con más de 500 partes por millón (el 7 por ciento del total de la empresa) que aún funcionan en la provincia: 140 de ellos se encuentran en Mar del Plata, están “controlados y monitoreados continuamente” y serán “reemplazados en los próximos tres años”, afirmó Gastiazoro. Un relevamiento realizado en febrero por Oceba (expediente 2429) revela que en el depósito de Belgrano hay dos transformadores almacenados con 2000 partes por millón de PCB y cinco que tienen más de 1000.
“Nuestros propios compañeros marcan los transformadores contaminados con cruces para indicar el riesgo”, señaló Rigane. El dirigente agregó que “no se actuó con la responsabilidad política necesaria ya que se permitió que en el depósito se guarden equipos contaminados a metros de la gente”.
Más allá de los funcionarios, Emanuel está convencido de que “no se puede vivir más en el barrio”. Según cuenta, ése era un lugar tranquilo y con “mucho verde”. Ahora, en cambio, “todo está contaminado”.
Casi abandonado como el mismo barrio, el padre de Lucía sabe que no es fácil determinar la relación entre el PCB y el cáncer. “Tengo que saber qué le pasó a mi hija, ella sufrió mucho y no puedo quedarme con la duda. Pero si no llegan a comprobar la vinculación con la leucemia de Lucía, quiero que igual los vecinos sepan que viven en un barrio de alto peligro por la contaminación”, concluye.
Producción: Gabriel Entin