SOCIEDAD › EL NIÑO GUARANI INTERNADO EN EL GUTIERREZ NO SERA OPERADO
Para Julián, la cirugía puede esperar
La enfermedad que tiene el corazón de Julián, el chico guaraní internado en el hospital Gutiérrez contra la voluntad de su comunidad aborigen, podría ser curada sin necesidad de que lo operen. El cambio de diagnóstico obedece a mejoras inesperadas en los análisis que le realizan a diario. De todos modos, sus padres quieren regresar con él a El Soberbio, en Misiones, para intentar curarlo con los métodos de la comunidad Pindó Poty, a la que pertenecen. Carlos Cánepa, director del Gutiérrez, desechó esta posibilidad, ya que el tratamiento de Julián “se debería extender por cinco años” con tecnología médica que “en el país, sólo hay en el Garrahan o en el Gutiérrez”, aseguró. Sin embargo, aclaró que si los padres rechazan el tratamiento, no se lo darán. A menos que la Justicia decida lo contrario. Ayer se reunió para tratar el caso el Comité de Bioética del centro asistencial, que no se expidió. Lo hará el martes, cuando se sabrá con más certeza qué necesita el chico para seguir con vida. Allí estará el opyguá Pablito Villalba, de 105 años, guía espiritual supremo de los Mbya guaraní, que viaja especialmente para intervenir en este caso.
Crispín Acuña, de 20 años, su mujer Leonarda, de 17 y su hijo están en el Gutiérrez por receta judicial. Hace dos meses, una asistente social del gobierno provincial vio en Pindó Poty a Julián, visiblemente enfermo. Como las medicinas del opyguá del pueblo no habían funcionado, aceptaron internar al chico en el hospital local. Sólo estuvieron dos días. Como los médicos no sabían qué tenía, se lo llevaron de vuelta a la aldea. Este establecimiento sanitario dio cuenta de la partida a la Justicia, que mandó un patrullero a Pindó Poty para llevar a la familia al hospital de Posadas. Tras un mes de internación, derivaron a Julián al Gutiérrez.
Aquí estuvieron acompañados por su cacique, Alejandro Benítez, que ayer se tomó el micro de regreso a su pueblo. Cuando llegue, contará lo visto al Consejo de Ancianos. El lunes a la mañana la figura más relevante de la comunidad, el centenario Pablito Villalba, abordará el ómnibus. No bien descienda en Retiro, se dirigirá a la última reunión del Comité de Bioética del Gutiérrez. El director de Asuntos Guaraníes de Misiones, Arnulfo Verón, dijo a Página/12 que Villalba “es el máximo guía espiritual del pueblo. Quiere estar, dice que cómo no va a estar, si es el que reza y piensa para que todos estén mejor”. Y contó que “actualmente los ancianos están rezando por Julián. Es lo que llaman el tangará, un ritual que hacen dentro del opy, que es su templo”.
El funcionario explicó que el opyguá es el “señor del templo”. En esta calidad, el cacique Benítez, o Everá, tuvo una revelación antes de que los Acuña viajaran a Buenos Aires. “Dios me mostró que dentro del corazón de Julián había una piedra. Y cuando los Yuruá (blancos) lo operaban para sacársela, moría”, relató el cacique a este diario.
Para Verón, el caso de Julián “es emblemático”. Se da en un momento en que las comunidades indígenas “están en proceso de reconstrucción de autoridades ancestrales. Ellos están decididos a luchar por el respeto a su cosmovisión, sus derechos preexistentes”, reconocidos por el gobierno misionero. En esta provincia, son 74 los pueblos como Pindó Poty, integrados por alrededor de 20 familias que reúnen a 90 personas cada uno.
Ayer, el doctor Cánepa indicó que “evaluamos evitar la operación y seguir un tratamiento. Pero hasta los próximos cinco días no vamos tener seguridad, depende de su evolución. Según los últimos estudios, vemos que sin la cirugía lo podemos compensar y mejorar. Pero todavía no podría decir que no se va a operar”, aclaró. Igualmente, evidenció que para esta posibilidad tienen “la negativa absoluta de sus padres. Por eso no lo podemos intervenir. Es la regla general. Habitualmente, cuando ocurren estas cosas, consideramos que es indispensable hablarlo con la jueza (de Misiones)”, que es quien debería tomar la decisión en última instancia.
Sea como fuere, la familia guaraní se quiere ir. “Acceden a continuar la internación en Posadas, porque consideran que ahí tienen mejores energías espirituales”, dijo Cánepa. Pero “en el mejor de los casos, el niño va a requerir control prolongado de hasta 5 años, con estudios de laboratorio, radiología y biopsias. Va a ser prácticamente dependiente de la tecnología médica” que, según el médico, solo está en el Garrahan y el Gutiérrez.
Informe: Sebastián Ochoa