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Dos de los cuatro investigadores de secuestros de la Bonaerense, investigados por secuestro y que permanecían prófugos, se entregaron ayer. Se trata del oficial principal Adrián Tocci y del sargento ayudante Pedro Fernández, que por un lado integraban la Brigada Antisecuestros de la Bonaerense en Lomas de Zamora y, por el otro, integraban una banda de secuestradores que actuaba en Lomas de Zamora y que retenía a sus víctimas en la mismísima Brigada.
En el caso siguen prófugos el jefe de la Brigada en Lomas, José Hernández, y el principal Osvaldo Lorenzón. Hernández fue acusado por extorsionar a un comerciante de El Jagüel, caso por el que estuvo detenido y luego excarcelado. Aunque seguía procesado, Hernández ascendió de subcomisario a comisario y, además, se hizo cargo de la investigación por el secuestro y homicidio de Diego Peralta y del secuestro de Antonio Echarri. Mientras se encargaba de esta investigación, Hernández tuvo que abrir una provisoria impasse porque fue procesado por el secuestro de un asaltante. El ladrón, de apellido Gómez, junto con su hermano había asaltado una joyería y el dato llegó a los sabuesos de Hernández. Gómez fue secuestrado para extorsionarlo y fue mantenido como rehén en la propia Brigada Antisecuestros. Pero tuvo la picardía de dejar pruebas de su cautiverio: se enganchó la campera en la saliente de un escritorio y grabó su número de documento debajo del mueble y en uno de los calabozos. Las pruebas fueron contundentes y motivaron el pedido de detención de Hernández y su Brigada de Brancaleone.
Tocci y Fernández se entregaron. “Estaban hartos de estar prófugos”, revelaron piadosas fuentes de la Bonaerense. Lo más curioso de todo es sobre quién recayó la búsqueda de los hartos de estar prófugos: nada menos que sobre el jefe de la Departamental de Lomas de Zamora, Claudio Smith, ex detenido y ex procesado por la masacre conocida como de Villa Albertina.