SOCIEDAD › EN CINCO MESES AUMENTARON UN 30 POR CIENTO LAS VENTAS DEL VIAGRA

Una píldora que se va para arriba

Un laboratorio detectó que los nuevos consumidores tienen 25 a 35 años y se automedican para mejorar el rendimiento.

Superados los miedos y tabúes que generó su aparición, el mercado local de la píldora contra la impotencia masculina está en su mejor momento y, al parecer, todo gracias al macho argentino. Las ventas se triplicaron desde su llegada al país, en julio de 1998, y las más de diez marcas que hoy compiten promediaron un aumento del 30 por ciento en los primeros cinco meses de este año. Sin embargo, detrás de las cifras ya no está sólo el hombre de entre 50 y 70 años que padece disfunción eréctil, ni el desocupado estresado y acorralado por la economía hogareña. El nuevo perfil del consumidor de la píldora mágica, más conocida por el nombre del producto pionero, Viagra, parece encuadrar en el joven de entre 25 y 35 años que busca evitar sorpresas justo en ese momento o simplemente “mejorar el rendimiento sexual, prolongar la erección y reducir los tiempos refractarios, los períodos entre una y otra erección. En la etapa del No se puede fallar, un tema tabú para el macho argentino”, explicó a Página/12 el gerente de Productos del laboratorio Sidus, Diego Jaacks, cuyo producto lidera las ventas. Llamativamente, el aumento no se corresponde con un incremento en las consultas médicas: tanto especialistas como productores apuntan a que la automedicación de sildenafil se lleva la mayor parte de las ventas.
“Es muy difícil tener porcentajes, pero la mayoría de las ventas se hace sin receta, aunque no es una droga de venta libre. Ahí también funciona el tabú del hombre argentino que no se anima a hablar del tema. Este es un mercado muy callado por orgullo y eso quedó demostrado desde el momento en que se dejó de hablar de impotencia y se la empezó a nombrar como disfunción eréctil”, señaló Jaacks.
Sin embargo, el aumento no puede explicarse por la desaparición de los miedos ni la superación del tabú, que para muchos hombres significa hablar de su sexualidad, más aún cuando tienen problemas de impotencia. El incremento del 32 por ciento en la venta de cajas de sildenafil entre enero y junio no se correspondió con un crecimiento similar de las consultas recibidas por los médicos que tratan este problema, según señalaron varios especialistas. “No hubo un aumento de consultas. Pero tampoco han decaído, porque la gente ha tomado conciencia de que la sexualidad es parte de la salud integral. Además, cayó el miedo a los problemas cardíacos que podía generar la droga. Lo que pasa es que la gente que viene no es la que lo toma como un tema recreativo, sino la que realmente tiene problemas”, analizó el jefe de Urología del Hospital Durand, Adolfo Casabé. En el mismo sentido informó el jefe de Sexología del Hospital Ramos Mejía, Horacio Lazzarini.
Sin embargo, según un estudio de mercado del laboratorio Sidus, quienes están alimentando el aumento de ventas del producto no son los adultos mayores con dificultades de impotencia, sino hombres más jóvenes que pretenden mejorar su rendimiento sexual. El psicólogo Miguel Huguet, especialista en sexología y director del Centro Integral Sexológico (CIS), señaló que, “aunque sigue vigente lo del macho argentino, ese imaginario un poco se invirtió. Y ahora funciona al revés del tabú. Lo que antes no se hablaba ahora se convirtió en un tema entre amigos y la pastilla es una reafirmación de la condición de macho. Entonces, sobre todo en las clases medias y medias-altas los hombres dicen: ‘Me tomo una de estas y soy una bestia. Probá, negro, vas a ver...’. Y como el otro no puede ser menos, va la toma y después hace alarde también de que es una máquina”, remarcó.
Ese fenómeno fue observado por los productores de Magnus, del laboratorio Sidus, la píldora más vendida desde su lanzamiento al mercado, en agosto de 2001. Además de ser la más barata, fue la primera que cambió el slogan de venta para evitar hablar de impotencia y dar un mensaje más abierto: “Descubrimos que había un sector del mercado con ganas de consumirlo, el de hombres de 25 a 35 años sin problemas de erección, que está en una etapa de la vida en la que se es ‘todo potencia’ y ‘no se puede fallar’. Entonces, empezamos a promocionar la pastilla diciendo que’nuestro producto incrementa la potencia sexual’, y desde ese momento no paramos de vender”, sintetizó Jaacks, de Sidus.
Así, parece que las más de 600 mil cajas de sildenafil vendidas en lo que va del año ya no hablan sólo de disfunciones sexuales masculinas sino de una nueva forma de entender la sexualidad. “¿Aumentaron las ventas? ¿Un 30 por ciento? Buenísimo. Eso significa que hay más gente que a pesar de la crisis se preocupa por su sexualidad”, se alegró el sexólogo y docente universitario León Gindin al conocer la noticia. Sin embargo, el especialista consideró que “lo malo de esto es que detrás del hecho de que algunos hombres usen esta droga para rendir mejor, hay una idea equivocada de la sexualidad. En lugar de pensarla como una cuestión placentera se la toma como una demostración de potencia, como una exigencia o como el rendir un examen. Lo ideal sería no convertir la cantidad en equivalente de la calidad”. Además, Gindin aclaró: “La pastilla por sí sola no va a generar más erección que la que tiene un hombre normalmente. Salvo que se convenza de que sí lo hace. Es también un problema de seguridad y de miedos”, concluyó.

Producción: Paula Bistagnino

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Desde que llegó a la Argentina, en julio de 1998, las ventas del sildenafil se triplicaron.
 
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