SOCIEDAD
La batalla por los genéricos ya tiene
Los laboratorios pusieron en duda la calidad de los genéricos. El ministro de Salud dijo que ese sistema toca “intereses poderosos”.
Era previsible. La industria farmacéutica salió con los tapones de punta contra la venta por genéricos impulsada por el Ministerio de Salud y con media sanción del Senado para bajar el precio de los medicamentos. Ayer, ante la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, representantes de tres cámaras –Caeme, Cilfa y Cooperala– expresaron su “enérgico rechazo” a la sustitución de las recetas en las farmacias, plantearon “serias objeciones” al proyecto y sembraron dudas sobre la calidad de los genéricos. La respuesta del ministro Ginés González García no se hizo esperar y también fue con munición gruesa: una política de este tipo genera “muchos enemigos”, pero “tenemos que tomar posición por los más débiles: este juego no es para los tímidos”, afirmó durante la presentación de un nuevo vademécum con más de 400 monodrogas de probada eficacia y precio más bajo, para que médicos, farmacéuticos y pacientes puedan elegir la más barata.
“Una política de genéricos hoy en el país no es segura para los pacientes porque no hay garantías de bioequivalencia e intercambiabilidad para que un medicamento pueda ser sustituido por otro”, aseguró Hernán López Bernabó, presidente de Cilfa, al término de una reunión en la Comisión de Salud de Diputados, donde las cámaras del sector plantearon que el texto aprobado en el Senado “tiene serias falencias conceptuales y riesgosos vacíos técnicos y legales”.
“En el mercado argentino no existen medicamentos intercambiables, de acuerdo con las definiciones y parámetros internacionales”, sostuvieron Cilfa (grandes laboratorios nacionales), Caeme (extranjeros) y Cooperala (pequeños y medianos argentinos), en un comunicado conjunto. Además, consideraron que “la obligatoriedad de prescripción de genéricos vulnera la libertad del médico, que es quien conoce al paciente”.
La estrategia de la industria farmacéutica es clara: busca demonizar la venta por genéricos y ganar tiempo para hacer lobby en el Congreso a fin de introducir cambios en el proyecto con media sanción que favorezcan al sector. De hecho, ayer pidieron que no se implemente el nuevo sistema –previsto en el decreto de emergencia sanitaria 486/02– hasta que no sea aprobado por ley. Además de López Bernabó, de Cilfa, estuvieron presentes en la Comisión de Salud Ernesto Felicio, de Caeme, y Clara Suárez, de Cooperala.
González García aprovechó la presentación del nuevo Formulario Terapéutico Nacional para defender la política del genérico y salió al cruce del ataque de los laboratorios. “Muchos tratarán de generar una controversia entre médicos y farmacéuticos, van a hablar de baja calidad, de medicamentos para pobres, pero nosotros debemos aclarar que vamos a recetar los mismos remedios, pero con más controles”, aseveró el ministro. “Seguramente muchos van a estar en contra, como siempre pasa cuando se lucha contra intereses poderosos”, agregó. Pero aclaró que en la Argentina “la cantidad de medicamentos que no tienen sustituto en otras marcas son sólo siete”.
El flamante vademécum fue confeccionado por una comisión de expertos –todos profesores universitarios de farmacología– de la Confederación Médica de la República Argentina (COMRA) para actualizar al vigente desde 1999. Se trata de un listado de referencia para médicos, farmacéuticos y usuarios. Incluye unas 420 drogas por su nombre genérico seleccionadas por tener eficacia probada a través de ensayos clínicos controlados y el menor precio, y cubren el 95 por ciento de las enfermedades prevalentes en el país. De acuerdo con el decreto 486/02, los farmacéuticos pueden dispensar la marca más barata, política a la que se oponen los laboratorios. Entre los broncodilatadores que figuran en el Formulario, tomando el genérico teofilina, por ejemplo, hay diferencias que van de los 10,02 pesos a 7,90, en remedios de la misma dosificación, tipo y cantidad.