SOCIEDAD › EL CHICO GUARANI OPERADO EN EL HOSPITAL GUTIERREZ
Julián, de alta y a su pueblo
“¡Julián! ¡Julián!”, gritaban dos chicos buscándolo en una plaza del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. Julián, a esta altura el guaraní más famoso, se convirtió en catador de hamacas, toboganes y calesitas. Es el chico de tres años al que sus padres se resistían a operar, ya que la cirugía no les daba suficientes garantías. Para quienes vieron sus ojos tristes, era impensable tanta ostentación de vida en quien un mes atrás estaba en los últimos suspiros. Con el corazón libre de molestias, el lunes dejará Buenos Aires para volver a su Misiones natal. Allá lo esperan todos. “Decir Julián en Misiones te abre todas las puertas”, sostiene Mariano Antón, de la Dirección de Asuntos Guaraníes. No exagera: la difusión de su caso logró que a Pindó Poty, su pueblo, llegara la electricidad, por pedido de los médicos que atendieron al chico en Buenos Aires. En este paraje, tanto tiempo marginado de toda atención gubernamental, comenzará la construcción de casas. Y se realiza la perforación para que los 120 habitantes tengan agua potable.
César Silguero es de Clorinda, Formosa. Vino con su hija, de siete años, que necesita una cirugía cardíaca. Con el termo bajo el brazo afloja tensiones. Ve al chico de tres años corretear y no lo puede creer. Conoció su historia por la TV en su provincia. Se extirpa la bombilla de la boca y sentencia: “Verlo así me da mucha fuerza. A mi hija la operan el miércoles que viene”. En el hospital todos lo conocen. En la plaza, se entiende con los demás chicos convalecientes por el idioma del juego. Nadie le comprende sus balbuceos en guaraní.
A mediados de año, la Justicia misionera ordenó la internación del chico. Por la gravedad de su caso lo derivaron al hospital porteño. Sus padres se negaban a que Julián fuera operado, porque no se ofrecían suficientes posibilidades de sobrevida. Su estado empeoró y fue al quirófano el 15 septiembre pasado. Le sacaron dos tumores del corazón. El nene seguirá su internación en el hospital Samic de Oberá, cercano a Pindó Poty, hasta que su pueblo tenga los servicios que él necesita y que a tantas localidades del país también le faltan.
Informe: Sebastián Ochoa.