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“Nunca en mi carrera había pedido el máximo de la pena, pero tampoco había tenido en mis manos un caso tan atroz”, dijo el abogado Juan Jacinto Devalle, representante de la familia de Fabiana Gandiaga, tras concluir los alegatos en donde solicitó para los presuntos violadores y asesinos de la maestra penas de 25 años de prisión. El fiscal, por su parte, fue un poco más benigno. Pidió 24 años para Carlos Vallejos y Miguel Angel López, mientras que para Fernando Antúnez sólo llegó a los 23 años y 9 meses, por considerar que con su declaración original prestó un gran auxilio a la investigación. Mañana se esperan los alegatos de la defensa y seguramente el martes que viene se conocerá la sentencia.
Con una total coincidencia en cuanto a la interpretación sobre la forma en que se desarrollaron los hechos, tanto el fiscal Clorindo Mendieta como los abogados de la querella imputaron ayer durante sus alegatos a los tres acusados en la causa como coautores de la violación y posterior asesinato de la maestra Fabiana Gandiaga, ocurrido el 20 de octubre de 2001 en el club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires.
“Todos los acontecimientos se desarrollaron tal cual lo planteó Antúnez en su primera declaración con la salvedad de que él, en vez de ser observador, fue partícipe del hecho”, sostuvo Devalle horas después de terminar la jornada. Declaración que fue compartida por el fiscal, quien tan convencido está de la veracidad de esas primeras palabras del imputado que incluso pidió una pena menor para él por su colaboración en la investigación. “Su testimonio inicial fue de gran auxilio y es lo que nos llevó hasta aquí”, dijo Mendieta tras descalificar la última ratificación que había hecho el acusado en los primeros días del juicio en donde intentó involucrar a dos nuevas personas en el caso, liberando de culpa a sus compañeros de trabajo Vallejos y López.
“Realmente pensé que Antúnez no iba a hablar más y menos a acusar a dos personas que ni siquiera estaban en GEBA en el momento del hecho”, confesó a Página/12 un hasta hoy aún sorprendido Devalle.
Mañana será el turno de los alegatos de la defensa, en donde se espera que, al menos, los representantes de Vallejos y López pidan la absolución de sus defendidos. A su favor juega el hecho de que dado el tiempo que pasó entre el violación y la aparición del cuerpo –una semana– el semen encontrado en el cuerpo de la víctima no pudo ser usado para sacar el ADN, lo que hubiera determinado fehacientemente su participación o no en el hecho. En el caso de Antúnez, la cosa es más complicada, ya que fue arrestado con el celular de la víctima en sus manos, luego de realizar numerosas llamadas extorsivas a amigos y familiares de Fabiana.
El martes que viene, a casi dos años del asesinato, los miembros del Tribunal Oral número 14, Hugo Cataldi, Beatriz Bistué de Soler y Liliana Barrionuevo, darán a conocer su veredicto sobre lo que ocurrió aquel día de octubre de 2001, cuando Fabiana Gandiaga se dirigió por última vez a ver un torneo de taekwondo en el que participaba su hijo de apenas 6 años.
“Tené la filmadora que yo salgo a comprar una gaseosa y vuelvo”, dicen que le dijo Fabiana a una amiga antes de abandonar el gimnasio del sexto piso del Club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires, ubicado en la calle Perón y Libertad. Después, según lo recabado por los investigadores, se dirigió hacia la planta baja, en donde la infinidad de pasillos la mareó y pidió ayuda para encontrar la salida a un empleado de limpieza que encontró en el lugar. “Cómo no”, le debe haber dicho el muchacho que en vez de llevarla a la salida, la guió hacía un apartado baño del entrepiso donde fue violada y asfixiada. Recién una semana después, la policía logró dar con su cuerpo en una cámara de servicio del club.