SOCIEDAD
Veinte detenidos por formar parte de una red de paidofilia internacional
La policía desbarató el capítulo argentino de la red con veintiún allanamientos en Capital, el conurbano, Mar del Plata y Córdoba.
El nudo argentino de una red de paidofilia en Internet tejida desde Noruega fue desbaratado ayer en el marco de un megaoperativo con 21 allanamientos sorpresivos y simultáneos en viviendas particulares de Capital Federal, el conurbano bonaerense, Mar del Plata y Córdoba. La red tiene conexiones en países de Europa y Asia, y la pista argentina fue comunicada a la Justicia de este país por Interpol, que detectó los domicilios de los presuntos paidófilos a través de los códigos de conexión a Internet de sus computadoras personales. Sin embargo, como no quedó determinado si las imágenes halladas eran para publicarse, los veinte detenidos quedaron libres.
La mañana de ayer develó la cara argentina del Operativo ENEA, iniciado por la policía de Oslo, Noruega, en el marco de procedimientos que este año desbarataron a una red de paidófilos en España, Finlandia, Dinamarca y países asiáticos. Personal del Departamento Técnico y Análisis Criminal de la Policía Federal llegó a dos hogares de Mar del Plata, uno de Córdoba, nueve en los barrios porteños de Floresta, Congreso, Recoleta, San Telmo, Montserrat, Chacarita, Núñez, Palermo y Caballito; y nueve en los partidos bonaerenses de Lanús, La Matanza, Esteban Echeverría, Los Polvorines, San Martín y Vicente López.
Fotografías y videofilmaciones de niños abusados sexualmente fueron encontradas en los discos rígidos de las computadoras de la mitad de las casas allanadas. Veinte personas fueron detenidas porque desde sus equipos habrían intercambiado imágenes pornográficas con miembros de la red internacional. Lo hacían “sin ningún sofware especial, subían las imágenes a través de un sistema llamado ‘punto a punto’, es decir, de computadora a computadora”, precisó un técnico policial.
El dispositivo permite que un usuario de cualquier país pueda ingresar a los archivos de otra máquina con códigos compartidos, sin necesidad de un servidor exclusivo. Así de sencillo fue también el modo en que los investigadores llegaron a ellos: el rastreo de los domicilios se hizo a través de los datos de conexión que un usuario envía a la red no bien se conecta a Internet.
Los allanamientos fueron ordenados por la titular del Juzgado en lo Criminal 37, Silvia Ramond. En el de Rosetti 96, del barrio de Chacarita, el titular de Delitos en Tecnología, Carlos Savaro, precisó que “quedó demorada una persona y se secuestró una PC completa con imágenes pornográficas de menores”. Otro de los miembros de los procedimientos confirmó a este diario que “hay elementos sólidos, pero prima facie no se puede inculpar a nadie” porque la tenencia de ese material no está reprimida por la legislación argentina. Por lo tanto, lo que aún debe determinarse es si las fotos se utilizaban para la reproducción y publicación, que es un delito sancionado con prisión de hasta un año –es decir, una pena excarcelable– por el artículo 128 del Código Penal.
En diálogo con Página/12, Sara Torres, especialista en casos de trata de personas y abuso sexual infantil, criticó la falta de tipificación de un delito que condene la posesión de esas imágenes “porque la tenencia es promoción del abuso sexual infantil; con la imagen se legitima ese abuso contra personas en inferioridad de condiciones. Es más –añadió–, está penalizada la prostitución infantil pero no la explotación de parte de los adultos”.
La diferencia entre este operativo y los que se hicieron en abril en varios locutorios es que el de ayer señaló al presunto paidófilo sin que su identidad se disipara entre las decenas de visitantes a un ciber. Fuentes judiciales confiaron que no se pudo determinar el origen de las imágenes, si fueron producidas por los sospechosos u obtenidas por otras vías. También se inquietaron porque como los datos entregados por la policía internacional son de 2004, algunos de los incriminados se “salvaron” por el simple hecho de mudarse dejando abierto el interrogante de si continuarán o no con su actividad. Pero para Sara Torres, las preguntas de fondo son otras: “¿Por qué cada vez hay más consumo de cuerpos jóvenes?, ¿por qué la sociedad admite cada vez más el abuso sexual de personas en inferioridad de condiciones?”
Informe: Adrián Figueroa Díaz.