SOCIEDAD › TORTURAS GRABADAS POR TELEFONO
Golpes al hijo del juez
Alberto Balladini, miembro del Superior Tribunal de Justicia de Río Negro, pudo grabar en su teléfono los gritos de su hijo cuando lo sometían a una golpiza en la comisaría de Cipolletti. Ariel, abogado como su padre, había sido detenido por un incidente que tuvo con patovicas en la puerta del boliche Kímika, ubicado sobre la ruta nacional 22, cerca del puente carretero con Neuquén. En el patrullero llamó con su celular a su padre. La vapuleada conversación se extendió hasta el piso de un calabozo. El médico forense comprobó los golpes y hematomas en la cara, tórax y genitales de Ariel. Sin embargo, el jefe de la seccional se negó a reconocer a sus oficiales golpeadores. Balladini hijo sostuvo que su salud le permitirá radicar hoy “la denuncia correspondiente por privación ilegítima de la libertad, apremios ilegales y lesiones”.
“Cuando entraba al boliche sonó el detector de metales, seguramente por las llaves o el encendedor, y me negué a mostrar el interior de mis bolsillos. Discutía con esa gente cuando apareció un patrullero y uno de los custodios dijo a los policías: ‘A éste llévenselo’”, relató Ariel. Tras escuchar a su hijo, Balladini se presentó en la comisaría cuarta “no como vocal del Superior Tribunal de Justicia, sino como un simple padre que pregunta por su hijo”. Allí le dijeron que no había detenido alguno con ese apellido, pero ante su insistencia le confirmaron que estaba ahí. Para el juez, el episodio “pone al descubierto las falencias graves de la policía y del sistema de justicia”.