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A principios de este año, los chicos internados en el Hogar de la Obra de Don Bosco, de Bernal, dirigido por el sacerdote Luis Pezzolo, empezaron a ser llamados desde el Juzgado de Menores número 2 de Quilmes. “Todos relataron lo mismo: que el padre Luis los toqueteaba y les daba dinero para que lo dejaran solo con uno de los menores internado”, aseguró a Página/12 una fuente vinculada con la causa. El cura, de 69 años, fue detenido el martes a la noche, acusado de abuso sexual y corrupción de menores. Ayer, después de negarse a declarar ante el juez, el sacerdote quedó detenido en la Departamental de Investigaciones de Quilmes.
Justo en el momento en que los chicos internados en el Hogar comenzaron a ser convocados desde el juzgado, Pezzolo decidió su retirada de la dirección de esa institución, donde había permanecido durante más de trece años. De allí, pasó a hacerse cargo de un colegio y una parroquia en Ensenada, para luego ser trasladado a la Inspectoría de la Obra de Don Bosco en La Plata. A esa altura, en febrero de este año, las pruebas reunidas contra el cura ya eran más que abundantes.
La causa se inició a partir de la denuncia de un chico que se fue del hogar, que no fue víctima sino presunto testigo del abuso. Según su relato, el afectado había sido uno de sus compañeros. “Después, el resto de los internados contaron la misma historia: dijeron que cada vez que podía, Pezzolo intentaba tocarlos, un poco como un juego, para ver cómo reaccionaban y en función de eso seguir avanzando”, dijo la fuente a Página/12. “El chico por el que se hizo la denuncia no sólo fue toqueteado, sino que habría sido abusado sexualmente durante más de dos años, desde los 11 y hasta los 13”, aseguró.
Hasta ese momento, ninguno de los chicos se había animado a comentar con nadie lo que ocurría dentro del hogar, ni con los empleados de la institución, con los que pasaban gran parte del tiempo, ni con sus padres, que en algunos casos veían los fines de semana. “A esos chicos, Pezzolo les habría ofrecido dinero para que se fueran y lo dejaran solo con este adolescente, el que habría sido sometido sexualmente por el cura”, relató el informante.
Una vez recolectada una amplia prueba, la asesora de menores, María Cristian Daroqui, presentó la denuncia ante la fiscalía y su titular, Luis Armella, pidió la detención al juez de Garantías Martín Nolfi. La decisión del magistrado llegó anteanoche y el cura fue detenido en la Inspectoría de los Salesianos, en La Plata.
Tras el arresto, la Inspectoría emitió un comunicado en el que anticipó que los abogados defensores solicitarán una “prisión alternativa (domiciliaria) por motivos de salud y edad”. Según el texto, la Obra de Don Bosco –congregación a la que también perteneció en un principio el padre Julio Grassi— asegura que desconoce los hechos que se le imputan al sacerdote y aclaró que “el cambio de casa y de funciones del padre Luis Pezzolo, no tienen nada que ver con la acusación, dado que las autoridades de la Institución fueron notificadas de la denuncia recién el 3 de julio último. A partir de ese momento se lo traslada a la sede central de La Plata para quedar a disposición de las autoridades cuando así lo requiriesen”, puntualizan los salesianos en el texto.
Hasta febrero de este año, Pezzolo estuvo a cargo del hogar y del colegio católico Nuestra Señora de la Guardia, también perteneciente a la Obra de Don Bosco. Cuando el sacerdote decidió irse de allí, fue reemplazado por el padre Cayetano Castelo, quien había sido seminarista junto a Pezzolo en 1955. “Es una persona muy querida por la comunidad. Pero no tengo opinión sobre esto porque cualquier ser humano es capaz de las cosas más grandes pero también de las más aberrantes”, señaló Castelo a Página/12 al hablar sobre la detención de su ex compañero.
Pezzolo enfrenta los cargos de abuso sexual y corrupción de menores “calificados por el hecho de que la víctima estaba bajo su tutela”, según explicó el comisario Angel Becerra, titular de la DDI de Quilmes, donde está detenido el cura.

Producción: Paula Bistagnino.