SOCIEDAD

La policía brava correntina mató a golpes a un dirigente barrial

El gobierno relevó al comisario y al personal de una seccional que participó en la detención del militante fallecido, a quien molieron a golpes. Otros casos de brutalidad policial en la provincia.

 Por Carlos Rodríguez

A los 48 años, Ramón Baltasar “Monchito” Arce era uno de los vecinos más queridos del barrio Quinta Ferré, en la ciudad de Corrientes. Militante radical de vieja data, pero alejado de la conducción de la UCR correntina, era popular porque durante más de diez años mantuvo en pie el comedor para chicos Caritas Sucias, por el que pasan, cada fin de semana, 200 niños. El sábado 25, Arce murió en una sala del Hospital Llano. La autopsia determinó “estallido del bazo”, como causa de la muerte. Horas antes, luego de mediar en una pelea familiar entre dos de sus nueve hijos, la intervención de una decena de policías derivó en una violenta represión que fue calificada de “salvaje” por el gobierno de la provincia y en la que Arce recibió un durísimo castigo. El ministro de Gobierno y Justicia de Corrientes, Jorge Barrionuevo, anunció ayer que fue relevado el titular de la comisaría 11ª, comisario Héctor Morales, y que fueron puestos en disponibilidad seis de los policías que intervinieron en los hechos que derivaron en la muerte de Arce. La policía correntina tiene varios antecedentes similares.
“El vivía para el comedor infantil, al que también iban algunos adultos. Mi padre era un ejemplo. Nosotros no somos ricos ni millonarios, pero hay gente más carenciada y para ella trabajaba mi padre.” Ramón Arce, de 30 años, el hijo mayor de Monchito, lo definió en pocas palabras: “El 24 salió a recorrer la ciudad, a buscar pan dulce para los chicos y lo consiguió. El era un radical independiente y cuando lo dejaron solo los del partido, se peleó con ellos. El se agarraba con quien fuera”.
El sábado, en plena celebración de la Navidad, salió a enfrentarse con la policía para defender a dos de sus hijos. Y lo mataron a golpes varios policías que entraron por la fuerza en su domicilio, donde funcionaba el comedor infantil. Todo comenzó cuando a Monchito le avisaron que dos de sus hijos, Axel, de 19 años, y Ronán, de 17, se estaban peleando entre sí, a dos cuadras de su casa, en Amado Bonpland 399. “Primero lo trajo a Ronán y después se fue a buscar a Axel, pero ya había llegado la policía. Axel tenía la cara ensangrentada y mi padre se puso mal, los empezó a insultar y a uno de los uniformados le acomodó un sopapo.”
Luego de ese primer incidente, Ramón Baltasar Arce regresó a su casa y, para impedir que la policía pudiera entrar, atravesó la pesada mesa del comedor para cerrar el paso por el pasillo de acceso. “Uno de los agentes, que eran unos diez, quiso pasar con la moto por encima de la mesa; los policías de Corrientes ven mucha televisión”, ironizó Hilda Presman, de la Comisión de Derechos Humanos de Corrientes. Los uniformados, algunos de ellos del cuerpo de elite Policía de Alto Riesgo (PAR), llegaron hasta uno de los dormitorios del domicilio.
“Mi padre era el único adulto, después eran todos mujeres y niños. Allí los golpearon a casi todos y a mi padre se lo llevaron por la fuerza.” Lo sacaron cuatro policías que lo alzaban de las piernas y los brazos. “La autopsia dice que murió por estallido del bazo, lo que estaría indicando que lo agarraron a golpes de puño y a puntapiés en el suelo”, dijo Presman a este diario, basándose en los testimonios de la familia y de algunos vecinos. Uno de ellos, Luis Martínez, también fue llevado preso a la comisaría 11ª, que fue la que intervino en el caso.
“A Martínez se lo llevaron antes que a mi padre, porque vino a quejarse por la forma en que la policía entró a mi casa”, aseguró Ramón Arce. “Rompieron todo y hasta maltrataron a mis hermanos.” El menor de los hijos de Monchito tiene 8 años. Martínez ya estaba en una celda de la comisaría 11ª cuando llevaron a Arce. “El vecino, al que dejaron en libertad el sábado por la tarde, contó que los policías le preguntaron a Monchito su apellido. Una vez respondió, pero después ya no lo escucharon. En la comisaría no le pegaron, lo golpearon durante la detención”, aseguró Presman. Murió en el Hospital Llano. Todo pasó entre las 3 y las 5 de la madrugada del día de Navidad. “La policía actuó con salvajismo y sin justificativo alguno”, admitió ayer el ministro de Gobierno de Corrientes, Jorge Barrionuevo, quien confirmó que los policías hicieron varios disparos al entrar a la casa de los Arce. “La muerte sólo se explica por la falta de profesionalismo. Un policía, por más que sea agredido, no puede reaccionar a los tiros. Esa persona no es un policía, es un civil fuera de control”, dijo Barrionuevo. “Hay una cosa fuera de toda duda: el salvajismo que mostró la policía para entrar a la vivienda”, reconoció el ministro. La casa fue destrozada y los vecinos reunieron casquillos de balas de goma y munición de plomo de 9 milímetros. Todo está en poder del fiscal Gustavo Schmidt.
La causa fue caratulada “lesiones graves seguidas de muerte”, aunque no hay detenidos. Presman dijo que el caso Arce es “un ejemplo de violencia institucional, algo a lo que la policía de Corrientes nos tiene acostumbrados”. Recordó varios casos famosos, entre ellos los de Gustavo Javier Gómez, cuyo cuerpo nunca apareció, o el asesinato de Juan Carlos “Chicharra” Sánchez, detenido en la Brigada de Investigaciones. “La única condena, hasta ahora, fue la que se dictó hace 15 días por las torturas seguidas de muerte de Marcelo González, fusilado en la Brigada”, afirmó Presman.

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Los vecinos de Monchito Arce se congregaron frente a la seccional donde lo detuvieron.
 
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