SOCIEDAD
Los turistas argentinos en las islas del horror
Dos argentinos, un ingeniero de 33 y su hijo de 1, eran buscados intensamente en Tailandia. De otros siete no se tenía noticia. Cancillería abrió dos líneas telefónicas para realizar consultas.
Dos argentinos, el ingeniero Diego Talevi, de 33 años, y su hijo Bruno, de 1, permanecían ayer desaparecidos después de que una de las olas gigantes desatadas por el terremoto arrasara la playa de la isla Phi Phi, en Tailandia, donde pasaba las vacaciones con su esposa, María Carolina Vardabasso Blanco, de 29 y que fue rescatada. La Cancillería recibió los llamados de familiares de otros catorce argentinos que podrían haber pasado por la zona del desastre. Siete de ellos fueron ubicados, pero otros siete no. En Indonesia, “hay poco menos de un centenar de extranjeros muertos –señaló a Página/12 Diego Alonso Garcés, encargado de negocios de la embajada en Jakarta–. Pero no hay noticias de ciudadanos argentinos afectados. La zona más golpeada no es una zona turística”. El gobierno argentino envió sus condolencias a los países afectados y abrió dos teléfonos para consultas.
Hasta anoche, en ninguno de los países afectados se comprobó la muerte de ciudadanos argentinos. El sudeste asiático no es una región de alto turismo argentino. Según datos proporcionados a Página/12 por la Cancillería, durante el año pasado en Kuala Lumpur, capital de Malasia, se presentaron ante la embajada 8 ciudadanos argentinos, mientras que las autoridades nacionales estimaban que otros 34 habían pasado por el lugar sin registrarse. Por su lado, en Jakarta, en 2003 se habían presentado 84 argentinos. “Registrarse en la embajada no es obligatorio –indicó una fuente de Cancillería–. Por eso, los datos son aproximados y siempre mantienen un interrogante”.
De hecho, la presencia en Tailandia de los dos únicos argentinos considerados como desaparecidos, Talevi y su hijito Bruno, en Tailandia, pasó desapercibida para las autoridades argentinas hasta que la ola los separó de María Carolina. Talevi trabaja como ingeniero de túneles para una empresa alemana en Kuala Lumpur. Había tomado vacaciones junto a su esposa y Bruno en la isla Phi Phi, del lado suroccidental de Tailandia. Los tres caminaban por la playa cuando la ola no les dio tiempo a escapar. A la joven la rescataron. Tenía una luxación en el tobillo y golpes. Ella misma relató que vio cuando ayudaban a su marido y a su hijo después del paso de la tsunami, pero que los perdió de vista cuando otra enorme ola le hizo perder el sentido.
“Son los dos únicos desaparecidos per se –señaló una fuente de Cancillería–. Los otros siete que no encontramos aún son búsquedas generadas por llamados de familiares que no saben si estaban de paseo en el lugar, pero que existe la posibilidad”. Entretanto, el encargado de negocios de la embajada argentina en Indonesia, Diego Alonso Garcés, explicó a este diario que “en el país hay unos 150 argentinos residentes, pero ninguno en la zona del desastre que corresponde con la provincia de Banda Aceh. La zona no es turística, es de asentamientos precarios de pescadores, que fueron arrasados por la ola. Unos cien turistas murieron, la mayor parte americanos y australianos, aunque es difícil su identificación porque no hay familiares que los reconozcan”. En toda la región ya fueron determinadas las muertes de un diplomático brasileño y su hijo, 8 estadounidenses, 3 canadienses, 13 italianos, 13 noruegos, 4 austríacos, 13 ingleses, 3 franceses, 3 daneses, 2 belgas, 4 alemanes, una finlandesa y dos sudafricanos.
El gobierno argentino envió sus condolencias a los países afectados y abrió dos líneas telefónicas para realizar consultas: 4819-8171 o 7887.