SOCIEDAD › UN ROTTWEILER MATO A UN BEBE DE ONCE MESES
Mordedura fatal en el patio
En las primeras horas de la tarde, la mujer salió al patio con su nieto de once meses en brazos. No vio al perro de raza rottweiler que rondaba en el jardín, porque la familia acostumbraba tenerlo encerrado en un canil. El animal arrebató a la abuela el bebé y le ocasionó heridas que le provocaron la muerte casi instantáneamente. Un día antes, otro perro, cruza de manto negro y doberman, había agredido a un niño de dos años, en San Luis, que también murió tras el ataque. Un especialista consultado por este diario subrayó que quienes deciden tener un animal deben consultar y tomar los recaudos necesarios para reducir los riesgos de una agresión.
El episodio ocurrió ayer en Estación Camet, al norte de Mar del Plata. El chiquito estaba con sus abuelos paternos, que solían cuidarlo porque los papás trabajaban. Si bien las identidades se mantuvieron en reserva, trascendió que se trataría de un matrimonio joven. Los abuelos tienen dos perros rottweiler, una hembra y un macho. Una fuente policial contó a este diario que ambos “estaban casi siempre encerrados en un canil”. Pero en los últimos días, en el barrio “donde se conocen todos”, había comenzado a correr el rumor de que estaba circulando “gente extraña” al lugar. El abuelo, entonces, decidió soltar el macho y partió al trabajo.
Más tarde, la abuela salió al jardín con el bebé. “De manera inesperada, el perro atacó”, relató la fuente. Y directamente le arrebató al nene, mordiéndolo en la cabeza. En ese momento volvía el abuelo, que para dominarlo debió tirarse sobre el animal, pero ya era tarde. El nene fue trasladado a una salita de primeros auxilios del lugar, donde se certificó su fallecimiento. Por la fuerte crisis nerviosa sufrida, los padres debieron ser medicados. El abuelo, consternado, pidió que sacrificaran el perro, que tiene unos cuatro años.
Claudio Gersovitch Lis es médico veterinario y se especializa en comportamiento canino. “Hay que ver qué es lo que sucedió en este caso. Muchas veces, los perros toman a los bebés como presa, no como seres humanos, por ejemplo”, explicó a Página/12. El especialista admitió que las condiciones de aislamiento en las que vivía el perro “podrían” contribuir a una mayor agresividad, pero aclaró que “es muy difícil saberlo: en todos los casos se necesita un diagnóstico para determinar si hay conductas patológicas”. Además, Gersovitch Lis dejó en claro que los ataques “no se producen porque el animal sea un rottweiler, pero las consecuencias sí pueden ser mayores por el tamaño que tienen”.
“Cuando uno decide tener un perro, debe tener en cuenta que lo agresivo es parte de su comportamiento –aconsejó–. Y luego, hay que tomar los recaudos necesarios para minimizar el riesgo de agresión.” En este sentido, agregó: “Hay muchos mitos. El primero, que el perro no muerde la mano que le da de comer. El segundo, que nunca muerde a los chicos”. Más allá de las creencias, las agresiones hacia los humanos “son absolutamente cotidianas, aunque no es frecuente que maten”, observó el especialista. “Hay que ejercer una tenencia responsable –instó Gersovitch Lis–. Es necesario consultar. Hay un gran déficit en el sector público en Argentina, no hay centros que trabajen en diagnóstico de trastorno de comportamiento. Pero dada la cantidad de perros que hay es sumamente importante, porque está en juego la integridad física”, insistió.