Jueves, 25 de agosto de 2016 | Hoy
SOCIEDAD › CREEN QUE EN EL DOBLE CRIMEN DE CITY BELL HUBO DOS TIRADORES
Los investigadores creen que en la camioneta en la que aparecieron los cuerpos del ex comisario y cirujano Guillermo Luna y su esposa, la cosmetóloga Laura Favre, hubo una pelea y que había al menos otras dos personas involucradas.
Por Carlos Rodríguez
En el doble crimen de City Bell se utilizaron dos armas y por eso se cree que hubo al menos dos personas que tiraron sobre Guillermo Fernando Luna, de 65 años, cirujano plástico y ex comisario de la Policía Bonaerense involucrado en una estafa cometida en 2001 contra el IOMA, y su esposa, la cosmetóloga Laura Favre, de 42. Los investigadores creen que el doble homicidio fue cometido en medio de una pelea que se habría desarrollado dentro de la camioneta Kia Montero, propiedad de la pareja. Los cuerpos fueron hallados en los asientos traseros, y en posiciones “extrañas”, según dijo la fiscal del caso, Sonia Leila Aguilar, mientras que tampoco está claro si los asesinaron antes o después de que el vehículo chocara contra una columna de alumbrado en la calle 490, entre 136 y 137, de City Bell, en las afueras de la ciudad de La Plata.
El ex comisario Luna fue asesinado de dos tiros con una pistola calibre 45, mientras que su esposa recibió tres disparos, de los cuales uno partió de un arma calibre 9 milímetros; esa bala ingresó por el cuello y fue la que le causó la muerte. La autopsia realizada por médicos de la Policía Científica platense se prolongó durante más de ocho horas y en su transcurso se hizo una minuciosa tarea, dada la complejidad de las heridas de bala, y de los politraumatismos que presentaban los cuerpos. No está claro si los golpes fueron producidos por el impacto contra la columna de alumbrado o si se deben a los forcejeos que aparentemente se produjeron dentro de la camioneta, en lo que se presume fue un intento desesperado del matrimonio de escapar con vida.
La bala 9 milímetros que mató a Favre entró por el cuello, debajo de la oreja izquierda, y la trayectoria fue de izquierda a derecha, de abajo hacia arriba. En la recorrida, el proyectil quedó incrustado en el maxilar inferior. La mujer tenía otros dos impactos de bala, uno que rozó la nuca y otro en la espalda, que le produjo una lesión en la piel. En el piso del vehículo, al lado del cuerpo de ella, hallaron un plomo 9 milímetros.
El cadáver de la mujer presentaba una fractura expuesta en una costilla y traumatismos severos, que serían producto del choque. También tenía un moretón en la boca que podría haber sido por golpe de puño y una lesión en la cabeza que podría ser el resultado de un culatazo.
Luna murió al ser alcanzado por dos disparos de un arma calibre 45, aunque también podría haber sido calibre 11,25. Los dos tiros entraron cuando estaba de espaldas al atacante. Uno de los balazos tiene orificio de salida por el pecho y el segundo ingresó por la nuca, para quedar alojado en el cráneo. Para tratar de afinar las conclusiones, los peritos se reunieron ayer para repasar lo comprobado en la autopsia.
La fiscal, en su primer informe, dijo que el doble crimen había sido cometido dentro de la camioneta, y se presume que los autores estaban al volante del vehículo. Lo que no se sabe es si ingresaron con el consentimiento del matrimonio asesinado o si lo hicieron por la fuerza.
Aunque todo hace pensar que el ataque se produjo dentro del vehículo, las únicas dos vainas en la escena del crimen fueron halladas sobre la calle, a varios metros de distancia del lugar donde se produjo el choque. El cuerpo de Luna apareció con el torso sobre el asiento trasero y las piernas en el baúl. Eso confirmaría que no estaba al volante y que los autores entraron por la fuerza, luego de obligarlo a dejar la conducción del vehículo.
Es posible, incluso, que la 9 milímetros fuera propiedad de Luna, un comisario retirado que en 2001 estuvo procesado y detenido un tiempo por el llamado “Lolagate”, una estafa cometida contra el Instituto de Obra Médico-Asistencial (IOMA). Cerca de 200 mujeres, integrantes de la policía y el Servicio Penitenciario, se hicieron implantes de siliconas en el busto, no cubiertos por la obra social, facturadas por tres médicos, uno de ellos Luna, como operaciones de várices o hernias.
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