SOCIEDAD › VILLA URQUIZA RECUPERA UNA SALA TRADICIONAL
Un cine que vuelve al barrio
Es un cine teatro construido en 1912, que cerró en el ’82. Los vecinos lucharon para que no se convirtiera en bingo o en templo evangélico. El Gobierno pagó 5,5 millones y hará allí un centro cultural.
También fue víctima de la última dictadura militar. El cine 25 de Mayo, del barrio porteño de Villa Urquiza, bautizado por los vecinos como el “pequeño Colón”, fue cerrado en 1982. Intentaron reabrirlo una decena de veces, pero la década del ‘90 también le jugó en contra: la invasión de las grandes cadenas de salas cinematográficas hizo más difícil su reapertura. Los vecinos juntaron firmas, hicieron petitorios y marcharon para que el inmueble no fuera demolido. Sólo por ellos, no se transformó en un bingo, estacionamiento o templo evangélico. También por la movilización de los vecinos, un legislador socialista presentó un proyecto para recuperar el lugar. A 22 años de aquel cierre, el gobierno porteño adquirió ayer el inmueble para que vuelva a ser el centro de las actividades culturales del barrio.
La denominación “pequeño Colón” le cabe por la importancia cultural que el espacio tuvo para el barrio, pero también porque estuvo cerca de convertirse en una subsede del Teatro Colón, tanto por su excelente acústica como por su vistosa arquitectura. Por el amplio escenario de madera pasaron figuras como Carlos Gardel, Agustín Magaldi y Edmundo Rivero. El día en que cantó el Zorzal, las 1650 butacas fueron insuficientes para albergar al público y Gardel cantó en la puerta del teatro, en Triunvirato 4436, frente a una multitud.
“Esto era el corazón del barrio, por donde pasamos todos, donde vimos nuestras primeras películas, donde lloramos con obras de teatro argentinas, donde hacíamos los actos escolares, donde bailábamos en carnaval. Esto es del barrio y nunca debió cerrarse”, contó emocionada Laura Garat, que remarcó ser “cuarta generación de villurqueros” y subrayó que “si hoy el 25 de Mayo vuelve al barrio es sólo mérito de los vecinos, que a pesar de todas las trabas que hubo nunca se dejaron vencer”.
Luego de la presentación del legislador socialista Raúl Puy e interminables trámites burocráticos, el Gobierno compró el inmueble por cinco millones y medio de pesos. Ayer al mediodía se realizó un acto de entrega de llaves al jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra. También estuvieron los actores Osvaldo Miranda, Arturo Bonín y Luis Brandoni, y centenares de vecinos, de todas las edades. Los más grandes, de forma unánime, recordaron que el 25 de Mayo –inaugurado en 1912– fue el lugar de sus primeras salidas con amigos, luego con el primer amor y más tarde, ya en familia. “Fue una desgracia”, coincidieron todos al recordar el día que colgaron el cartel de venta en el frente del cine.
El cierre de la sala no fue un caso aislado. Según cifras del gobierno porteño, en los últimos treinta años la ciudad perdió el 80 por ciento de las salas de barrio. Primero las videocaseteras y luego la televisión por cable, influyeron en la caída, pero también tuvo gran incidencia la llegada de las cadenas multinacionales que se instalaron en centros comerciales: según el Centro de Desarrollo Económico del Gobierno de la Ciudad (Cedem), el 70 por ciento de la recaudación bruta por entradas se reparte entre las cuatro empresas de origen extranjero: las estadounidenses Cinemark y NAI/Paramount, y las australianas Hoyts General Cinema y Village Road Show.
“Siempre hay necesidades insatisfechas, pero en el caso de Villa Urquiza los vecinos siempre coincidieron en la importancia de recuperar esta sala, de que no se convirtiera en un boliche o un bingo, por eso este teatro es de todos los vecinos”, señaló Ibarra.
Emocionado, Osvaldo Miranda recordó una anécdota: “Un día pasaba por una demolición y me dicen que iban a construir un estacionamiento porque había muchos autos. Le dije por qué no hacen teatros, que hay muchos actores”. Bajo el sol del mediodía, los casi quinientos vecinos ovacionaron al actor y, coincidieron en que parte del objetivo estaba cumplido. Ahora seguirán peleando por la puesta en funcionamiento de la sala.
Informe: Darío Aranda.