El juicio iniciado el lunes contra el ex director de Cultura y Turismo de la ciudad entrerriana de Urdinarrain, Javier Broggi, por abusar sexualmente de los hijos de sus amigos, fue suspendido. La decisión la tomó el tribunal que lleva el juicio, luego de que uno de los testigos declarara que también había sido víctima del acusado y se decidiera incluirlo en la investigación como posible integrante de la querella.

El tribunal de Gualeguaychú anunció ayer la suspensión del juicio y resolvió regresar a la instancia de Investigación Penal Preparatoria, donde el Ministerio Público Fiscal deberá definir si en la imputación contra Broggi integra una tercera denuncia. La medida fue tomada ayer, durante la segunda jornada del juicio, por decisión del tribunal que preside la jueza Alicia Vivian e integran los vocales Alberto Seró y Mariano Martínez.

La suspensión se dispuso luego de que la declaración de un testigo abriera la posibilidad de que éste fuera una víctima más, que se sumaría a las dos denuncias que abrieron la instancia judicial.

“El tribunal dispuso correr vista a la fiscalía” porque ese joven habría formado “parte de ese plan sistemático y no está contemplado dentro de la imputación contra Broggi”, dijo el juez Alberto Seró. El tribunal exhortó a los fiscales para que “discutan la ampliación de la imputación respecto de ese testigo-víctima”.

Los fiscales Lisandro Beherán y Martín Gil le imputaron a Broggi hechos por corrupción de menores, en la modalidad de promoción agravada por haberse cometido mediante engaños consumados y en forma reiterada.

Los niños engañados y abusados por Broggi permanecieron varios años en silencio, hasta que varios tomaron la decisión de presentarse a la Justicia para relatar lo que vivieron.

Los hechos imputados fueron perpetrados entre 2003 y 2005. Los testigos coincidieron en que Broggi utilizaba su cargo como encargado de Cultura para realizar sesiones fotográficas a los niños y así lograba obtener la confianza de los menores de edad. Por este motivo Broggi, quien fuera además secretario del Colegio Nacional local, podría recibir penas de entre 10 y 15 años de prisión.

En la primera jornada del debate oral y público, declararon como testigos tres de las víctimas –dos son querellantes, todos mayores de edad–, un familiar de otra, un policía que participó del allanamiento en la casa de Broggi y un perito informático que trabajó sobre el material secuestrado entre las pertenencias del imputado.

El caso, que conmueve al pequeño pueblo sojero de 10 mil habitantes, llevó a la creación de la ONG Con los Gurises No, integrada por madres de los chicos abusados y que trabaja desde entonces contra el abuso sexual infantil.

En total fueron citados unos 18 testigos. Ayer declaraban los restantes, entre ellos, dirigentes políticos de Urdinarrain como el ex intendente Alberto Monracco, docentes que se desempeñaron en el mismo colegio que Broggi, familiares de víctimas y peritos psicológicos y psiquiátricos.

Al comenzar la audiencia, las partes acusadoras dieron cuenta de los hechos investigados. Broggi llega a juicio acusado por los abusos cometidos presuntamente contra dos jóvenes cuando eran adolescentes, entre 2002 y 2003. Pero en realidad, sus víctimas serían muchas más –se calculan alrededor de 40, entre 1988 y 1995– aunque la mayoría prefirió guardar silencio y no denunciarlo. En esos casos, además, los delitos que se le podrían imputar estarían prescriptos.

La querella coincidió con la exposición de la fiscalía y remarcó la condición de funcionario público que ostentaba Broggi. “Las víctimas llegaron a tomarse esos hechos como algo ‘normal’”, subrayó la abogada Estela Esnaola. La defensa rechazó las imputaciones. Y adelantó que pedirá la absolución por prescripción.

Broggi se desempeñó como funcionario municipal hasta el año 2008, época en que salieron a la luz estos hechos que se le imputan.

El fiscal coordinador Beherán detalló que: “Broggi, aprovechando su función en la Municipalidad, montó una escena en la que ofrecía sesiones fotográficas para eventos que no existían”. El fiscal precisó que llevaba a sus víctimas a la estación de trenes de Urdinarrain, para tomarles fotos. También, a su casa donde les exhibía material pornográfico. En el alegato se habló de manoseo y tocamientos reiterados que “afectaron el libre desarrollo de la sexualidad” de las víctimas.