[cerrar]

Comparta esta nota con un amigo

E-Mail de su amigo
Su nombre
Su E-Mail

Fue el gran renovador de la pediatría en el país. Fue el impulsor de muchos avances que hoy se viven como naturales: la internación de la madre junto con el hijo, por ejemplo, que tardó 32 años en imponer en el Hospital de Niños. Fue periodista, poeta y escritor. Y sobre todo un gran maestro para varias generaciones de médicos y pediatras. Florencio Escardó hubiera cumplido cien años esta semana. Para homenajearlo, la Sociedad Argentina de Pediatría y el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez organizan una serie de actividades que incluye la reedición de dos libros de su autoría.
El homenaje se iniciará mañana a las 10 con la imposición de su nombre al Jardín de Infantes Nº 4 del Distrito Escolar 16, de Villa Urquiza. A las 11.30 de ese mismo día, los discípulos de Escardó analizarán “su vigencia en el Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez a cien años de su nacimiento”.
El viernes, el día del natalicio, en el Aula Magna del hospital, su hija Vita Escardó evocará a “Piolín de Macramé”, uno de los seudónimos con los que publicó algunas de sus obras. El legislador porteño Norberto La Porta recordará al homenajeado por haber sido ciudadano ilustre de la ciudad.
Luego participarán en la mesa redonda “Florencio Escardó cumple cien años” el secretario de Salud porteño, Alfredo Stern; el rector de la UBA, Guillermo Jaim Etcheverry; el ex decano de la Facultad de Medicina Fernando Matera y el director del Hospital de Niños, Carlos Cánepa. La mesa será coordinada por Teodoro Puga.
En esa oportunidad serán presentados los libros reeditados de Escardó Los derechos del niño y Moral para médicos, actualizados por Teodoro Puga y Fernando Matera. A las 12.30 se colocará una placa recordatoria del centenario en la que fue su querida Sala 17 del hospital. Al homenaje concurrirán autoridades, chicos y docentes de la Escuela Aletheia, ubicada frente al hospital, creada por él en 1968 como Jardín de la Niñez.
Escardó fue decano de la Facultad de Medicina y vicerrector de la UBA, desde donde logró que al Colegio Nacional de Buenos Aires y al Carlos Pellegrini incorporaran mujeres, ya que hasta ese momento sólo eran de varones. Entre sus innumerables emprendimientos, creó centros de estudios, la Escuela para Padres e impulsó las tareas de investigación. Murió en 1992.