Viernes, 26 de agosto de 2016 | Hoy
SOCIEDAD › MIENTRAS LOS MUERTOS YA SUMAN 250, OTRO SISMO PROVOCO NUEVOS DERRUMBES
Por la réplica, de 4,3 grados, debió ser evacuado el campo deportivo de esa ciudad, usado para las operaciones de socorro. Crece el debate por la falta de previsiones: después del desastre de L’Aquila, en 2009, se establecieron normas que no se cumplieron en su totalidad.
La tierra siguió temblando ayer en el centro de Italia, donde más de 5000 efectivos siguen excavando entre los escombros de los poblados arrasados la madrugada del miércoles por un fuerte sismo. El balance de muertos no deja de aumentar y ya llegó a 250, de los cuales 190 sólo en la pequeña localidad de Amatrice. Las autoridades temen que el número de víctimas fatales supere al de L’Aquila, en 2009, cuando 309 personas perdieron la vida en otro devastador terremoto.
Según el último informe de la Protección Civil, 365 heridos, entre ellos varios graves, fueron hospitalizados, mientras 215 personas fueron retirados vivas de los escombros.
Una réplica fuerte de 4,3 grados de magnitud a inicios de la tarde de ayer, de algunos segundos que parecieron una eternidad, generó terror entre los bomberos que trabajan en el centro histórico de Amatrice, emblema de la devastación. El nuevo movimiento causó nuevos derrumbes y grietas y el campo deportivo de esa ciudad, utilizado para las operaciones de socorro, tuvo que ser evacuado. Más de 400 réplicas se sintieron tras el devastador sismo de 6,2 grados de magnitud.
Los equipos de rescate no pierden la esperanza de encontrar con vida personas bajo los cúmulos de piedras y desechos y trabajan contrarreloj. Las autoridades informaron que las tareas de búsqueda se detendrán sólo cuando estén seguras de que no se pueden localizar más personas.
La cifra de muertos puede seguir subiendo, porque en esas aldeas, con poblaciones de 300 a 500 personas, reciben en este período del año a numerosos familiares y turistas, que buscan un clima más templado en pleno verano.
Por precaución, el dique de Scandarello, construido en 1924, uno de los lagos artificiales de esa zona del Lacio, de cerca un 1 kilómetro cuadrado, empezó a ser vaciado.
Se teme también por la vida de los huéspedes del célebre e histórico Hotel Roma de Amatrice, que estaba completamente ocupado por una fiesta tradicional en honor de la creación hace 50 años de la receta de spaghetti a la “amatriciana”. En honor de la receta con salsa de tomate y tocino están surgiendo numerosas iniciativas de solidaridad por parte de cocineros y dueños de restaurante de todo el mundo con la población de Amatrice. Según un responsable de Protección Civil, Luigi D’Angelo, el dueño del hotel informó que muchos de sus clientes pudieron escapar después de haber sentido la primera y larga sacudida, que duró más de dos minutos.
En Arquata del Tronto, otra de las localidades arrasadas, el alcalde Aleandro Petrucci lanzó un llamamiento a los sobrevivientes que se fueron, para poder completar el conteo.
Las autoridades comenzarán a divulgar los nombres de los fallecidos, mientras los damnificados se preparan a pasar la segunda noche a la intemperie, con temperaturas por debajo de los diez grados que alcanza en verano esa región montañosa.
La región, a sólo 160 kilómetros de Roma, es lugar de paso de turistas, por lo que se teme encontrar muertos de varias nacionalidades.
El día después de la tragedia, entre la desolación y la sorpresa, surgen numerosas preguntas sobre el alto precio que paga Italia por la calidad de las construcciones y sus normas antisísmicas, acusadas de ser ineficaces o inaplicables. La justicia italiana abrió una investigación por el derrumbe de la escuela de Amatrice, apenas remodelada, que se derrumbó como un castillo de naipes.
El primer ministro italiano, Matteo Renzi, reconoció las enormes dificultades para proteger tantos pueblos y ciudades con valiosos centros históricos, construidos hace siglos. Expertos, historiadores y arqueólogos serán desplegados por toda la península para evaluar el patrimonio y establecer un calendario de obras de prevención, para impedir que pueblos localizados en zonas de alto riesgo sísmico desaparezcan por un temblor.
Según un primer censo realizado por el ministerio de Cultura, 50 lugares de valor cultural, entre iglesias, conventos y campanarios medievales y del Renacimiento, resultaron lesionados por el sismo del jueves. “Será necesario realizar un trabajo serio y continuo”, prometió Renzi, quien espera evitar los errores cometidos tras el terremoto de L’Aquila, cuya controvertida reconstrucción se convirtió en un negocio lucrativo para muchos y varios de cuyos magníficos monumentos yacen aún colapsados.
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