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Carlos Carrascosa seguirá en libertad, al menos por unos meses más. Tal como adelantó Página/12 en exclusiva la semana pasada, el juez de garantías Diego Martínez le concedió ese beneficio al viudo teniendo en cuenta el proceso de apelación que existe ante la Cámara de Casación y, eventualmente, ante la Suprema Corte de Justicia bonaerense. El caso está trabado desde hace más de un año por una serie de fallos y apelaciones interminables que, además, impiden que se haga una verdadera investigación sobre el asesinato. El juez de garantías dio ayer un paso inesperado: consideró que el expediente está listo para ser elevado a juicio oral, con Carrascosa imputado por homicidio, y le dio un plazo de 15 días al fiscal y a la defensa de Carrascosa para que expongan sus apoyos u oposiciones a esa elevación a juicio oral.
La situación del viudo se complicó en las últimas semanas a raíz de una resolución adoptada por la Cámara de Apelaciones de San Isidro. Los dos nuevos jueces de ese tribunal, Ernesto García Maañón y Oscar Quintana, sostuvieron que hay elementos que incriminan a Carrascosa y por lo tanto dictaron un nuevo procesamiento en su contra. De inmediato, el fiscal Diego Molina Pico pidió su detención, pero el juez sostuvo ayer que existiendo una apelación a la Cámara de Casación y a la Corte corresponde que el viudo se mantenga en libertad.
El caso García Belsunce está trabado por el enfrentamiento entre las dos pistas que existen.
- El fiscal Molina Pico dice que Carrascosa mató a su mujer y supuestamente lo hizo por dinero proveniente del cartel de Juárez, la organización de narcotraficantes mexicanos. El móvil está lejos de ser probado, al punto de que el juez que investigó el cartel en la Argentina, Rodolfo Canicoba Corral, sostiene que no hay ningún elemento que vincule a los protagonistas del caso García Belsunce con ese cartel. De todas maneras, Molina Pico afirma que el incidente del pituto y la actuación de la familia la noche del crimen lo llevan al convencimiento de que Carrascosa mató a su mujer.
- La familia García Belsunce, en cambio, sostiene que un grupo de vigiladores del country y el vecino Nicolás Pachelo entraron a la casa a robar. María Marta suspendió un partido de tenis que estaba jugando, volvió antes de lo pensado y se encontró a los ladrones dentro de la casa. Luego de una breve pelea, la mataron. Actualmente Pachelo está preso por una cadena asombrosa de robos, incluyendo algunos perpetrados ingresando a casa de sus mejores amigos. Además, Pachelo argumentó que no estaba en el country en el momento del asesinato, pero las pruebas demostraron que mintió.
Pese a que existen estas dos nítidas pistas, el caso no avanza. Molina Pico siempre se negó a investigar la pista Pachelo, y la familia, que toma al fiscal como un enemigo, traba cualquier paso que dé. Hasta hace dos meses, el juez Diego Barroetaveña tenía prácticamente la misma visión de los hechos que los García Belsunce y lo propio ocurría con la Cámara de Apelaciones. Pero ahora cambiaron los jueces de la Cámara, ya votaron contra el viudo y también se produjo el cambio de Diego Martínez por Barroetaveña, quien pese a su actuación en el caso García Belsunce fue ascendido a juez de Cámara en la Capital Federal.
El nuevo magistrado tuvo que encarar una difícil tarea: leer rápidamente las casi 6000 fojas que tiene el expediente. Por de pronto, en su fallo de ayer, exhibió su voluntad de elevar la causa, de una vez por todas, a juicio oral. Por ello le dio el plazo a las partes para que se expidieran. Ya trascendió que la defensa de Carrascosa se opondrá, por cuanto creen que existen elementos para sobreseer al viudo y que no se lo someta a juicio, mientras que las pruebas contra Pachelo –según ellos– son más que abundantes. Sin embargo, una variante que podrían estudiar algunos de los abogados de la familia es que Carrascosa se someta al juicio oral, allí pruebe su inocencia, y a partir de ese punto poner en marcha toda la pesquisa contra los vigiladores y Pachelo.
Con este panorama trabado y difícil, de muchas idas y vueltas, se acerca el 27 de octubre, tercer aniversario del asesinato de María Marta. En lo único en que todos están de acuerdo es que, obviamente, el crimen sigue impune.