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Más de 12.000 mujeres de todo el país coparán a partir de hoy la ciudad de Rosario para participar del XVIII Encuentro Nacional de Mujeres que se extenderá hasta el lunes. Este año, el evento tendrá un condimento particular: un ejército de feligresas especialmente reclutadas y adiestradas por orden del presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Eduardo Mirás, se infiltrarán en los talleres para intentar hegemonizar con las posiciones que sostiene el Vaticano en cuestiones como aborto, derechos sexuales y reproductivos, homosexualidad y familia.
La apertura del encuentro está prevista para hoy a las 10 frente al Monumento a la Bandera si no llueve. En caso de mal tiempo, el acto se trasladará al estadio cubierto de Newell’s Old Boys. Hasta ayer ya había inscriptas más de 11.000 mujeres de los lugares más remotos del país que, munidas de bolsa de dormir, se alojarán durante los tres días en escuelas, clubes y complejos sindicales, ante la imposibilidad de pagar un hotel. De todas formas, aunque hubieran tenido el dinero necesario no todas hubieran conseguido lugar: Rosario tiene 4500 plazas de hotel y el encuentro coincide con un maratón de farmacéuticos que reservaron 1500, las demás ya están cubiertas por participantes del encuentro y turistas que aprovecharán el fin de semana largo para pasear por la ciudad. Por la capacidad hotelera colmada, muchas mujeres tomaron alojamiento en localidades cercanas como San Lorenzo, Villa Constitución y Granadero Baigorria, según confirmaron a Página/12 organizadoras de la multitudinaria reunión, que viene realizándose cada año desde 1986 en distintas capitales provinciales.
El encuentro, caracterizado por ser “pluralista, heterogéneo, autoconvocado y horizontal”, sesionará en 44 talleres distribuidos en distintas instituciones educativas de la ciudad, donde, como es habitual, las participantes aportas sus experiencias de vida, sus puntos de vista y sus opiniones sobre temas tan variados como trabajo, anticoncepción, aborto, violencia sexual y doméstica, partidos políticos, globalización, desocupación, lesbianismo, medios de comunicación, adolescencia y sida. Para mañana a la tarde está prevista una marcha por la ciudad donde harán visible el reclamo por sus derechos. El lunes será el cierre, donde se leerán las conclusiones. Además de los talleres, habrá una intensa actividad cultural: se anuncian obras de teatro, peñas y espectáculos musicales.
La presencia en los encuentros de feligresas católicas enviadas por la jerarquía eclesiástica apunta a obstaculizar la reflexión en los grupos de mujeres partidarios de la legalización del aborto, el acceso a los anticonceptivos y la diversidad de familias, aspectos urticantes para el catolicismo. El fenómeno no es nuevo, pero sí creciente. En esta oportunidad, desde el Arzobispado de Rosario, liderado por Mirás, se convocó directamente a las devotas a formar una fuerza de choque. “Dado que ese evento no es una instancia de formación sino de confrontación donde deben quedar claros y bien fundamentados los principios de orden natural que dignifican a la mujer, será necesario enviar mujeres con cierta formación en el tema del taller que elijan participar”, señaló el obispo auxiliar Sergio Fenoy en una carta enviada a todas las parroquias de la ciudad. En esa carta –sobre la que informó oportunamente Página/12– ordenó reclutar “al menos diez” feligresas “fieles a su bautismo y con un profundo amor a la Iglesia” dispuestas a “testimoniar la defensa de los derechos de la mujer y de la vida desde una perspectiva cristiana”. En 1997, cuando se desarrolló en San Juan, la ofensiva de la Iglesia encontró como aliados al gobierno y a la Legislatura provincial y presionó para prohibir el encuentro. Al no conseguirlo, organizó un evento paralelo. Esta vez, la pelea por imponer su discurso la darán desde adentro.