EL PAíS › CRISTINA FERNANDEZ DE KIRCHNER
MARCO EL RUMBO SOBRE QUE HACER CON EL FMI

Seguir el mismo camino de Estados Unidos

En una sesión especial del Consejo de las Américas, la senadora fijó la posición del Gobierno ante el Fondo. EE.UU. “nunca le hizo caso al FMI y le fue bastante bien, bastante mejor que al resto de los países que siguieron sus recetas”, afirmó.

 Por David Cufré

Estados Unidos “nunca le hizo caso al FMI y le fue bastante bien, bastante mejor que al resto de los países que siguieron sus recetas”. “Nosotros tenemos que hacer lo mismo.” Cristina Fernández de Kirchner apeló a la comparación delante de un público especial: más de doscientos empresarios de compañías estadounidenses con intereses en Argentina. Fue durante una sesión del Consejo de las Américas en Buenos Aires. Varias de las principales figuras del Gobierno se llegaron hasta el lujoso hotel de Recoleta adonde se desarrollaron las sesiones. La presencia masiva de funcionarios –el jefe de Gabinete, tres ministros, la senadora Kir- chner, el jefe de la AFIP, el presidente del BICE y varios otros de segundas y terceras líneas– se explica en la necesidad del Poder Ejecutivo de ganarse el apoyo de la comunidad empresarial en medio de la confrontación con el FMI. “No hay motivos para que la compleja relación con el Fondo afecte el crecimiento económico”, aseveró, a su turno, Roberto Lavagna.
Al menos desde el discurso, la reacción de ejecutivos de algunas de las compañías más grandes del país o titulares de grupos económicos fue satisfactoria para el Gobierno. También las palabras del embajador de Estados Unidos, Lino Gutiérrez, quien afirmó que el gobierno de su país mantendrá el apoyo a la Argentina ante el Fondo. “Hemos sido de los mejores amigos que ha tenido la Argentina en el FMI”, sostuvo, y agregó que “la historia reciente es innegable, y no veo por qué no” habría de mantenerse ese respaldo.
El Gobierno encaró una estrategia a dos puntas para apuntalar su decisión de transparentar las diferencias con el Fondo y postergar “hasta diciembre o principios de enero” la negociación con Washington para reflotar el acuerdo, según precisó ayer Lavagna. Por un lado, anunció un aumento de jubilaciones y deslizó que analiza subas de salarios en los sectores público y privado, así como mayores recursos para la asistencia social y desgravaciones impositivas. Todo ello para impulsar la demanda y que la economía se mantenga caliente. Por otro lado, defendió su actuación respecto del FMI ante empresarios y economistas, muchos de ellos históricamente más identificados con las posturas del Fondo que con la actual política oficial.
El Consejo de las Américas es, de hecho, una entidad conservadora que en la década pasada le abrió las puertas a Carlos Menem y a Domingo Cavallo para que fueran recibidos con honores en Nueva York. Sus figuras principales son David Rockefeller, William Rhodes y David Mulford. La última vez que organizó uno de sus tradicionales encuentros en Buenos Aires fue en 1997. El Consejo agrupa a empresarios estadounidenses con negocios en América latina, con intereses comunes en algunos puntos, por los que hacen lobby. La semana pasada realizó un encuentro en Brasil, al que asistieron sólo unos cincuenta empresarios, y ayer concretó un evento con gran presencia política y de empresarios nacionales. Estaban, entre otros, Amalia Lacroze de Fortabat, Eduardo Elsztain, Amadeo Vázquez, Francisco De Narváez, Eduardo Eurnekian, Mario Vicens, Alberto Alvarez Gaiani y Héctor Massuh.
Las opiniones de los empresarios fueron tranquilizadoras para el Gobierno. Elsztain, titular de IRSA, el grupo propietario de los principales shoppings, destacó, por ejemplo, que “nosotros tenemos previstas inversiones en los centros de compras por 120 millones de pesos y no las pensamos suspender” por los problemas con el Fondo. Vázquez, presidente de Telecom, concedió que “a mí me gusta mucho la posición de Lavagna”. Werthein, presidente de la Bolsa, opinó que “los acuerdos con el FMI y los bonistas van por cuentas separadas”. Y De Narváez, ex financista de la última campaña de Carlos Menem, indicó que Néstor Kirchner “tiene una posición de mucho valor” en la negociación de la deuda, porque “está defendiendo dignamente los intereses de todos”. Uno de los anfitriones, también elogioso, fue Carlos de la Vega, titular de la Cámara Argentina de Comercio, que actuó como soporte del evento del Consejo de las Américas. Después de los discursos de Rafael Bielsa, Julio De Vido y Alberto Fernández, los tres restándole importancia a la pelea con el FMI y diciendo que las relaciones con el organismo continúan, Cristina Fernández fue mucho más directa: Estados Unidos “nunca le hizo caso al FMI y le fue bastante bien, bastante mejor que al resto de los países que siguieron sus recetas”, sentenció. “No propongo modelos alternativos, sino que sigamos su modelo (el de Estados Unidos) que es hacer política que les conviene (a ellos)”, agregó. “Nosotros hicimos todo lo que nos dijeron y el resultado fue horrible. ¿Por qué si volvemos a hacer lo mismo el resultado será diferente?”, preguntó.
Lavagna tomó la posta. En 45 minutos, hizo un repaso de la evolución de la economía argentina durante los últimos 30 años, 14 de ellos con caídas del PIB, y con tres crisis severas. Una de las razones de esas crisis, cuestionó, fueron los modelos de atraso cambiario, que el Fondo apoyó. “Para analizar la consolidación de la economía no tomamos el riesgo país”, indicó. El ministro insistió en que la postergación de las discusiones con el FMI “hasta diciembre o principios de enero” se debe a la demora del organismo en aprobar la revisión del convenio, y que para evitar interferencias en septiembre, durante el proceso del canje de deuda, se prefirió pasar la negociación para más adelante. De aquí a fin de mes “se trabajará para encontrar una solución de orden jurídico para que esta revisión del acuerdo se haga después del canje de deuda”.
Una de las consultas de los empresarios, tras la disertación de Lavagna, fue si la pelea con el FMI enfriará la economía. “Depende de nosotros y de nuestro comportamiento, pero si la sociedad reacciona como lo hizo en estos últimos dos años y medio, no hay razones para que eso suceda.” Desde el campo de las finanzas, por ahora todo es tranquilidad.

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Roberto Lavagna, ministro de Economía, también fijó posición.
 
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