La cifra oficial de muertos tras el paso del tifón Yolanda por Filipinas aumentó a 1798 –inicialmente el número extraoficial fue estimado en 10 mil–, mientras miles de personas luchan por una plaza en un avión para salir de la zona afectada. La situación de cientos de miles de damnificados por el tifón, que devastó las provincias del este de Filipinas y en especial la isla de Leyte, sigue siendo dramática pese a la ayuda. La recepción de víveres, ropa, mantas, agua potable y remedios ya está en marcha, pero su entrega y las tareas de rescate se vieron dificultadas en la zona devastada por una nueva tormenta, Zoraida, que no se irá hasta mañana. Los primeros indicios de Zoraida alcanzaron a lo largo del día, con fuertes lluvias, la base de la ayuda erigida en la zona de emergencia en la ciudad de Tacloban, capital de Leyte, la más afectada por Yolanda, el tifón más fuerte jamás registrado, con ráfagas de hasta 380 kilómetros por hora. En Tacloban, con 220.000 habitantes y considerada como la zona cero del tifón, las lluvias cayeron sobre los cadáveres, las heces y la basura, convirtiéndose en aguas sucias malolientes. El número de muertos todavía no está claro. El presidente de Filipinas, Benigno Aquino, estimó que son de 2000 a 2500 y consideró que las 10.000 víctimas mortales citadas por los medios son “demasiado elevadas”. Las montañas de escombros impiden el desagüe en varias zonas y todavía muchas víctimas siguen sin poder acceder a la ayuda. Por su parte, el sacerdote entrerriano radicado en Filipinas, cuyo paradero se desconocía desde un día antes del tifón, apareció a salvo. Familiares de Osvaldo Metz, quien se encuentra allí misionando, informaron que el hombre se comunicó anoche con ellos para llevarles tranquilidad.