SOCIEDAD

La remarcación no existe, pero que la hay, la hay

Los precios aumentan aunque los comerciantes lo niegan. Hubo subas de 30 por ciento en panaderías y del 40 por ciento en algunas pescaderías. En electrodomésticos, todo se remarcó.

 Por Horacio Cecchi

Ayer, los comerciantes porteños adoptaron la errática esquizofrenia de los políticos para negar la realidad: “¿Remarcar? Que voy a remarcar si no se vende nada”. Algunas casas de electrodomésticos negaban la remarcación de productos ya remarcados; otras acusaron a las empresas proveedoras de desabastecer. Muchas panaderías subieron un 30 por ciento el pan (todos saben que la harina es importada del campo) y alguna pescadería aumentó el precio del pescado ya que el mar Argentino es inglés. Los floristas amagan con aumentar los jazmines previendo la importación invernal de rosas colombianas. Varias jugueterías venden un 50 por ciento más caro que en Navidad a un 70 por ciento menos de compradores. Y las agencias de telefonía móvil lloran los clientes perdidos, pero suben sus precios y cobran en dólares.
Las vidrieras del local de CTI Móvil desbordan de los más diversos modelos de celulares, adminículos, cables y planes. Dentro, el vendedor invita con su mirada a recorrer el interior desolado del local. “El uso del celular se facturó siempre en dólares. Ahora les agarra el ataque a todos –relató a Página/12 mientras rogaba por el anonimato–. La gente viene y consulta: ‘¿Se va a pagar en dólares?’. No sé, les contesto yo, porque la empresa no nos informó. Y entonces se van. Tienen miedo de que un plan de 24 pesos por mes pase a 40”. Al local entra una rubia, extranjera ella, que pregunta “¿How much?”, mientras señala un modelo de celular. “Ciento noventa dólares”, responde el vendedor con sus ojos ilusionados. “Ah”, responde casi en castellano la rubia, da media vuelta y se esfuma, pronunciando las ojeras del vendedor. El mismo aparato, hace dos meses estaba a 160. El vendedor explica al cronista: “¿Si cayeron las ventas? En julio vendimos unos 190 equipos. En diciembre, 46.
En los barrios, algunas pescaderías aumentaban los precios del pescado en un casual 40 por ciento, dado el evidente encarecimiento de origen, y las panaderías anunciaban un incremento del 30 por ciento en el pan para absorber el supuesto aumento de la harina. Según Sandra González, de la asociación de defensa del consumidor Adecua, “el supermercado San Cayetano remarcó el azúcar del 0,5 a 0,79 el kilo. Dicen que por los precios del mercado internacional. Es una guarangada”.
En el centro, entretanto, la mayor parte de los comerciantes consultados por este diario optó por negar aumentos. “Nosotros no remarcamos –explicó un vendedor del Mundo del Juguete, sobre Florida–. Para qué si los dueños ya tienen pagada la mercadería para aguantar un año. Si remarcan no venden. La gente compra menos. Un viernes antes de Reyes, lo usual son 500 facturas. Hoy (por ayer) estamos en las 150. En Navidad, la venta promedio fue de 35 pesos. Hoy es de 20.”
Florida, entre Lavalle y Corrientes. “Devaluación musical”, anuncia el cartel. Dentro de la disquería el encargado asume: “Remarcar es un suicidio. Se vende el 50 por ciento desde hace varios meses. Lógico que dependemos de las discográficas y si ellas aumentan vamos a tener que aumentar.” En Tango’s, otra disquería, Marcelo Tomasini asegura que “nosotros vendemos cd en oferta, pero habrá que ver cuando repongamos a cuánto están. Hay que ver cómo sale todo. Si sale mal, sobre Florida van a quedar tres negocios”.
Los electrodomésticos sufrieron una notoria remarcación, en algunos casos superando la barrera del 50 por ciento. “Hace dos días los precios sufrieron una variación de entre 10 y 15 por ciento –reconoció Ernesto Lancelotta, gerente de Ventura–. Son todos productos asiáticos o europeos. Las grandes marcas no están entregando nada”.
“Acetamos dólares a 1,40”. El cartel, manuscrito, aparecía pegado contra la vidriera. El local, en la Galería Vía Florencia, no pertenecía a un arbolito. Su dueño vendía artículos regionales y decidió adoptar la estrategia comercial, adelantándose a la devaluación confirmada pero aún no anunciada. La intención: tentar al turismo con un dólar conveniente.”Igual, el cartel está mal. Le falta la ‘pe’ –arriesgó el encargado– y creo que va con ‘zeta’”. En Corrientes una florista confiesa que “vamos a tener que aumentar”. “¿Por qué?”, pregunta este diario. “Porque las rosas son importadas de Colombia”. A pocos pasos, Daniel, encargado de un local de revelado de fotos, responde al borde del brote psicótico: “¿Si voy a aumentar? No sé. ¿Si la gente va a dejar de venir? No sé. ¿Qué va a anunciar Duhalde? No sé. ¿Si me quedo con el local o lo regalo? No sé. No sé. No sé”.

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En busca de turistas, algunos comerciantes ya tomaban dólares por fuera del 1 a 1.
 
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