Un micro en el que murieron calcinados 33 niños en Colombia transitaba ilegalmente y su conductor, que escapó de una muchedumbre airada, está detenido por la policía y es investigado por su presunta responsabilidad en la tragedia. Aparentemente, manipulaba un recipiente con combustible en momentos en que intentaba encender el motor que se había parado en su trayecto.

El vehículo de uso escolar, que transportaba 52 menores, una cifra superior a la permitida, “estaba inhabilitado desde 2012” y era un “vehículo ilegal que tampoco tenía seguro de transporte”, dijo la ministra de Transporte, Cecilia Alvarez, a la radio RCN. En la ruta donde el micro se prendió fuego el domingo, en la localidad de Fundación, norte de Colombia, fueron levantadas cruces de bambú y todavía había fragmentos de vidrio sobre la tierra chamuscada. Una mujer de rodillas lloraba desconsolada sobre el asfalto al caer la tarde.

“Quisimos sacar a una niñita que sacó los brazos por la ventanilla, pero la piel” se le escurría, dijo José Guette, un técnico de 48 años que intentó en vano salvar la vida de una de las víctimas. “No podíamos hacer nada más que agarrarnos la cabeza y mirar cómo morían quemados esos niños”, agregó.

La alcaldesa de Fundación, Luz Stella Durán, informó a la prensa que en el accidente “33 niños” resultaron incinerados y otros 18 fueron remitidos a hospitales.

Las primeras hipótesis apuntan a una “imprudencia del conductor”, quien al parecer manipuló un recipiente con combustible para intentar dar arranque al vehículo, que se había apagado, indicó la ministra Alvarez. La fiscalía agregó que el hombre no tenía licencia para conducir. Una niña sobreviviente refuerza las sospechas de las autoridades. El conductor “se bajó del ómnibus para echar gasolina y todos los niños estábamos arriba. De un momento a otro comenzaron a saltar chispas, en ese momento el chofer salió corriendo a buscar agua y después se fue”, dijo la pequeña de once años, que perdió a dos hermanos en el accidente.

Los niños –con edades entre tres y doce años según la fiscalía– regresaban de un servicio religioso dominical organizado por una iglesia evangélica. La mayoría de los heridos tiene severas quemaduras. Sobre la ruta podía observarse un corazón pintado con tiza y a la entrada del pueblo un cartel con las fotos de los menores en el que se leía “Los ángeles de Fundación”.

Los cuerpos completamente calcinados fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Barranquilla. Allí, las familias colaboraban en la identificación de sus hijos. Grupos de psicólogos acompañaban la desgarradora situación.