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Final feliz para dos aventureros argentinos, perdidos en Brasil

Los dos estaban enfermos y se habían quedado sin dinero. Los encontraron gracias a otro argentino, que vive allí hace diez años.

Los dos jóvenes argentinos que estaban desaparecidos en Brasil fueron encontrados en hospitales del estado de Amapá, en el norte del país, uno con malaria y el otro con una infección en la piel. Los hallaron después de una larga búsqueda, en la que el principal protagonista fue otro argentino, que hace diez años vive en ese país. Los dos turistas extraviados estaban hace seis meses de vacaciones, recalaron en un pequeño pueblo selvático donde se quedaron sin dinero –eso explicaría que no se hayan comunicado con la familia–, buscaron trabajos varios, hasta de buscadores de oro, y se enfermaron hace dos semanas.
El cónsul argentino en Bahía, Eduardo Ciuffi, confirmó que los jóvenes encontrados son Lucas Ulanovsky, de 19 años, y Pablo Nieto, de 24, quienes desde enero no se comunicaban con sus familiares en la Argentina. “La policía federal brasileña destacó que Lucas está internado con malaria en Calçoene y que Pablo estaría en Macapá con leichmaniosis en la pierna, una infección que afecta la piel. Los dos bien y en pocos días a Lucas le dan de alta”, señaló el diplomático.
José Molinos, el argentino queayudó a encontrarlos, confirmó que ambas enfermedades son comunes en esa región, informó que Pablo viajó rumbo a la capital del estado para conseguir un medicamento para su tratamiento y dijo que ayer había hablado por teléfono con Lucas: “Llamé a la policía y lo fueron a buscar al hospital. Está muy bien, lo están hidratando, medicando y en dos días le dan el alta”, relató a Página/12.
Molinos, cuya ayuda fue fundamental para encontrar a los jóvenes, vive en el estado de Macapá desde hace cinco años y cree ser el único argentino con residencia en la región. Se embarcó en la búsqueda de los dos extraviados cuando se enteró de que eran buscados por los medios de comunicación. Por Internet consiguió una fotografía de Lucas y Pablo y se comunicó con los familiares de Argentina, quienes le dijeron que los chicos habían hecho amistad con un cacique indígena de la pequeña localidad de Lagoa Nova, que habían ido a conocer la aldea y tenían intenciones de construirse una cabaña allí.
Molinos esperó el fin de semana y, junto a unos amigos, hizo la travesía por los 290 kilómetros entre pequeños poblados hasta llegar donde supuestamente habían estado. Le dijeron que ya se había ido y que andaban sin dinero. “Volvimos decepcionados y pensamos otras alternativas, así surgió la idea de una nota en TV Amapá, donde mostramos las fotos de Lucas y Pablo.” Al ver el noticiero, una vecina de Lourenço –otro pequeño poblado selvático– los reconoció, recordó que habían intentado trabajar como buscadores de oro y que tenían síntomas de enfermedades tropicales, comunes en la zona. Con esa pista, Molinos comenzó a rastrearlos en los hospitales, chequeó en varios centros asistencias pero todos negaban haberlos atendido. La última posibilidad era el hospital de Calçoene, cerca de donde habían sido vistos por última vez, pero el teléfono del lugar estaba descompuesto. “Contamos con la buena voluntad de conocidos y desconocidos, que sin importar horarios ni condiciones climáticas se llegaron hasta el hospital. De esa forma nos enteramos ayer (por el martes) que Lucas estaba internado y que Pablo había ido en busca de medicamentos hacia la capital del estado”, contó Molinos, que se fue de San Lorenzo, Santa Fe, está casado con una brasileña y tiene tres hijas.
Calçoene, donde está internado Lucas, tiene unos seis mil habitantes y está ubicada en la región costera, a pocos kilómetros del límite con la Guyana Francesa. La ciudad cercana más importante es Macapá, de 200 mil habitantes y capital del estado de Amapá, que está a 45 minutos en avión de la ciudad de Belem.
La enfermedad que padece Pablo, la leichmaniosis, “aparece tras un período de incubación de 2 a 8 meses desde la picadura de un mosquito llamado beatilla, y se expresa con fiebre intermitente –que dura meses–, pérdida de peso y nódulos en la piel. En tanto, la malaria es una enfermedad parasitaria que se transmite por la picadura de mosquitos de determinadas regiones. Luego, los parásitos migran hacia el hígado, donde se convierten en merozoítos, los cuales penetran en la sangre e infectan los glóbulos rojos. Los síntomas –escalofríos, fiebre, dolor de cabeza, náuseas y vómitos, dolor muscular, anemia y otros más complejos según el grado de gravedad– se presentan por lo general de diez días a cuatro semanas después de la infección. Según contó Molinos, la enfermedad es muy común en el norte de Brasil y requiere un cuidado especial porque sin tratamiento puede llegar a ser fatal.
Lucas Ulanovsky, de Capital Federal, y Pablo Nieto, de Córdoba, se habían comunicado por última vez con sus familiares a mediados de enero, luego de haber mantenido comunicaciones telefónicas y por e-mail desde setiembre último, cuando salieron de Buenos Aires para recorrer América latina.
Informe: Darío Aranda

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Pablo (izquierda) y Lucas, con una amiga brasileña.
 
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