SOCIEDAD › JUAN ROMAN RIQUELME CONDUCE LA NEGOCIACION PARA LIBERAR A SU HERMANO
Un secuestro que sacudió la cancha
Cristian Riquelme, de 17 años, fue secuestrado el miércoles por la noche en Don Torcuato. Su hermano, el ídolo de Boca Juniors, recibió la noticia en la concentración y se puso al frente de la negociación con los captores, que piden un rescate de 300.000 dólares. Anoche fueron detenidos dos hombres, aunque aún es confuso su rol.
Por Carlos Rodríguez
Para el ídolo de Boca Juniors, Juan Román Riquelme, la noticia tuvo el impacto de una infracción artera, de esas que se castigan con la tarjeta roja: horas antes del partido que tenía que disputar anoche contra Huracán, en Parque de los Patricios, tuvo que olvidarse del fútbol y ponerse al frente de la negociación con un grupo de delincuentes que mantenía secuestrado a Cristian Riquelme, de 17 años, uno de sus nueve hermanos, por quien piden un rescate de 300.000 dólares. “¿Cuánto hay que pagar? Lo único que quiero es que liberen a mi hermano”, fueron las palabras del Riquelme famoso en su primer contacto telefónico con los que hasta anoche mantenían en su poder a Cristian, que también es jugador de fútbol y había regresado hacía 30 días al club Platense, donde juega en la cuarta división. El presidente de Boca, Mauricio Macri, distanciado de Riquelme por cuestiones de contrato, confirmó el secuestro y recordando el episodio similar que lo tuvo a él como víctima, en 1991, pidió a la prensa “mucha prudencia, porque hay una vida humana en juego”. Anoche, fuentes de la Policía Bonaerense confirmaron que hay dos detenidos, pero se ignora el nivel de responsabilidad que tuvieron en el caso.
Riquelme, que el martes por la noche estaba concentrado para el partido con Huracán, recibió la noticia a través de un llamado a su celular, un número que muy pocos tienen, debido al bajo perfil que el jugador de Boca le ha impuesto siempre a su carrera. Hay diferentes versiones sobre quién le comunicó la noticia del secuestro, ocurrido a las 23 del martes en Don Torcuato, a medio camino entre la villa San Jorge donde vivió la familia hasta que el hijo pródigo se hizo estrella del deporte más popular, y el cercano barrio privado El Vivero, actual residencia de Juan Román, que ha preferido no alejarse mucho de sus orígenes. Una versión dice que lo llamaron los secuestradores o la víctima. Otra que fue un allegado a la familia que había recibido la información de los testigos presenciales del secuestro, cometido por un grupo de tres a cinco personas.
“Me voy, no puedo jugar porque estoy resfriado”, fue la excusa que puso Riquelme cuando se fue de la concentración en el hotel Los Dos Chinos, en el barrio porteño de Constitución. El único que sabía la verdad era el entrenador de Boca, Oscar Tabárez, quien a su vez –por pedido de Riquelme– le comunicó la novedad al presidente de la entidad, Mauricio Macri. La noticia trascendió a media mañana de ayer, al parecer por una filtración de uno de los testigos, todos amigos personales de Cristian Riquelme. Esa noche, luego de participar de un entrenamiento en el club Platense, que juega en la B Nacional, el joven había regresado a Don Torcuato y estaba reunido con cuatro amigos, frente a la casa de uno de ellos. Cristian regresó a Platense hace apenas 30 días, luego de una incursión por Brown de Arrecifes, otro equipo de la misma división al que lo llevaron dos ex jugadores de Boca, Luis Abramovich y Enrique Hrabina.
El secuestro se produjo cerca de las 23, en la calle, a pocas cuadras de la comisaría de Don Torcuato denunciada por este diario como asiento de uno de los escuadrones de la muerte responsable del asesinato de varios jóvenes de la zona. Un grupo de entre tres y cinco hombres llegó en un Peugeot 605 de color bordó, aunque también se dijo que una camioneta 4 por 4 anduvo estuvo dando vueltas por la zona. “¡Vamos, vamos! ¡Todos al piso!”, gritó uno de los dos hombres que bajó del vehículo. Como son frecuentes los operativos policiales, primero se pensó que se trataba de uno de ellos, explicó a este diario una fuente del club Platense. Sin embargo, cuando los cinco chicos se tiraron sobre el piso, los dos desconocidos se agacharon para mirarles el rostro a cada uno y se llevaron a Cristian. “Vos te venís con nosotros”, le dijeron y el auto se esfumó en segundos. Pasada la medianoche, en la casa particular de Juan Román, donde vive con su mujer y su hija, se habría recibido la primera comunicación formal en la que comenzó la negociación para pagar el rescate.
Ayer a mediodía, cuando ya la noticia estaba en los medios de prensa del país y del mundo, Macri confirmó el secuestro durante una visita querealizó al plantel de Boca, en la concentración de Los Dos Chinos. “Hay que dejar trabajar a la policía con tranquilidad, hay que tener cuidado porque hay una vida humana en juego”, advirtió Macri, quien también aclaró que él no había sido el encargado de avisarle a Riquelme sobre el secuestro de su hermano. Llamó la atención que, a pesar de la conmoción, sobre todo en el ánimo de los jugadores de Boca, se haya tomado la decisión de disputar el partido con Huracán. “El consejo de los expertos fue que se mantuviera la fecha del fútbol tal como estaba previsto, porque en estos casos es mejor evitar los cambios. Es preferible eludir medidas que hagan todavía más evidente la gravedad del problema”, explicó a Página/12 una fuente del club de la ribera.
Al conocerse la noticia, la Policía Bonaerense comenzó una investigación de oficio, en la que fue puesto a la cabeza el comisario Aníbal De Gastaldi y la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro. Ellos fueron los que solicitaron la intervención del juzgado federal 1 de San Isidro a cargo de Roberto Marquevich. En forma paralela, el propio Juan Román Riquelme se comunicó telefónicamente con el presidente del club River Plate, José María Aguilar, a quien le pidió que iniciara una gestión ante su amigo personal Juan José Alvarez, actual secretario de Seguridad de la Nación. “Más que dudas sobre la habilidad de la Bonaerense, lo que se buscó seguramente era poner en marcha todas las alternativas posibles”, justificó una fuente del Ministerio del Interior.
Ayer por la noche, en una zona no revelada del norte del Gran Buenos Aires, la Bonaerense detuvo a dos personas que fueron señaladas como presuntos partícipes del secuestro. Los detenidos, cuya identidad fue mantenida en reserva, fueron llevadas a prestar declaración ante el juez Marquevich. Fuentes de la investigación dijeron que los dos detenidos fueron señalados por “testigos de identidad reservada”. Nadie pudo precisar qué importancia pueden tener esas detenciones en el esclarecimiento del caso. Las hipótesis son varias: por un lado se habla de una banda “con cierto nivel de estructura” que estaba preparada para secuestrar al pariente de un famoso. Por el otro, se habla de delincuentes de poca monta que suelen realizar secuestros “express” por poco dinero. En este supuesto caso, el riesgo humano es todavía mayor.